Pie Derecho

El final de Otárola

“Se debe entrar a una fase dialogante. Con pura represión y autoritarismo no se sostiene un régimen de por si precario y expuesto a los azares de la política congresal”

A cada momento su quehacer. El gobierno de Dina Boluarte acertó cuando cambió al inapropiado expremier Pedro Angulo por el más ducho Alberto Otárola, quien logró darle un perfil más afiatado al gabinete. Pero los nuevos tiempos exigen un cambio de rumbo político.

Hoy, la protesta no amaina en el sur altoandino y reaparece cada cierto tiempo en algunas otras localidades del país. El periodo de excesiva represión ha dejado honda huella y va a ser difícil que ello pueda aliviarse si sigue al frente del Premierato el principal responsable político de lo ocurrido, como es Alberto Otárola.

Desechado el panorama de un adelanto de elecciones, que hubiera contribuido en grado alto a bajar las tensiones y tornar gobernable el resto del mandato de Boluarte, requiere ella ahora dar gestos políticos relevantes que compensen la deserción miope del Congreso. Uno de esos gestos debiera ser el refrescamiento del gabinete Otárola.

Se debe entrar a una fase dialogante. Con pura represión y autoritarismo no se sostiene un régimen de por si precario y expuesto a los azares de la política congresal. Se necesita fortalecer alianzas con los partidos políticos, con las autoridades regionales, con la sociedad civil y de todo ello parece ser enemigo el premier Otárola, quien es el principal mentor del sendero autoritario para resolver la crisis.

Con él en el Premierato va a ser casi imposible que Boluarte logre convocar un nuevo gabinete, más tecnocrático, pero a la vez con peso político suficiente para afrontar los tramos de mandato que le restan (no es improbable que su horizonte de gobernabilidad se vaya hasta el 2026).

Otárola ha concentrado la vocería del régimen, aislando cualquier posibilidad de que el resto de ministros cumpla un papel político, imprescindible en las actuales circunstancias, salvo que se crea que el camino de solución de la crisis pasa por más balas y menos política.

Otárola ha cumplido un papel relevante, pero el mismo ya parece haberse agotado. Es hora de renovar el modus operandi del gobierno, si quiere salir adelante del desafío que supone remontar una altísima desaprobación y una coyuntura de revuelta social que no da visos de amenguar a pesar del tiempo transcurrido.

La del estribo: Viene pronto, por primera vez al Perú, una de las más famosas obras del teatro británico, como es Ha llegado un inspector, de J.B. Priestley, con actores de primera línea como Alberto Isola, Leonardo Torres y Denisse Dibós, bajo la dirección de Roberto Ángeles (a quien habrá que reclamarle el poco tiempo que estuvo en cartelera la genial Egon). Va en el Británico desde el 1 de abril hasta el 4 de junio. Venta en Joinnus.

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Alberto Otárola

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