Pie Derecho

La derecha necia y Dina Boluarte

“Probablemente Dina Boluarte caiga cuando la derecha se dé cuenta de que la mayor permanencia del régimen actual terminará favoreciendo electoralmente a las opciones de izquierda, disruptivas y antiestablishment”

Probablemente Dina Boluarte caiga cuando la derecha se dé cuenta de que la mayor permanencia del régimen actual terminará favoreciendo electoralmente a las opciones de izquierda, disruptivas y antiestablishment que ya prosperan.

Porque, aparentemente, no será la calle la que la saque. Ayer la “segunda toma de Lima” fracasó tan o más estentóreamente que la primera, y la beligerancia de Puno empieza a diluirse, producto del desgaste natural mismo de una protesta de esa radicalidad.

A la derecha lo que le conviene es que se adelanten las elecciones, como la propia Casa Blanca lo ha sugerido. Un régimen que carga con los pasivos de los muertos ocurridos, difícilmente recuperará la legitimidad suficiente que le permita remontar los bajísimos niveles de aprobación que ostenta. Y, encima, su soporte político, el Congreso, arrastra un desprestigio aún mayor.

En términos normales, en efecto, sería una concesión política inadmisible que la protesta social violenta armada por los grupos castillistas, el neosenderismo y la minería ilegal, hagan que se produzca una decisión radical como la mencionada, la de un adelanto de las elecciones.

Pero el régimen de Boluarte es disfuncional desde el inicio y, además, el tema del posible adelanto de las elecciones se viene planteando desde antes, cuando aún estaba Castillo en el poder. De tal forma, que no es una muestra de debilidad institucional que no se pueda tolerar y, más bien, se asoma, como una buena manera de resolver el impasse de gobernabilidad por el que transitamos, a pesar de que la protesta amaine.

Ojalá se pueda ver en esta legislatura y al menos alcancen los votos para lograr que luego un referéndum decida al respecto (66 votos). Si Fuerza Popular sigue empeñada en el intento, y se suman algunas bancadas estratégicas, se podría lograr adelantar el proceso electoral, de repente ya no para el 2023, como hubiese sido deseable, sino para inicios del 2024.

La derecha más necia al respecto, debiera repensar su propia conveniencia. La población identifica hoy como de derecha no solo a la mayoría congresal, a los medios de comunicación o al sector empresarial, también al gobierno de Dina Boluarte. Y con el enorme desprestigio que los actores mencionados cargan, la mayor duración de Boluarte en el poder solo hará que las fuerzas contestatarias de la izquierda, inmerecidamente, cosechen de ello, pasando por agua tibia que hayan sido comparsas vergonzosamente silentes frente a los despropósitos del ineficaz, corrupto y golpista régimen de Pedro Castillo.

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