Aldo Parodi

Servir y la meritocracia

De continuar el “amiguismo “en las instituciones para llenar los cargos públicos, sin respetar los perfiles y los números máximos de personal de confianza, de poco o nada servirá contar con funcionarios capacitados.

La función pública en cualquier país, implica un altísimo grado de responsabilidad y ética de los funcionarios que no solamente manejan enormes presupuestos, sino que deben velar, que sus acciones, financiadas por todos los ciudadanos, tengan un impacto positivo en su bienestar.

Antes de empezar la segunda guerra mundial, Francia se encontraba sumergida en un caos de su administración pública, con altos grados de nepotismo y clientelismo en la selección de personal, y un trabajo desarticulado entre sus ministerios e instituciones que funcionaban como departamentos estancos. Esta es ahora la foto de la realidad del Estado peruano.

Pero Francia entonces, determinó que ese sistema perverso tenía que acabar y desarrollaron la idea de crear una escuela de administración pública que forme a los futuros funcionarios para que postulen, mediante concursos públicos, a las diferentes posiciones que ofrecería el Estado francés. Ante el estallido de la guerra, el inicio de esta escuela se postergó hasta el 9 de octubre de 1945, día que se fundó la Escuela Nacional de Administración (ENA) de Francia por el Gobierno Provisional liderado por el General Charles de Gaulle, hoy transformada en el Instituto de Nacional de Servicio Público.

Ese día marcó un antes y después en la administración pública francesa. Los funcionarios que fueron saliendo de esta escuela comenzaron a ocupar diversos puestos en el estado francés y empezaron a hacer carrera en los diferentes estratos de las diversas instituciones públicas, lo que permitió un funcionamiento profesional de la administración pública y donde un nuevo gobierno solamente puede cambiar a un limitado grupo de funcionarios. De esta manera, la continuidad de las políticas públicas y los planes de estado, prosiguen, aún si entrara un gobierno de una posición política diferente.

En el Perú, cada vez que entra un nuevo Ministro, algo que sucede muy a menudo contrario a lo que pasa en Francia donde los Ministros, en general, acompañan al Presidente en todo o gran parte de su mandato, se cambia no solamente a los Vice-Ministros y Jefe de asesores (lo cual es perfectamente entendible) sino también al Secretario General, Directores Generales y Directores.

Y esto sucede a pesar que desde el 2016, se publicó el Decreto Supremo D.S. Nº 084-2016-PCM, donde se especifica que cada institución pública no puede tener a más del 5% y en ningún caso más de 50 funcionarios como personal de confianza, que, en la realidad, pocas veces se cumple. Este D.S. reglamenta la ley de del servicio civil, Ley # 30057 del 4 de julio del 2013, en cuyo artículo 77 ya incluía esos límites.

Estos cambios constantes de funcionarios son tremendamente perjudiciales para el país, porque no solamente se pierde continuidad en la implementación de las políticas públicas, sino que muchas veces, los nuevos funcionarios no tienen las capacidades para ejercer el cargo encomendado.

En el Perú se creó noviembre de 2008 y cito “La Autoridad Nacional del Servicio Civil – SERVIR es una entidad pública adscrita a la Presidencia del Consejo de ministros que tiene como finalidad la gestión de las personas al servicio del Estado “. Esta buena iniciativa es el principio para tener una administración pública profesional y ordenada, que conozca al estado por dentro y pueda trabajar transversalmente con las diversas instituciones públicas.

Sin embargo, las instituciones públicas, en muchos casos, se resisten a integrarse a SERVIR, manteniendo altos porcentajes de “personal de confianza “ por arriba del límite permitido para así contratar por clientelismo sin importar el daño que se le cause a la institución y al país.

Es imprescindible lograr un acuerdo político para que, mediante ley, no se pueda remover por temas de confianza a las personas que ejercen cargos como Secretaría General, Direcciones General e incluso Direcciones. Estos puestos deben ser asignados vía concurso público supervisado por SERVIR para asegurar que los candidatos cumplan con el perfil de cada puesto.

SERVIR funciona como un gran departamento de gestión de recursos humanos, y hace algunos años se creó la Escuela Nacional de Administración Pública ENAP – www.enap.edu.pe ), órgano de línea de SERVIR cuya misión es capacitar y formar a los funcionarios públicos.

Sin embargo, la ENAP se limita a cursos que van desde la ética profesional a temas operativos como abastecimiento o presupuestos, sin duda importantes, sobre todo el primero, pero pienso que se debe potenciar la ENAP a ser realmente una Universidad que forme desde la base a los futuros funcionarios públicos y que desarrolle especializaciones a través de Maestrías destinadas a las personas que aspiren a ocupar altos cargos en el Estado.

Este potenciamiento de la ENAP se puede hacer con la ayuda de la academia (pública y privada, con la cual ya existen algunos convenios) ya que muchas universidades han desarrollado programas orientados a la gestión pública que pueden servir como base a la estructuración de las carreras que ofrecería la nueva ENAP. Este proceso ya lo vivió Francia con la ENA (hoy INSP), y si bien ha habido acercamientos, sería realmente provechoso que se hiciera un plan de cooperación con la ayudad del INSP francés u otro similar, para que a través de la educación superior se forme a los futuros funcionarios públicos.

El tipo de formación, que debe ir desde la básica a la especializada, orientará tanto al funcionario como a SERVIR, a relacionar los cargos del Estado al perfil del funcionario. Esto incrementará la base de datos de SERVIR para ejercer función pública en las áreas que se hayan formado y reducirá el número de personal de confianza en las instituciones públicas. Será tarea de SERVIR en conjunto con cada institución pública, de hacer evaluaciones anuales de los funcionarios y establecer actualizaciones en su formación para asegurar la continuidad en la calidad del servicio civil.

Sin embargo, de continuar el “amiguismo “en las instituciones para llenar los cargos públicos, sin respetar los perfiles y los números máximos de personal de confianza, de poco o nada servirá contar con funcionarios capacitados por SERVIR y la ENAP, que están listos para trabajar, pero no hay demanda para ellos.

Apelo nuevamente a un acuerdo político y ciudadano para potenciar SERVIR, dejar el “amiguismo “y desarrollar la verdadera MERITOCRACIA, de la que tanto se habla, y poco se hace.

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