Hernando de Soto, en diálogo con Sudaca, señaló que “no aprobaba la idea de atacarlos y mandarlos al carajo” que han tenido los congresistas de Avanza País con sus adversarios. El economista se refirió a sus polémicas conversaciones son senadores estadounidenses y dio detalles sobre su nueva aventura política con el partido Progresemos.
En 2021 afrontó su primera incursión como candidato presidencial, ¿qué evaluación pudo hacer tras esta experiencia?
En primer lugar, no sólo es importante hacer una buena campaña y larga, cosa que no pude hacer ya que solamente tuve siete semanas de campaña, sino tener un buen equipo que está presente en mesas. Nosotros no lo teníamos y, cuando vino el momento del conteo de votos, no había gente. Salimos segundos, pero nos bajaron. Mi primera experiencia es que no solamente hay que tener un buen programa de gobierno y candidatos sino que también es importante tener un aparato de campaña que esté en mesa para el recuento de votos.
¿Quiénes fueron los encargados de bajarlo de ese segundo lugar?
Cualquiera de mis contrincantes. Nosotros sabemos que Keiko Fujimori observó casi todas las mesas en las que estábamos. Pero también estaban los otros partidos. Es una vieja práctica, en cualquier país, el tratar de anular los votos de los otros donde uno no ha ganado.
¿Qué le faltó para convencer a un mayor porcentaje del electorado?
Tomando en cuenta el poco tiempo que tuvimos, creo que cubrimos bastante bien el panorama. No era tanto lo que se decía, porque creo que los argumentos siguen vigentes, sino el hecho que no tuve tiempo de ir a todos los lugares que debía visitar y que el partido no se inscribió en cinco regiones. Esas fueron las mayores faltas. El programa y lo que se dijo estaba claro, pero hemos participado con 20% menos de presencia en el Perú que otros partidos.
¿Por qué no continuó con Avanza País?
No se cumplió con el acuerdo que consistía en que nosotros poníamos todos los candidatos preferenciales y que yo iba a dar una lista con quinientos candidatos que consideraba eran los mejores. Dijeron que las computadoras no habían funcionado y no fueron registrados. Además, había cinco regiones en las que no nos inscribieron por una falla en la campaña. Fue eso y que cuando habían llegado algunos miembros al Congreso dejaron de cumplir con un segundo acuerdo que firmamos, según el cual se creaba una comisión política para que los candidatos que habían llegado al Congreso sean gobernados acorde a los lineamientos acordados anteriormente con los que manejaban Avanza País. No honraron los contratos y yo no era responsable por todo lo que decía el partido ni tampoco tenía una maquinaria que me permitiese gobernar con disciplina en el Congreso.
¿No se siente representado por los congresistas de la bancada de Avanza País?
Definitivamente no. Lo dije claramente hace dos años cuando renuncié. Había nombrado a José Williams como mi representante para liderar la bancada, pero él decidió ir por otro rumbo y ya no había un sentido de identificación con ellos. Entre el partido por un lado con sus deficiencias y el del general Williams que, evidentemente, cambió de parecer en su pertenencia a Avanza País, yo ya no tenía un papel que jugar ahí.
¿Qué opinión tenía de Patricia Chirinos, que ha resultado ser una de las congresistas más controversiales, cuando compartieron partido?
Patricia Chirinos no entró como mi candidata. No se olvide que nosotros éramos dos partes: los que manejaban el partido administrativamente y el grupo que representaba yo y había formado con Miguel Vega. Ella fue candidata de Pedro Cenas y su partido.
¿Se sentía cómodo con su forma de hacer política?
Nunca tuve la posibilidad de trabajar con ella. Entonces, no hubo un momento para poder decir que yo me sentí cómodo o no. Ni llegué al comienzo de un periodo con Patricia Chirinos. Había un respeto mutuo, pero su posición no fue la de ver cómo capturar o convencer a quien había elegido la mayoría de peruanos que las cosas hay que manejarlas de otra manera de lo que le están diciendo los que lo rodean. El ataque frontal que hizo ella, como otros miembros de Avanza País unidos con Renovación Popular, no me pareció el adecuado. Lo único que hacían con eso era empujarlo a extremos que de repente no eran necesarios. Yo no aprobaba la idea de atacarlos y mandarlos al carajo.
Al haber sido el candidato presidencial y la imagen principal del partido, ¿se siente responsable por el desempeño de la bancada de Avanza País?
Sí, por supuesto. No puedo negar que lo hubiese podido hacer mejor. No pude hacerlo porque me vetaron a trescientos candidatos. Con los que quedaban he podido hacer una mejor labor en el sentido de firmar ciertos compromisos y poner ciertos frenos a la posibilidad que se desviaran de la razón por la que fueron escogidos. De los que yo nombre como candidatos sólo entró una persona, quien es Diana Gonzales. A los otros yo no los escogí.
¿Era posible convencer a Pedro Castillo de realizar un gobierno distinto al que tuvo?
No tengo la menor idea, pero era algo que había que ensayar. Pude tener una visita suya de media hora cuando estaba en Máncora y no hubo manera de averiguar si era posible hacer esa vuelta. Antes de eso le escribo una carta abierta diciéndole que tenga cuidado con seguir las direcciones del señor Cerrón y, luego que me reuní con él, saqué un comunicado en el que le dije que no le daba mi apoyo. En ningún momento lo apoyé, a diferencia de otros candidatos como López Aliaga, quien sale, justo después de la primera vuelta, y dice que lo respalda y que lo apoyaría en segunda vuelta por ser próvida y profamilia. Yo estaba opuesto al candidato Castillo, pero estaba dispuesto a conversar para ver si le cambiaba la manera de gobernar.
En una entrevista de 2021 dijo que había conversado con los senadores estadounidenses Ted Cruz y Bob Meléndez para que sea Estados Unidos quien determine si Perú tenía un gobierno legítimo, ¿diría que fue un error promover esto que incluso fue rechazado por la embajada norteamericana en nuestro país?
En este momento hay un movimiento en América Latina y el mundo para saber si el señor Maduro debería gobernar o no. Es bastante sencillo cuando se trata de la soberanía y legitimidad de un país, esta siempre es determinada por otros países. Se veía que Castillo estaba yendo contra una serie de normas que el país había suscrito y no las estaba cumpliendo. Lo que yo decía es que, al margen de lo que se puede hacer en el Perú, había que ver qué piensan los países que han contratado con nosotros. Quería mover opinión pública porque muchas de las clausulas básicas que permiten que el Perú pueda recibir más fondos provienen de tratados internacionales. Efectivamente, me llamó la embajadora porque habían salido noticias diciendo que se estaban preparando marines para venir. Pero el hecho que uno moviliza la opinión pública internacional para lograr un objetivo nacional es universal. Hasta el Papa y el Dalai Lama lo hacen.
¿La situación de Perú era comparable con la de Venezuela?
No es la misma cosa. Yo hablo de las cosas que a mí me preocupaban. No hablaba del proceso electoral sino de los derechos de los peruanos que resultan de tratados internacionales. Cuando el Perú no honra ciertos acuerdos internacionales se le corta toda la ayuda. Eso ocurrió en 1992, hace el golpe el presidente Fujimori y le cortaron todas las fuentes financieras. Quien las reabrió fui yo y moví a los Estados Unidos y la comunidad internacional para que levanten las sanciones a Perú. Esto ocurre todos los días.
¿Cuáles eran los tratados que incumplía Pedro Castillo y que justificaban a esta interferencia?
No era interferencia sino sanción. Eran doce tratados. Por ejemplo, el tratado sobre la socialización de la globalización. Eran tratados no vinculantes pero recogidos por trece convenios internacionales y todos los tratados bilaterales de inversión, libre comercio, regionales y sectoriales que había firmado el país. Eso estaban violando y fui a verlo. Si en la prensa no están enterados de esos tratados es porque no están informados, pero yo no estoy desinformado.
¿Entonces por qué no se dieron las sanciones?
Porque yo tengo influencia, pero no mayor influencia.
¿Qué lo sedujo del partido Progresemos?
Mis equipos conversaron con aproximadamente nueve partidos políticos de los nuevos, porque no queríamos entrar con los que estaban en el Congreso, y el partido de Paul Jaimes fue uno los que más sintonizaban con nosotros. Hicimos un acuerdo muy sólido y en base a ello creo que es la mejor opción.
¿En qué aspectos lograron sintonizar?
La mayor parte de estos partidos no tienen la cobertura ideológica que tenemos nosotros. Tenemos ideas sobre narcotráfico, minería, agricultura, relaciones internacionales y todo ese tipo de cosas. Entonces nuestro programa es bastante amplio, pero no vimos nada en el animalismo y humanismo de Paul Jaimes que fuese contradictorio a lo nuestro. Nosotros llenamos más volumen. No era tanto que suscribíamos al otro partido sino que más bien ellos suscribían lo que nosotros habíamos predicado. No hubo ningún roce posible.
¿En Progresemos va a tener mayor injerencia en la elección de candidatos al Congreso?
Tenemos unos objetivos muy claros con relación a los congresistas que nos tocarían a nosotros. Estaríamos poniendo la mayoría de candidatos. Pero queremos ser socios leales y por supuesto Paul Jaimes va a estar muy presente en todas nuestras acciones.
Ha hablado de la posibilidad de formar una alianza con otros partidos, ¿por qué considera necesario integrar una alianza?
Porque en el contexto de un partido, que es lo que aprendimos con Avanza País, uno puede firmar todos los acuerdos que quiera, pero si el partido no honra su palabra entonces es muy difícil hacérsela cumplir por ley. Mientras que, si uno forma una alianza, esta tiene su propia constitución y un compromiso que sí es fácil hacer cumplir por ley. Por eso se necesitan dos o tres partidos. Como estos partidos no tienen trayectoria, el hecho de poder formar alianzas nos va a permitir identificarnos en manera de vida y no necesariamente con el parecer de un solo socio. Por otro lado, es obvio que hay demasiados partidos y se necesitan alianzas. Hay lugares en el mundo, como Estados Unidos e Inglaterra en los que hay dos partidos, pero esos partidos son alianzas.
Sus seguidores lo consideran una persona a la vanguardia de temas económicos, ¿también se considera a la vanguardia así en temas progresistas como el matrimonio igualitario y el derecho al aborto?
Son problemas que son muy divisivos. A la gente no le gustan compromisos de derecho a la vida y derecho a la mujer. No creo que un jefe de estado deba manifestar sus preferencias. Lo que hay que hacer es la participación democrática para ver qué están dispuestos a aceptar los peruanos y no lo que quiero yo. En ese sentido, soy próvida, pero soy una persona que no va a tomar esa decisión solo.
¿Eso significaría que aplicaría un referéndum sobre el aborto?
No necesariamente. Hay mil maneras de hacer la consulta popular y el debate. Este es un debate que es universal y no hay consensos. Entonces se comienzan a crear por partes y se trata de llegar a la mejor decisión posible. Yo soy próvida, pero no quiero imponer nada porque creo profundamente en que cuando están participando millones en cualquier proceso no hay manera de tener una sola verdad.
¿Considera lo mismo para el matrimonio igualitario?
Creo que ya tenemos la unión civil que parece estar funcionando en varios países del mundo. Se hace lo que la sociedad puede tolerar. Ha habido muchos progresos. Por ejemplo, se acaba de casar Carlos Bruce, parece muy feliz, todo el mundo está publicando su foto con su esposo y se está tolerando esto como no pasaba anteriormente. Pero es porque se va discutiendo y, progresivamente, comenzamos a ver qué funciona y qué no.
¿No es injusto que, como en el ejemplo que menciona de Carlos Bruce, una persona homosexual tenga que irse a otro país para poder casarse?
Lo ideal sería poder hacerlo en su propio país. Pero si uno tiene un país como el nuestro, que ha votado cuarenta mil normas y es imposible implementarlas, hay una serie de cosas que se tienen que hacer afuera. Un informal es reconocido como productor de minerales en Estados Unidos y Europa, pero no en el Perú. El problema no es si el Perú estaría de acuerdo o no sino con un Estado que no puede operar y no tiene como averiguar qué es lo correcto. Razón por la cual somos un grupo muy pequeño que trata de ponerse de acuerdo sobre si tiene el señor Bruce derecho a casarse. Pero, evidentemente, entre intelectuales no nos vamos a entender y por eso existe la democracia. Cuando uno se da cuenta que la corriente mayoritaria está a favor de una actitud más amable, por ejemplo, con la homosexualidad, ya lo que digamos nosotros importa muchísimo menos.
En 2021 fue cuestionado por decir que el conductor de televisión Andrés Hurtado era su asesor y parte importante de su campaña, ¿será parte de su campaña para 2026?
Lo que ocurre es que él nos dio mucho apoyo en su programa de televisión. Él se ocupa mucho de la gente pobre. Me llamó y me dio una serie de datos útiles para comunicarme con una parte de la población y su manera de comprender las cosas con la que yo no estoy familiarizado. Fue muy útil para mí. Cuando dije que era un asesor, no era la mejor palabra. Era un punto de referencia. Cuando viene un conductor de televisión me resulta muy útil recibir su opinión. Él no era parte de la estructura de mi gobierno ni iba a ser congresista. Era una persona que me permitía identificar comportamientos. Yo converso con todo el mundo y uno de ellos es Chibolín.
¿De qué forma le ayudaba a comunicarse con la población?
Me daba datos que eran importantes. Me decía cómo tenía que presentarme en público. Por ejemplo, acabo de estar en puno y se me ha dicho que cuando viene la señora y me pide bailar la agarre con la mano derecha y diga esto, que no diga tal palabra y no hable de la marcha de Puno a Lima porque es mal visto. Es de la misma manera que cuando se solicita una visa para Estados Unidos y le dicen que se ponga un terno y una corbata. Uno necesita buenos consejos.
La educación y la salud son derechos garantizados por la constitución vigente que, sin embargo, muestran notables falencias al momento de ser accesibles para la mayoría de peruanos, ¿cómo cambiar esto?
La primera cosa es tener un gobierno que administra bien los recursos. Durante el gobierno de Toledo se descentralizó y tenía sentido. Pero cuando Toledo comenzó dijo que lo haría en base a tres pilares. No solamente iba a descentralizar el presupuesto sino que iba a fiscalizar a las regiones para asegurarse que la corrupción que había en Lima no se reproduzca en otras regiones. Además, iba a formar en escuelas a los gobernantes regionales. Es lo mismo que pasó en China, donde contrataron servicios de extensión de los países desarrollados para formar y fiscalizar al margen de descentralizar. Pero lo que ocurrió en tiempos de Toledo es que se quedaron en la primera parte sin formar ni fiscalizar. Nosotros vamos a llevar a cabo esas partes que faltaron.
Hay una corriente política que señala al Estado como el enemigo del ciudadano de a pie, ¿comparte esta visión sobre el rol del Estado?
No soy un anarquista. Creo que la voluntad popular hay que gobernarla. Alguien tiene que administrar el contrato social que nace de un proceso político y eso es el Estado en todas partes del mundo. No conozco un país que no tenga Estado. Lo que ocurre es que hay posiciones libertarias que quieren limitar su acción. Lo que a nadie le gusta es un mal Estado.