Juan Carlos Tafur

A Diego

Se ha ido Maradona, un futbolista superdotado, habilidoso y estratega (ambas virtudes suelen abundar, pero raras veces juntas), pero, sobre todo, un tipo al que las eventuales miserias de la vida que le tocó en suerte no manchan.

“Se esté de acuerdo o no con su estilo, nos caiga simpático o no, es rescatable de Maradona su personalidad individual. Se negó a los dictados de la FIFA cuando los consideró abusivos, siempre defendió sus derechos personales por encima, inclusive, de los ¨sacrosantos¨ templos de la opinión pública. No le importó pelearse con los periodistas -aquellos a los cuales los políticos perdonan todo- cuando sentía que lo querían someter a sus intereses. Sabía que se exponía al descrédito, pero no le interesó. Maradona no quería ser nuestro ni de nadie. Él quiere discrepar, no desea ser prisionero de la imagen que todos queremos adosarle, se niega a aceptar el corsé de la fama. Reacciona y muchas veces reacciona mal, pero es explicable. Él quiere ser dueño de sus actos y también, por supuesto, de sus desatinos (…) Es ese Maradona el que vale más”.

Esto lo escribí el 16 de julio de 1994 en la página de Opinión del diario Expreso, pocos días después de que Maradona fuera sancionado por la FIFA por haber arrojado positivo en el examen antidoping en pleno Mundial de Estados Unidos.

Lo reafirmo ahora, 26 años después. A mí el Maradona futbolista me pareció un genio y aseguró mi devoción, pero también y quizás más el Maradona persona, que debió lidiar con las profundas heridas y cicatrices que dejan la extrema carencia en cualquier ser humano y que de pronto es transportado a la riqueza y a la fama agobiante, y que a pesar de ello fue capaz de formarse criterio propio y sensibilidad política, sin que importe un rábano si sus ideas puntuales eran las acertadas o no.

Lo especial era ver a un futbolista capaz de manifestarse cuando muchos otros callaban y callan frente a las monstruosidades de este mundo (la pobreza extrema, la violencia, la marginación, etc.) y que vivió su propio infierno, del que no pudo librarse nunca a pesar de sus reiterados esfuerzos por lograrlo. A ese Maradona completo, mi homenaje hoy que ha decidido partir.

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Diego Maradona, Fútbol

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