Pie Derecho

El Perú no puede ser rehén de la violencia

“El Perú no puede ser rehén de los grupos violentistas, que, fracasadas sus intenciones políticas, ahora solo buscan crear el mayor daño posible, a sabiendas de que el gobierno se siente atado de manos por una mala gestión represiva de la protesta del año pasado”

El gobierno parece haberse ido de un extremo a otro en materia de acciones policiales para controlar las turbas violentistas que asolan el país. Traumatizado políticamente por las muertes de la asonada anterior, al parecer, esta vez la orden es no hacer nada y dejar que la protesta decaiga sola, sin percatarse que no está frente a una movilización social espontánea sino ante una agitada y sostenida por grupos delincuenciales con recursos económicos.

Los bloqueos de carreteras deben ser levantados en el término de la distancia y sus autores detenidos y sancionados penalmente, como corresponde. Es un delito que causa enormes daños a la población, la principal afectada de semejante despropósito (en Ica están a punto de que los camiones de recojo de basura no puedan seguir operando porque no llega el combustible a la región por culpa de los bloqueos).

Y en regiones como Puno, la policía es atacada inclusive con armas de fuego, pero no actúa en legítima defensa propia porque la orden es solo contener en la medida que se pueda sin hacer uso de sus armas legales (si un policía es atacado con armas letales, está legalmente autorizado para responder en los mismos términos).

Es una protesta de pequeños grupos organizados. No han salido, como aspiraba la izquierda, millones a las calles a sumarse a la plataforma política esbozada (renuncia de Dina Boluarte, liberación de Pedro Castillo, cierre del Congreso, más pronto adelanto de las elecciones y Asamblea Constituyente) y, en esa medida, el objetivo estratégico nació muerto y no tendrá consecuencias políticas, pero, con mayor razón, ello le debería otorgar legitimidad suficiente a Dina Boluarte para actuar con mayor energía para controlar los desmanes que ocurren en algunas zonas del país, curiosamente coincidentes con aquellos donde operan las mafias del narcotráfico y la minería ilegal, dos sectores favorecidos y hasta protegidos por el gobierno de Castillo a cambio, sin duda, de jugosas compensaciones.

El Perú no puede ser rehén de los grupos violentistas, que, fracasadas sus intenciones políticas, ahora solo buscan crear el mayor daño posible, a sabiendas de que el gobierno se siente atado de manos por una mala gestión represiva de la protesta del año pasado (donde hubo excesos que no deberían repetirse). Ello debe cambiar. Dina Boluarte debe demostrar que lleva las riendas del gobierno.

-La del estribo: gran película Close, dirigida por Lukas Dhont. Emotiva, íntima y desgarradora muestra del tránsito de la infancia a la adolescencia de dos amigos, donde la tragedia no está ausente. Ganadora del Gran Premio del Festival de Cannes, la puede encontrar con su distribuidor conocido.

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