Sendos proyectos en el Legislativo apuntan en la línea de flotación de la libertad de prensa en el Perú. Y, como nunca antes, han merecido el voto mayoritario en comisiones (colegiatura obligatoria, cuotas de contenido, incremento de penas para la difamación y calumnia, etc.).
La libertad de prensa es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática. En momentos de crisis, su importancia se vuelve aún más evidente, ya que es a través de los medios de comunicación que la población puede informarse de manera veraz y objetiva sobre la situación que se vive y las decisiones que se están tomando para enfrentarla.
En tiempos de crisis, la libertad de prensa se convierte en una herramienta indispensable para combatir la desinformación y las noticias falsas que pueden generar pánico y confusión en la población. Por supuesto, los medios de comunicación deben actuar con responsabilidad y ética, verificando la información antes de difundirla y evitando caer en sensacionalismos que puedan distorsionar la realidad.
La libertad de prensa también es fundamental para el ejercicio de la crítica y el análisis riguroso de las decisiones que toman los gobiernos en momentos de crisis. La prensa libre y pluralista puede actuar como un contrapoder que vigila y denuncia los abusos de autoridad y las decisiones equivocadas que puedan afectar a la población. Además, la prensa puede ser una fuente importante de ideas y propuestas para enfrentar la crisis de manera eficaz y justa.
Todas las encuestas señalan un profundo desprestigio de la prensa. No es soslayable. La distorsión de la información por razones políticas o bailar con el sonsonete de la publicidad estatal, han desacreditado a la gran prensa y ha habido muertos y heridos sin distinción, pero aún así, en estos momentos de incertidumbre política, se necesita de medios independientes más que nunca.
Será tarea y responsabilidad de la propia prensa reajustar sus prácticas y recuperar poco a poco su prestigio, pero ello no es motivo para que desde el Congreso, institución democrática por excelencia, se perpetren úkases contra ella, con la anuencia feliz de un sector radical que goza afectando a la prensa a la que acusa del descalabro de Castillo. Lamentablemente, por otras razones, pueriles muchas de ellas, se han sumado al despropósito bancadas que debieran ser más responsables, como las del centro y la derecha. Se espera, por el bien de las libertades, enmienda en el despropósito.
–La del estribo: promete la obra teatral La verdad, del reconocido dramaturgo Florian Zeller, el mismo de El Padre y El hijo, dos obras extraordinarias escenificadas en nuestro país. Cuenta con un elenco solvente: Sergio Galliani, Magdyel Ugáz, Gonzalo Torres y Milena Vásquez. Va hasta el 18 de junio en el Teatro Marsano.