Por principio, la oposición debe insistir en este propósito, aunque la derecha, en lugar de hacer de ello una causa política central, se ha dedicado en los últimos tiempos a votar al unísono con Perú Libre, al extremo de que ahora hay coqueteos para que Fuerza Popular y la izquierda vayan de la manito a la Mesa Directiva.
La oposición de derecha y de centro del Congreso no parecen tomarse en serio la urgencia de que Castillo salga de Palacio y ponerle así fin a la destrucción estatal que su gobierno está perpetrando y que de continuar hasta el 2026 dejará un Estado en escombros, generando a su vez, un ánimo ciudadano propicio para aventureros radicales, antes que para propuestas moderadas o sensatas. Mientras más tiempo pase Castillo en Palacio, menos chances electorales tendrán en el futuro el centro o la derecha.