Mi primo, dios y la libertad

“Así es, primero lo pensamos, luego lo teorizamos y ahora, como nuestra inteligencia rebasa nuestra sabiduría, lo estamos creando. Una tecnología que nos supera y tal vez nos ponga en nuestro lugartt. Perdamos el título de superiores”

—¿Crees en Dios? – relajado, como quien pregunta qué tal. Mi primo menor con bigote esperaba la respuesta. Parecía que se comía los cigarros. No lo veía hace mucho.

—Pregunta rara, mmm no lo sé, diría que soy ateo, pero a qué te refieres- me rio.

Ojos entrecerrados, me hacía el dormido. Se escuchaban los cortos pasos de mi pequeña abuela. Ahora me toca a mí, pensaba. En nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Sus suaves y heladas manos persignaban mi frente rozándola.  Sentía protección y el calor óptimo para dormir como sobre una nube. Lo imaginaba como una persona gigante y demasiado poderosa, y sobre todo, me cuidaba. Los sueños y deseos determinan nuestra realidad, era fácil sentirme predilecto. Fueron pocas esas noches que nos pasábamos a su casa para pasar la noche. En todas se repitió el rito.

—Supongo que es lo perfecto y, por lo tanto, inalcanzable, no vale la pena ni pensarlo. ¿No crees? —cruzó las piernas mientras me prendo mi primer cigarro. Mi billetera, al frente, guarda una estampa de San Expedito, para la buena suerte. Me lo regalómi abuela, y ahí la guardo. El ateo con santería. Las cosas fueron cambiando con el tiempo, pero diría que mi casa es atea, por lo menos agnóstica, sin embargo, tiene una patrona y es la Virgen de Guadalupe.

—¿Crees que está adentro de todos nosotros? —entusiasmado como reciente estudiante de filosofíaque es.

Aquellos días de CEPREPUCP, donde estudia él, fue bastante gracioso, no sabía si contarle mi secreto. Era demasiado irresponsable en esa época. No sécómo mis padres no me cachetearon. Las primeras semanas me senté atrás, no conversé con nadie y me leí todo El señor de los anillos. Cuando lo terminé, también acabó mi interés para entrar a esas aulas tétricas, con asientos incomodos.

—Sí, es todo, el universo, yo, tú y también la nada, está en todos y a la vez no— recordando la frase de una serie, le contestaba.

Cuando entraba a ese preuniversitario, no pasaban 5 minutos para salir por la puerta que conectaba a la universidad. Me iba donde mi hermano que estaba en la facultad de arte o iba donde algún otro amigo del colegio. Eran momentos en el que me reía de quienes buscaban propósito. Casi se lo digo para romper el tema de dios. Pero mi tío me mata. Nunca terminé en esa universidad, y creo que está bien dejar cosas sin acabar; de vez en cuando.

— Ya cálmate, ja, ja, ja, no te obsesiones ni con dios, ni con la justicia, ni con la verdad —ya había acumulado unas cuantas Coca Colas— Sé libre nomás, no se puede por completo, el límite está en el espacio del otro.

—Yo creo que la libertad está sobrevalorada, solo se puede ser libre si todos llegamos a un consenso y tenemos el mismo ideal de justicia— detrás de su rostro adulto podía notar una infantilidad curiosa, aún tiene 19, inteligente, mantiene esperanzas que yo ya perdí.

—Sería hermoso, pero creo que es imposible, nadie comparte el mismo ideal sobre un mismo concepto —lo decía queriendo estar convencido de lo contrario. Pero en realidad no creo que la justicia exista

—Ahora joven, dígame sus pecados — qué situación más horrible, estaba hablando contra una madera y quién sabe estaba detrás. Mientras pensaba —me peleo con mi hermano, le he mentido a mis padres y digo lisuras como mierda— se me escapó, los dos nos comenzamos a reír. Solo me mandó un Padre Nuestro y un Ave María, por honesto.  Me acerqué al gigantesco cuerpo crucificado, me agaché, cerré los ojos, junté las manos y comencé a pensar en quéjuego de Playstation jugar después. Nunca me aprendí los rezos. Poco a poco fui dejando de creer, inicialmente por imitación a mi padre y luego lo fui racionalizando. Pasá a ser un niño ateo que era problemático con los profesores de religión. —Pero profesora, el vaticano es corrupto— cómo sabes me respondió —me lo dijo mi padre —. Me mandaron a la dirección. Era lindo ser rebelde sin causa. Fue en esa época que remplacé la figura de dios por la de libertad, y dediqué mi devoción a ella.  Después de todo es igual de inalcanzable que todo lo que signifique lo divino.

Francisco Tafur—¿No lo crees posible verdad? — mi primo,mirándome de reojo.

—La verdad que no, en una revolución hay millones de causas, la forma de ver la justicia es infinita, por eso son ideales. Si te basas en que todos llegaremos al mismo concepto, definitivamente me parece imposible. Pero me gusta, qué aburrido sería que todos sigamos al pie de la letra los derechos humanos, lo más cercano a unanimidad sobre eltema; el progreso consiste en romperlos. Pero tienes razón, sería un mundo más pacifico. La diferencia es que yo no creo que todos seamos buenos por naturaleza, todos tenemos algo malo y algo bueno, ahí está el infinito potencial humano —la conversación ya me había capturado. Es difícil pensar lo que no quieres creer.

Regresaba de Londres, y ya había desarrollado cierto desprecio por los sacerdotes, curas o monjas. Una vez nos vimos estancados por una procesión y un amigo un poco loco salió por la ventana a gritar:¡Satanás! ¡Satanás! A manera de juego, pero se pasó de la raya. Igual me maté de risa. Mientras cruzaba la parte de seguridad se me cayó el pasaporte sin darme cuenta. Una mano me coje el hombro: toma. Era un señor vestido de sacerdote. Todo el vuelo pensé en eso. Un cura me salvó el pellejo. Yo los ponía en calidad de políticos, como personas en las que no puedes depositar confianza. Lo sigo pensando, pero fue un golpe a mi norma. No pondría a mis hijos, que no tengo, en manos de ninguno de ellos. Pero es verdad que no todos son unos desadaptados. Es una profesión complicada.

—En fin, no crees qué ya lo estamos creando, a dios—sonrío.

—¿A qué te refieres? Eso no tiene sentido.

Intercambiamos noticias sobre la inteligencia artificial, algún día seremos dirigidos por este ente aun desconocido, la justicia y moral será determinada por eso. La libertad acabará con aplausos de progreso.

—Así es, primero lo pensamos, luego lo teorizamos y ahora, como nuestra inteligencia rebasa nuestra sabiduría, lo estamos creando. Una tecnología que nos supera y tal vez nos ponga en nuestro lugar. Perdamos el título de superiores — mientras lo digorecuerdo matrix y Asimov.

—Felizmente nos dedicamos a pensar, ja, ja, ja.

Mas artículos del autor:

"De noche. Una plaza sevillana"
"De paso por Madrid"
"Un pequeño descanso"
x