Juan Carlos Tafur

¡A cuidar al delincuente!

“Si las informaciones que el delincuente Villaverde -nunca hay que olvidar lo que es- aporta, generan una crisis política mayúscula y la posterior vacancia presidencial, pues en buena hora”

El gobierno, en boca del propio presidente, del Premier y especialmente del ministro del Interior (que a pesar de sus esfuerzos no ha logrado), tienen que dar una explicación satisfactoria del reglaje y amedrentamiento del que es víctima el colaborador eficaz Zamir Villaverde, puesto en evidencia con el seguimiento a su persona de dos autos del ministerio del Interior, y con el burdo intento de volver a ser detenido en una comisaría adonde había acudido precisamente a asentar la denuncia del reglaje mencionado.

Hay mucho en juego. Se supone que a Villaverde le han aprobado su liberación porque el juez consideró que tenían algún fundamento las revelaciones que dio, entre ellas, las vinculadas a la directa corrupción del Primer Mandatario, y, lo que sería más grave, a la perpetración de un fraude en el proceso electoral.

La verdad debe saberse, sin importar las consecuencias. Si las informaciones que el delincuente Villaverde -nunca hay que olvidar lo que es- aporta, generan una crisis política mayúscula y la posterior vacancia presidencial, pues en buena hora que ocurra de una vez y no vivir engañados cinco años por un personaje como el primer mandatario que en general ya ha dado muestras fehacientes de desprolijidad y coqueteos con la corrupción (todo su entorno directo, familiar y amical está fugado o en problemas con la justicia).

No es admisible que Villaverde perciba amenazas o intimidación por parte del propio gobierno. Anticipa el temor que existe en las altas esferas del poder respecto de lo que el sujeto de marras podría revelar y lo único que logra es acrecentar las sospechas de que, efectivamente, algo muy turbio ocurrió en Palacio, que este señor sabe y que está dispuesto a contar con pruebas directa e indirectas.

La sociedad civil y las ONGs vinculadas a aspectos de justicia y derechos humanos, tienen que tomar parte activa en el resguardo mediático, político y eventualmente legal de Zamir Villaverde. No puede quedar abandonado a su suerte y a lo que buenamente puedan hacer sus abogados frente a la maquinaria del poder que se ha desplegado en su contra.

La democracia va a salir fortalecida de este proceso de deshollinamiento de las suciedades morales que se habrían cometido apenas se asentó en el poder el señor Pedro Castillo. Si se prueba sus inconductas no merecerá estar un segundo más manejando las riendas del poder.

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