[PIE DERECHO] La caída del blanco, viciado y el “no precisa” de 49% a 42%, en la última encuesta de Ipsos publicada por Perú21, no es un dato menor: es una fisura que revela algo más profundo (y que se debe, en gran medida, a la alta aprobación del gobierno de Jerí, lo que resta posibilidades a los antisistema). No se trata de un simple ajuste estadístico, sino de una redistribución silenciosa del poder electoral. Y lo más inquietante: esos votos que se liberan no se van hacia los líderes, sino hacia aspirantes que ahora se ven como terceros, casi desperdigados, pero que al final podrían convertirse en los beneficiarios de este reordenamiento.
Keiko, López Chau y Acuña apenas suben un punto cada uno, un suspiro en un escenario que permanece, aparentemente, inmóvil. Si estos, junto al elenco que viene liderando desde hace meses las encuestas, no se disparan a pesar del drenaje del voto indefinido, la conclusión no puede ser otra: los electores que antes no sabían a quién votar podrían estar migrando hacia opciones alternativas, menos visibles. Esa es la foto real: el centro del escenario no se mueve, pero la periferia se arma.
Este fenómeno es una dinámica típica de un electorado en tránsito. A medida que el voto empieza a definirse, quienes hoy están “abajo” podrían consolidar un crecimiento explosivo. No es una sugerencia conspirativa, sino una observación fría del tablero: la fuga del voto indefinido no alimenta a los grandes partidos, sino a los outsider, excéntricos o institucionales, valga la definición.
Y si algo ha dejado en claro la polarización peruana, es que estas corrientes laterales pueden volverse centrales cuando menos lo esperamos. El votante inmovilizado ya no tiene paciencia para los candidatos tradicionales; quiere algo distinto, aunque ese algo distinto sea riesgoso.
Nada está decidido aún. La encuesta revela un electorado en busca de rumbo. Si la tendencia continúa, podríamos estar ante una sorpresa mayúscula: que el poder no recaiga, finalmente, en los mismos de siempre, sino en quienes ahora parecen estar rezagados, pero que recogieron lo que quedó abandonado cuando el voto flotante empezó a definirse.
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