[Migrante al paso] Muchos escritores hablan de un temor a la página vacía. Ese momento en el que te sientas a escribir y tanto tu mente como el papel están en blanco. Nunca había estado de acuerdo, pero esta semana me ocurrió. Después de múltiples intentos, de horas frente a mi laptop, y nada. Mañana se me ocurrirá algo —pensaba—, pero nada. He salido a caminar, he escuchado música reflexionando, hasta le he preguntado a ChatGPT sobre qué redactar, pero nuevamente nada. Así que intentaré escribir sobre no tener nada que contar. Generalmente, elijo un tema o vivencia y empiezo a desarrollar a partir de ello, pero ¿qué sucede cuando no tengo nada que expresar, o cuando creo que cualquier cosa que diga no merece ser leída o escuchada? No lo sé. A veces pienso que no es tan relevante y que no está mal no tener algo que comunicar siempre. Después termino como muchas personas que hablan y hablan sin sustento alguno y se quejan de todo en redes sociales. Hoy en día, es prácticamente imposible hacer algo sin que alguien te juzgue o tenga algo que criticar al respecto. Es increíble la cantidad de personas que comentan solo para herir. Creo que es mejor no sobrepensarlo, porque así solo se le da importancia a sus palabras.
No es la primera vez que me ocurre, y siempre que estoy en esa situación me asusta que sea algo permanente, que nunca más voy a tener una historia que narrar. Nunca se ha hecho realidad, pero asumo que ese es el miedo del que tanto se habla. Es como tener una depresión literaria. Me ha pasado que he escrito algo y se ha borrado por accidente, pero esto es peor. No hay nada que se pueda eliminar porque simplemente no existe. En el otro caso, puedes hacerlo otra vez y a veces hasta mejora. Acá no hay nada que rehacer. Es como perderte en un bosque de árboles sin hojas, bajo un cielo gris que parece un techo.
Hoy tuve una parrillada, y mientras estábamos todos haciendo lo de siempre, parados a un costado viendo cómo se cocinaban las carnes y chorizos, mientras se me hacía agua la boca, seguía pensando: ¿sobre qué escribo?, ya algo desesperado. Igual me distraje, siempre se aprende algo al compartir con amigos y observar cómo interactúan otras familias. Verlos sonreír, todos alegres por la graduación de uno de sus hijos. Esas cosas te llenan así no lo desees; tendrías que ser realmente antipático para no contagiarte de la alegría. Ver a los padres orgullosos, las sobrinas pequeñas jugando sin preocupaciones por toda la casa. Desde que llegué, todas las tías me recibieron con entusiasmo y me hicieron sentir acogido. En un entorno donde te reciben como parte de la familia, solo puedes corresponder y tratarlos con respeto. No mucha gente es así y, probablemente, si más personas tuvieran esta actitud, no estaríamos en la situación en la que nos encontramos como país y como mundo. Pensé en escribir la crónica sobre eso, pero preferí guardar ese momento para mí. Me di cuenta de que estas experiencias pueden ser más poderosas que un paisaje paradisíaco. Esta vez, me sacó de ese hueco de vacío creativo.
Hace unas semanas me puse las pilas, retomé el ejercicio, comencé a levantarme temprano y a dormir a horas razonables, inicié una dieta luego de asustarme por los dígitos que marcó mi balanza, y poco a poco comprendí que en realidad lo único relevante es el presente, esos segundos que llamamos “ahora” son los que importan. Las decisiones que tomes en ese instante desencadenan una serie de consecuencias que te ayudan a mejorar. No debe preocuparte lo que pasó ni lo que vendrá, solo ese pequeño fragmento de tiempo es el que vivimos realmente. Tal vez han escuchado sobre el flow state, se refiere a un estado de concentración profunda en el que pareces desaparecer y tu cuerpo comienza a moverse de manera instintiva y fluida. Es como elevar tu conciencia a un nivel al que solo puedes acceder estando completamente en el presente. Científicos reconocidos, atletas de élite y genios del esfuerzo logran dominar este flow state y utilizarlo a su favor. Así es como consiguen logros extraordinarios.
Por supuesto que yo no estoy ni cerca de ese nivel, pero me gustaría poder aproximarme un poco al menos. Suena genial, ¿no creen? Que todos tengamos ese potencial es alentador. De alguna manera comencé este texto sin saber a dónde me llevaría y, sin querer, me di cuenta de que sí tenía ideas en lo que creía que era una mente vacía. Irónicamente, para alcanzar el estado que mencioné, uno de los requisitos es vaciar tu mente de todo contenido y funcionar únicamente en el ahora. Mientras escribía esto, cambió mi mindset y comprendí que sí tengo mil cosas que valen la pena escribir.