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En sala de espera

En el cuarto piso de la clínica Centenario, Alberto Fujimori se recupera bajo los cuidados de la congresista María Cordero. “Ahí para desde las nueve de la mañana hasta la noche”, cuenta una fuente. Ahora, el exdictador ha puesto todas sus esperanzas en el Tribunal Constitucional. Mientras el premier Aníbal Torres amenaza con trasladarlo a un penal común, el magistrado del TC José Luis Sardón daría luz verde al habeas corpus que busca liberarlo.

Alberto Fujimori (83) pasa sus días en una habitación del cuarto piso de la Clínica Centenario Peruano Japonesa. Lo hace con un ojo puesto en el Ejecutivo, que busca trasladarlo a un penal común, y el otro en el Tribunal Constitucional (TC), donde se debate su excarcelación. Lo cuida la congresista de Fuerza Popular por Tumbes María Cordero Jon Tay, según fuentes −tanto fujimoristas como de la clínica− consultadas por Sudaca.

El exdictador ingresó a la Clínica Centenario el pasado 3 de marzo, tras presentar una “descompensación”, de acuerdo al comunicado que emitió el Instituto Nacional Penitenciario (INPE). Actualmente, está en la Unidad de Cuidados Intermedios, a donde llegó desde la Unidad de Cuidados Intensivos. María Cordero vela por él casi todo el día, aseguran las fuentes.

Alberto Fujimori
Alberto Fujimori Fujimori, en una imagen de archivo de cuando fue indultado.

Cordero Jon Tay ha participado en las sesiones de las comisiones que integra (Cultura, Relaciones Exteriores, Producción y Educación) de forma virtual, pero sin intervenir en los debates, según pudo comprobar Sudaca. La clínica se ha convertido en su nuevo centro de operaciones para ejercer como parlamentaria. “Ahí para desde las nueve de la mañana hasta la noche”, explica una fuente que conoce la situación del expresidente.

El 4 de marzo por la tarde, un día después de que Fujimori fue internado, Cordero marcó asistencia en la sesión de la Comisión de Cultura del Parlamento, pero sin decir esta boca es mía. El 7 de marzo pasó lo mismo en la sesión de los grupos de Relaciones Exteriores y de Producción. El 11 de marzo marcó asistencia en la reunión de la comisión de Educación y no hizo nada más.

Cordero es una de las pocas personas que visita al expresidente en momentos cruciales para su futuro. Ella ahora funge como asistente personal, apartando de esa función a Santos Paredes Becerra, uno de los hombres de mayor confianza de Fujimori. Él lo asiste desde hace 15 años, cuando fue internado en el Establecimiento Penitenciario Barbadillo, situado en la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (Diroes), en Ate.

“María [Cordero] siempre ha estado a su lado [el de Fujimori]. Siempre ha estado mirando los temas de salud del ingeniero”, explica a Sudaca la excongresista fujimorista María López Córdova.

La parlamentaria Cordero, cuenta otra fuente de Fuerza Popular, fue quien recomendó a su hermano, el también legislador Gustavo Cordero Jon Tay, para que postule al Parlamento por Lima Provincias. Gustavo Cordero ha sido acusado por una expareja de haberla pateado “en la garganta” y publicado sus videos íntimos, según “Panorama”, y tiene como gurú jurídico a un exoperador de Vladimiro Montesinos en el Poder Judicial.

Sudaca buscó a María Cordero para esta crónica, pero ella optó por no dar declaraciones. Otras personas que han sido cercanas a Alberto Fujimori en los últimos meses son el médico y parlamentario de Fuerza Popular Alejandro Aguinaga y el publicista Carlos Raffo. Y hasta hace poco, un tercer personaje que lo frecuentaba era Víctor Paredes Guerra, exministro de Salud en el primer gobierno fujimorista y colaborador en el libro de memorias del expresidente “La palabra del Chino. El Intruso”. Paredes falleció en febrero.

Fujimori está relativamente estable en la Unidad de Cuidados Intermedios, de acuerdo a las últimas informaciones obtenidas por este medio. El expresidente tiene el apoyo de la Asociación Peruano Japonesa, a la que pertenece la Clínica Centenario y que está presidida por Andrés Miyashiro Tokashiki.

 

EL PREMIER ENEMIGO

Mientras permanece internado, el exdictador libra una batalla con el Ejecutivo. Fujimori entró a la clínica casi un mes después de que asumiera como primer ministro Aníbal Torres, quien antes impulsó su traslado a un penal común para acabar con lo que llamó las “cárceles doradas”. El 5 de febrero pasado, Torres, entonces ministro de Justicia, destituyó a Susana Silva como jefa del INPE, institución adscrita a su portafolio, argumentando que permitió el regreso de Fujimori al penal de la Diroes después de otro internamiento en la Clínica Centenario de aquellas fechas.

Torres declaró en “Exitosa” que “existen informes en el INPE, de órganos competentes, que establecen que el señor tenía que estar en Ancón II”. Una fuente cercana a la exjefa del sistema penitenciario, sin embargo, dice que no hay tales reportes y que todo se trata de una versión antojadiza de Aníbal Torres.

Sudaca consultó sobre esta controversia a Omar Méndez Irigoyen, jefe interino del INPE y que viene de la gestión de Susana Silva. Méndez señaló que no puede dar detalles al respecto y subrayó que la salud del expresidente es lo principal.

“El INPE no tiene médicos especialistas para los males que tiene el señor Fujimori. Estamos supeditados a lo que las autoridades médicas nos indiquen. Su descompensación ha sido un tema delicado. Yo estoy esperando que nos indiquen los pasos a seguir. Y, en base a eso, debemos proceder. Estamos protegiendo la integridad física del señor, que tiene bastantes años y tiene bastantes complicaciones”, dice Méndez.

En enero del 2019, en el gobierno de Martín Vizcarra, el INPE informó a la Corte Suprema de Justicia que el Establecimiento Penal de Barbadillo, también conocido como Diroes, es un lugar adecuado para Fujimori porque cuenta con un médico general y tres enfermeras para él, así como “una cama clínica, una camilla y un vehículo multiusos para eventuales traslados a un centro asistencial”.

 

2019. El Instituto Nacional Penitenciario informó al Poder Judicial que la cárcel de la Diroes es la más adecuada para Alberto Fujimori. El primer ministro Aníbal Torres opina lo contrario y busca trasladarlo a un penal común.

El penal tiene 10.050 metros cuadrados y, solo la parte que emplea Fujimori, tiene 800. El expresidente cuenta con cinco ambientes: la habitación donde duerme, un cuarto para recibir visitas, un baño completo, un cuarto para las clases de pintura, un ambiente que sirve como tópico y acceso al jardín. Según un informe de BBC Mundo del 2020, el gobierno gastó en el reo ese año US$172.000, 57 veces más de lo que se gasta en los demás reclusos, lo que lo convierte “en el preso más caro del Perú”.

CONFIANZA EN EL TC

El año pasado, César Nakasaki, abogado de Fujimori, presentó un habeas corpus ante el TC para que anule la sentencia de la Corte Suprema que revocó el indulto que le otorgó el expresidente Pedro Pablo Kuczynski en el 2017. La Corte había señalado que no se respetaron los plazos ni los procedimientos establecidos en un proceso de indulto. Y es que el exdictador recibió este beneficio de parte de Kuczynski tras una negociación política con Kenji Fujimori.

Fujimori, condenado a 25 años de cárcel por ser autor mediato en la matanza en Barrios Altos y la Cantuta, ahora apuesta todas sus fichas a la Segunda Sala del Tribunal Constitucional, integrada por los magistrados Augusto Ferrero Costa, presidente del TC, José Luis Sardón y Marianella Ledesma. Sardón es el que va a calificar, como ponente, si el habeas corpus se eleva al pleno del tribunal o se archiva.

 

José Luis Sardón
José Luis Sardón de Taboada, vicepresidente del Tribunal Constitucional. Es el ponente del habeas corpus presentado por Fujimori que apunta a su libertad. Fuente: Andina.

Los fujimoristas confían en que, mediante ese camino, su líder volverá pronto a su casa y podrá sortear la amenaza del primer ministro Aníbal Torres. Una fuente del TC dice a Sudaca que Sardón presentaría una ponencia que dará luz verde al hábeas corpus por considerar que, al tratarse de un expresidente, debe tener un “tratamiento especial”.

De aprobarse esta decisión, el documento pasaría al pleno del TC para el debate final y definitivo. “Calculamos que la vista de causa para ver el asunto de fondo [en el pleno del tribunal] se debe dar en un mes”, dice Marco Palomino Valencia, procurador del Poder Judicial, una de las partes en el proceso en el TC.

Actualmente, el tribunal tiene seis miembros, luego de la repentina muerte del magistrado Carlos Ramos. “Sardón, Ferrero y Ernesto Blume se pueden poner de acuerdo en darle libertad a Fujimori. Ellos forman un bloque sólido y, en caso de empate, dirime el voto del presidente Augusto Ferrero. La celeridad o no del tema depende del doctor Ferrero”, dice la fuente del TC. 

El premier Aníbal Torres ha dicho que el gobierno evaluará el traslado de Fujimori a un penal común apenas se recupere. Ante ello, el reo aguarda con expectativa el desenlace en el Tribunal Constitucional. Mientras tanto, permanece en una habitación del cuarto piso de la clínica Centenario, al cuidado de María Cordero y esperando que se dilucide la incertidumbre sobre su futuro.

 

Fotoportada: Darlen Leonardo

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Alberto Fujimori, Fujimorismo, TC

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