Benjamin Zevallos

Sin pena ni gloria: Consecuencias de una pesima gestión

La desaprobación a las autoridades ha tomado mas relevancia en las ultimas semanas. Y no solamente por el desagradable accionar de Patricia Chirinos en un local del sur de Lima, sino también, con la vergonzosa participación de la ministra de cultura, Leslie Urteaga, en la inauguración del Festival de Cine.

La ministra de Cultura, Leslie Urteaga, fue recibida con abucheos durante su participación en el Festival de Cine de Lima, un evento que refleja no solo el rechazo de la audiencia, sino también la frustración generalizada del sector cultural peruano debido a las recientes normativas que han afectado negativamente al cine nacional. Esta situación no es un hecho aislado, sino el reflejo de un descontento profundo con la gestión estatal hacia el arte y la cultura en Perú, particularmente en un momento en que la industria cinematográfica enfrenta serias amenazas debido a nuevas legislaciones que restringen la libertad creativa y de expresión.

La noche de ese día, la titular del sector cultura mientras comenzaba su discurso en el Teatro Nacional, la audiencia la interrumpió con abucheos, gritos de «¡hipócrita!» y «¡fuera!», y hasta pancartas que exigían la defensa del cine peruano. Pese a que intentó continuar hablando y pidió respeto para terminar su intervención, los gritos no cesaron, obligándola a abandonar el estrado.

Este incidente refleja una creciente frustración entre los cineastas y ciudadanos, quienes critican las acciones recientes del gobierno en relación con la cultura y el cine. Urteaga, una aliada cercana de la presidenta Dina Boluarte, ha sido blanco de críticas por su apoyo a una ley que regula y limita el financiamiento para producciones que aborden temas sensibles como las violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado interno. La normativa, impulsada por la congresista Adriana Tudela, también restringe los fondos para cineastas de regiones y cine independiente, lo que ha generado rechazo entre más de 70 asociaciones y cientos de trabajadores del sector cultural.

No es la primera vez que Urteaga enfrenta manifestaciones en su contra. En febrero, durante una visita a Puno, también fue abucheada y expulsada por ciudadanos que exigían justicia por las víctimas de las protestas antigubernamentales. A pesar de estos episodios, la ministra ha declarado que continuará con su labor y sus visitas a diferentes regiones, asegurando que las críticas no detendrán su trabajo.

El clima de rechazo hacia las autoridades no se limita a Urteaga. En los últimos días, otras figuras políticas, como la legisladora Patricia Chirinos y el gobernador de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, también han enfrentado situaciones similares, lo que evidencia un creciente descontento social hacia el gobierno actual.

Hace unos meses conversamos con la cineasta Patricia Wiesse quien detalló los numerosos obstáculos que encontró al crear su documental «Mujer o Soldado», un proyecto que explora temas incómodos para ciertos sectores del poder, como la violencia sexual ejercida por las fuerzas militares en el sur andino. Wiesse señala que, debido a la nueva legislación, es improbable que un documental como el suyo reciba el mismo nivel de apoyo que en el pasado. «Es el tipo de película que ellos no quieren que se haga», menciona la cineasta, subrayando que las restricciones actuales dificultan enormemente la realización de obras que aborden temas sensibles o que puedan ser interpretadas como críticas al Estado.

La nueva legislación impuesta por el Estado peruano ha generado un clima de censura y autocensura, donde los cineastas temen que sus proyectos sean vetados o que no reciban el apoyo necesario debido a su contenido. Esto ha llevado a una mayor presión sobre la comunidad cinematográfica, que ahora debe sortear un entorno cada vez más restrictivo y hostil hacia las voces críticas.

A pesar de los desafíos, el trabajo de Patricia Wiesse y su equipo en «Mujer o Soldado» no solo resalta la resiliencia de las mujeres de Manta, sino también la lucha constante de los cineastas peruanos por mantener viva la memoria histórica y por contar historias que el poder intenta silenciar. Su documental ha tenido un impacto significativo en la discusión sobre la violencia sexual en los conflictos armados en Perú, y ha servido como una herramienta educativa y de sensibilización tanto en el ámbito académico como en la esfera pública.

El futuro del cine en Perú está en peligro debido a estas nuevas normativas que podrían convertir a DAFO en un ente censor, afectando la diversidad y la libertad creativa en la producción audiovisual. Sin embargo, la cineasta también subraya la importancia de la resistencia y la creatividad en la comunidad cinematográfica para enfrentar estos desafíos y continuar produciendo contenido que refleje las realidades y las historias que necesitan ser contadas.

La abucheada participación de Leslie Urteaga en el Festival de Cine de Lima no es solo un acto de desaprobación hacia una figura política, sino una manifestación del descontento con la situación actual del cine en Perú. Es un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, los cineastas como Patricia Wiesse continúan luchando por su libertad de expresión y por la preservación de la memoria histórica a través del cine.

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Cine, Cultura, Leslie Urteaga, Patricia Wiesse

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