Aunque el Ministerio de Educación (Minedu) confirmó el último jueves que el retorno a clases presenciales se daría a partir de marzo del 2022, miles de escuelas ya lo han hecho de manera semipresencial. La mayoría está ubicada en zonas rurales. En agosto pasado, el Minedu dijo que estas cumplían con todos los cuidados para proteger a los niños del coronavirus, pero una serie de informes de la Contraloría de la República -a los que Sudaca tuvo acceso- revela una situación distinta.
El órgano de control hizo inspecciones a 33 escuelas en las regiones de Ucayali, Loreto, Ayacucho, Cajamarca, Cusco y San Martín y realizó un informe por cada una de ellas. Los resultados dan cuenta de la negligencia de las autoridades locales de Educación y de los profesores. Un claro ejemplo es lo que pasa en la Institución Educativa N° 82249, ubicada en la provincia cajamarquina de San Marcos.
En este colegio -de acuerdo al informe y a las fotos que los inspectores pudieron tomar- los alumnos no usaban mascarillas durante sus clases [ver fotoportada] y no respetaban el distanciamiento social obligatorio. De hecho, algunos alumnos compartían mesa, lo que no garantiza la distancia mínima de dos metros.
“De la verificación a las aulas de la IE, la comisión evidenció que los alumnos no usaban mascarilla; así como había alumnos que compartían un mismo escritorio, no manteniendo la distancia mínima establecida [de 2 metros]”, se lee en el documento de la Contraloría, que visitó la institución el 27 de octubre.
Además, en este colegio los niños no pueden desinfectarse correctamente las manos. Las “estaciones de lavado” (lavaderos) que tienen en el local no cuentan con jabón, papel toalla y se encuentran en espacios cerrados. Este último punto transgrede las disposiciones del Minedu publicadas en marzo de este año, donde se señala que estos puntos de aseo deben estar en un espacio abierto.
Al incumplimiento se suma la precariedad. Las mentadas “estaciones de lavado”, en el caso de este colegio, no son otra cosa que bidones rellenos con alcohol, dice la Contraloría. Así estamos.
Estas situaciones alarmantes no son sorpresa si tenemos en cuenta que, como constataron los inspectores, esta institución educativa no cuenta con paneles informativos que sirvan de recordatorio a los niños acerca de las medidas sanitarias para evitar la Covid-19. Una falencia que está presente en el 93% de las escuelas visitadas por la entidad de control, de acuerdo al informe.
Condiciones precarias
Otra desagradable sorpresa se llevaron las autoridades cuando visitaron el colegio cusqueño ‘José Carlos Mariátegui-Mahuaypampa’, el pasado 30 de setiembre. Las ventanas de las aulas no se podían abrir porque estaban selladas. El hecho violaba las medidas de ventilación. El informe que realizaron los inspectores sobre este colegio señala que, para arreglar el problema, personal de la escuela tuvo que retirar los vidrios. Así, a la mala.
“La comisión de control evidenció que estos [salones] cuentan con ventanas que no se encuentran operativas, al estar selladas, sin que estas puedan ser abiertas para una correcta ventilación, motivo por el cual se retiraron dos piezas de vidrio para el ingreso de aire. Sumado a esto, no se mantenía el distanciamiento social de dos metros”, se lee en el documento.
Mantener la distancia mínima de separación dentro del salón de clases es un problema que la Contraloría identificó en 12 de los 33 colegios inspeccionados. En el informe correspondiente a la Institución Educativa N° 821259 de Cajamarca, por ejemplo, se observan imágenes de mesas compartidas hasta por tres alumnos.
Las condiciones en las que acuden los niños no solo pueden ser graves por la propagación del virus, sino por otras enfermedades provocadas por la precaria logística sanitaria de los locales. La entidad de control advirtió, por ejemplo, que ninguno de los 33 colegios que visitó contaba con un punto de acopio de basura que esté fuera del alcance de los estudiantes, lo que podría generar un foco infeccioso. Tampoco tenían contenedores adecuados para los deshechos.
Una de ellas, la Institución Educativa N° 65174 en Ucayali, no solo no tenía un área de depósito de residuos adecuada -con tachos y señalización-, sino que estaba al lado de un árbol a la espalda del colegio y al aire libre. Entre botar residuos al piso y eso, no hay mucha diferencia.
Otro colegio que tiene problemas con sus desperdicios es el ‘Gilberto Pérez Grandez’ de Tarapoto, ubicado en la región San Martín. Esta casa de estudios no cuenta con un ambiente para sus residuos y utiliza botes de pintura como contenedores. En su informe, la Contraloría señala que el director del colegio les dijo que no cumplían esta exigencia porque “la eliminación de los residuos sólidos se realiza de forma diaria”.
Una excusa similar dieron en la Institución Educativa N° 601028 de Loreto. El colegio no contaba con un punto de acopio de basura restringido a los estudiantes y el que tenían no estaba bien señalizado. La respuesta de las autoridades del colegio fue que “los residuos se entierran”.
A otras escuelas, como la Institución Educativa N°38541 en Huamanga, Ayacucho, se les ocurrió colocar las bolsas de basura al lado de los lavaderos, donde todos los niños se desinfectan continuamente.
La Contraloría reportó todas estas faltas al Minedu para que las Unidades de Gestión Educativa Local (Ugel) corrijan la situación inmediatamente. La entidad de control también viene preparando informes similares sobre 17 colegios más.
Sudaca se comunicó con el área de prensa del Minedu para conocer qué medidas correctivas vienen implementando en estas escuelas. Sin embargo, al cierre de edición, no recibimos respuesta. Tienen tarea pendiente de cara a marzo del 2022, para que el necesario retorno a las aulas se haga de manera segura.
*Fotoportada por Darlen Leonardo