Ernesto Bustamante: Así fue su accidentado paso por el Estado

El candidato naranja, que encendió las alarmas epidemiológicas el pasado fin de semana, es la apuesta del fujimorismo para frenar la pandemia. Sudaca muestra un documento del Ministerio de la Producción que explica cómo terminó su carrera de funcionario público meses después de que Vizcarra asumiera el poder. Luego se convirtió en uno de sus más rabiosos opositores.

Para Ernesto Bustamante, el alfil del fujimorismo en la lucha contra la pandemia, ser congresista podría significar una revancha con el sector público. El 2018, su paso por el Ejecutivo terminó, tras sobrevivir a la aparición de unos gusanos enlatados, debido a un oficio interno del Ministerio de Producción (Produce) al que Sudaca tuvo acceso. Este revela una serie de omisiones que colmaron la paciencia de sus superiores.

Su trance de ascenso y caída en el Estado podrían ayudar a comprender por qué, meses después, el científico comparó a la vacuna china con “agua destilada”, aseguró  que “produce más Covid-19 que el placebo en algunos casos” y se animó a recomendar el uso de saliva como alternativa al gel desinfectante para protegerse de la enfermedad. 

 

Ascenso frustrado

Bustamante empezó su corto paso por la gestión pública el 2013, como responsable del programa nacional de biotecnología del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec). Un año después, asumió la jefatura del Instituto Nacional de Salud (INS). Su carrera parecía promisoria hasta que, unos años después, en el 2017, fue nombrado director ejecutivo del Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes), una entidad adscrita a Produce cuya labor es garantizar el buen estado de los productos pesqueros.

Al poco tiempo de llegar al Sanipes, en noviembre de ese año, estalló un escándalo por el que algunos twitteros lo recordaron recientemente como el ‘‘Dr. Gusano”, cuando Keiko Fujimori anunció que sería parte de su equipo técnico.

 

La ‘chapa’ hace alusión a un lote de 44.400 conservas de caballa chinas que fueron inmovilizadas por Sanipes en noviembre del 2017 por contener gusanos anisakis. El organismo adscrito al Produce que entonces conducía Bustamante reaccionó tarde. Los gusanos llegaron en dos envíos de la empresa china Tropical Food Manufacturing al Perú hasta marzo, pocos días antes de que él ocupara el puesto. Pero recién en noviembre, tras varios meses dirigiendo la institución, el Sanipes de Bustamante detectó los enlatados contaminados y frenó las importaciones del país asiático. Casi la mitad de esas latas tenían como destino los estómagos de escolares del programa Qali Warma, en la región San Martín. De hecho, fue este programa social el que dio la alerta.

Por este lío el ahora candidato fujimorista fue suspendido en el Sanipes en diciembre. Mediante un tweet, la institución pesquera anunció su reemplazo temporal. Ocho meses después, en julio del 2018, Sanipes levantó la alerta sanitaria a las conservas de pescado chinas. Una comisión investigadora del Produce no encontró responsabilidad administrativa de Bustamante y decidió no sancionarlo.

Sin embargo, el hoy candidato sí terminaría saliendo como corolario de ese escándalo. ¿La razón? Perdió la confianza del gobierno de Martín Vizcarra, que acababa de llegar a Palacio. Aunque los reflectores ya estaban en otro lado, el 27 de agosto de aquel año Vizcarra firmó su destitución como director ejecutivo de Sanipes por “causal de pérdida de confianza”, mediante una resolución suprema publicada en El Peruano.

La decisión se tomó tres días después de un demoledor oficio de Produce enviado al doctor Ernesto Bustamante. El oficio detalla todas las razones por las que el alfil fujimorista perdió la confianza de ese ministerio y lleva la firma de Javier Atkins, entonces presidente del Consejo Directivo de Sanipes.

El documento arranca como una sentencia a la carrera pública de Bustamante. “Evaluada la situación de la gestión ejecutiva del Sanipes, se ha determinado la concurrencia de factores que desestabilizan y ponen en riesgo distintos aspectos del sector”, se lee.

El oficio acusa a Bustamante de poner en riesgo la continuidad de las operaciones pesqueras al rechazar certificaciones para la exportación de aceite de pescado a la Unión Europea, una situación que podía generarle demandas a Produce por incumplir contratos. Dice, además, que el médico no cumplió un acuerdo del consejo directivo de retirar unos comunicados de la web de Sanipes en 24 horas.

El oficio de Produce que decidió la suerte de Bustamante en Sanipes.

Otra de las razones de la disconformidad de sus jefes está directamente relacionada con el escándalo de los enlatados. Según el documento, Bustamante no acató una medida cautelar del Poder Judicial del Callao a favor de Cerper, la empresa que analizó los enlatados contaminados con gusanos. Sanipes los había suspendido dos años como laboratorio de apoyo para fiscalizar productos pesqueros, pero el recurso legal anulaba esa sanción.

Cerper, de hecho, había enviado un mes antes un oficio a Javier Atkins. Ahí se aseguraba que Bustamante “tomó conocimiento de la citada medida cautelar, obstaculizó de manera dolosa su incondicional y obligado cumplimiento, situación que advertimos generaría una responsabilidad penal directa debido a su deliberado acto de desobediencia frente a la autoridad judicial”.

Cuando ocurrió el escándalo de las conservas contaminadas, Bustamante y los representantes de Cerper se echaron mutuamente la responsabilidad por el deficiente control de calidad del producto chino. Que se anulara la sanción al laboratorio ponía el peso de la responsabilidad en la entidad dirigida por el hoy candidato.

Según los argumentos de Cerper, el Sanipes incumplió su reglamento administrativo. Para que la entidad pesquera otorgue el registro sanitario, dijo el laboratorio, el expediente del producto chino debía estar acompañado de un flujograma sobre los procesos de elaboración. Este debía estar firmado por representantes de la planta de producción del exterior. En este caso concreto el documento solo llevaba la firma del importador. Un error que Sanipes no habría advertido.

Además, el Instituto Nacional de Calidad (Inacal), mediante una investigación interna, determinó que Cerper no tenía responsabilidad en el escándalo. Para este ente regulador, la empresa no incumplió el procedimiento establecido. Por ello, la sanción en su contra debía terminar.

Bustamante −que no ha querido responder nuestras consultas para este informe− desapareció desde entonces de la escena pública. Hasta que la pandemia llegó al Perú. Como muchos miembros de la comunidad científica, desfiló por varios medios como un consultor habitual en temas relacionados al aún desconocido virus que llegaba de Wuhan. El exfuncionario público parecía estar orgulloso de sus intervenciones mediáticas y recopilaba cada una de ellas en su canal de YouTube.  Expulsado del gobierno de Vizcarra, cuando empezó la pandemia se volvió uno de sus más acérrimos críticos.

Parte de su repertorio más feroz está en sus tweets del 2020. Con acierto, criticó el favoritismo de usar pruebas serológicas rápidas por encima de las moleculares, pero al mismo tiempo comparaba a Vizcarra −el presidente que le quitó la confianza− y a su gabinete con los “jinetes del Apocalipsis”. También decía que la campaña de comunicación del gobierno era comparable a cualquiera diseñada por el Ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels. Un discurso no sólo científico, sino político.

 

 

 

Bustamante recurrió a su artillería pesada en plena crisis política de noviembre, la misma que terminó en el fugaz paso de Manuel Merino en la presidencia. El científico comparó a Vizcarra con Vito Corleone, de El Padrino, asegurando que “los grandes medios apoyan la venganza de Vizcarra contra Merino” mientras reciban “publicidad” del Estado.

 

 

El biólogo molecular puso la mira del microscopio a la vacuna de Sinopharm mucho antes de que el informe preliminar de los ensayos clínicos de su alma mater  –que iniciaron en el gobierno de Vizcarra– llegara a sus manos. Desde el año pasado en diversas declaraciones le quitaba mérito a los acuerdos iniciales con el laboratorio chino. Para él, se necesitaban vacunas con mayor eficacia que 79% en Perú. Los productos del país asiático le deben traer pesadillas del Sanipes.

El pasado viernes 5 de marzo, Bustamante fue invitado al programa de Beto Ortiz, en Willax TV, y mostró unos estudios preliminares de la Universidad Cayetano Heredia que supuestamente demostraban la ineficacia del antídoto. El fujimorista dijo que “la vacuna (de Sinopharm) no sirve en ninguno de sus aspectos”, que el estudio estaba “viciado” y que la vacuna era “agua destilada”. Al día siguiente empezó a ser desmentido por la comunidad científica.

César Ugarte-Gil, epidemiólogo de la London School of Hygiene and Tropical Medicine, asegura a Sudaca que el error en la interpretación de Bustamante puede resumirse en dos puntos. Uno es que, al ser un informe preliminar, cualquier conclusión que se haga en base a este es insuficiente para echarse abajo el ensayo clínico, ya que este todavía no termina. El otro es que el número de casos con PCR positivos no puede usarse para el cálculo de eficacia de la vacuna porque lo correcto es hacerlo con los casos confirmados, que aún no están determinados.

El plan de Keiko

Ernesto Bustamante, el número 3 al Congreso por Lima del fujimorismo, es egresado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, donde registra una maestría en biología química. Su alma mater es la que dirige los estudios clínicos de Sinopharm en el país y desde esta han respondido indignados a su interpretación auténtica del informe preliminar.

El candidato tiene un doctorado en la prestigiosa Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, una de las que más ha colaborado en el mundo para combatir la pandemia, y según su hoja de vida es director científico de BioGenómica, un laboratorio privado que –desde el 2001– se especializa en pruebas de paternidad y pruebas moleculares de cáncer hereditario.

Bustamante fue el encargado del capítulo dedicado a políticas de salud del Plan de Gobierno de Fuerza Popular. Parte de las mediáticas críticas del candidato están plasmadas en nueve de las 90 páginas del documento, pero sus propuestas parecen no aterrizar del todo.

En la página 24, por ejemplo, se sugiere que las vacunas que el Perú necesita son las de Moderna y Pfizer por su alto porcentaje de eficacia (90%). Pero en el mismo párrafo se asegura que “implementar la logística de ese tipo de vacunación será muy difícil en el Perú” y que “los países desarrollados son los que más aprovecharán esas vacunas”. La pregunta que no se resuelve es si en un eventual gobierno naranja, se priorizará la llegada de estos productos o no, y cómo se logrará eso.

Otra ambiciosa propuesta es “reducir el número de casos nuevos a tasas menores de 100 casos por semana”. Prometedor, por supuesto, aunque páginas adelante el mismo plan admite una dificultad: “En el caso del rastreo de contactos de los infectados detectados no vamos a poder disminuir el umbral que tenemos; de acuerdo con cifras oficiales tenemos 3 mil detectados nuevos por día”.

Parte de las propuestas para combatir la pandemia del plan de gobierno de Fuerza Popular.

Ernesto Bustamante ha dicho que pretende llegar al Congreso para llevar la Ciencia a la Política y no al revés. En el Parlamento probablemente se encontrará con el hombre que le cortó las alas en el Sanipes: Martín Vizcarra. Y lo haría desde la bancada que más dolores de cabeza le generaron al hoy candidato de Somos Perú. ¿Mantendrá su promesa?

Sudaca llamó a Ernesto Bustamante el último viernes y el candidato se comprometió a responder nuestras preguntas vía WhatsApp. Pero al día siguiente bloqueó el número del redactor en esta red social. Al cierre de este informe no recibimos ninguna respuesta.

 *Fotomontaje por Leyla López.

Fecha de publicación: 14 de marzo del 2021.

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