Tomas Cortez

El Jet

UNO

“Para que crezcan los nietos no es necesario matar a los abuelos” 

Atahualpa Yupanqui  

cantautor, poeta y escritor argentino

Las imágenes en blanco y negro, televisor de tubo y color caoba madera (demoraba 3 minutos en encender) enorme, acompañan el recuerdo, cuasi lacrimógeno, del evento. Dícese del Jet, quien se desplaza por el borde del área chilena, elude a uno y luego al otro. Se perfila y remata con comba. La número 5 (Morosini dixit) sale disparada, con efecto elíptico, haciendo inútil la estirada de Neff. El golpeteo del balón con las redes origina la secuela lógica: el mayor griterío que escuchaba a mis 10 años, éramos como 25 personas, entre parientes, amigos y colados, en el departamento de mi tía Rosa aquel 06 de marzo de 1977. 

Luego, del pitazo final, sobrevino la catarsis: El festejo con la espumosa, cocteles de maracuyá con ron, y comilona por doquier. La parentela y los colados (especialmente ellos), sentados o parados, deglutían la entrada (papa a la huancaína o la causa limeña), el picante se atenuaba con sorbos de birra. El bullicio, las frases altisonantes acompañaron al festejo, el cual siguió hasta, bien entrada, la madrugada.

DOS

A mediados de los sesenta, los intercolegiales eran seguidos por multitudes. El Colegio Guadalupe de Lima contaba con un puntero portentoso de 1.80, venido de Pisco. Era tan veloz que dejaba cojudo a sus marcadores, no lo podían parar. Al final, el Guadalupe campeonó. Jorge Chiarella le echó el ojo y se lo llevó al Boys. Recuerdo, hace tiempo, vi una foto de Jota Jota y Cachito Ramírez, ambos jovencísimos, con la camiseta del Sport Boys. Creo, sin temor a equivocarme, que el equipo rosado jamás llegó a tener nuevamente tal calidad de delanteros.

Cuando tenía 8 años, la mayoría de los grandes jugadores emigraron, para mi mala suerte. Lógico, eran buenos y tanto Argentina, México y España pagaban muy bien, y en dólares. Se dio inicio a la diáspora. Universitario transfirió a: Ballesteros (Millonarios), Soria (Independiente), Salinas (Puebla), Chumpitaz (Atlas), Carbonell (Atlas), Techera (Atlante), Bayletti (Boca Juniors), Percy Rojas (Independiente), Muñante (Pumas), Cachito Ramírez (Español), Oblitas (Veracruz); Alianza Lima, Cristal, Defensor Lima y Municipal hicieron lo mismo. Pero el caso de la “U” fue peor, vendió el equipo completo y nunca recuperó el nivel del periodo 67/75. 

En 1976 se dió la lógica natural: Unión Huaral y Sport Boys (Campeón y subcampeón) fueron eliminados en la fase de grupos y, para más inri, por los equipos venezolanos.

Al año siguiente, el Gobierno Militar, cuyo Presidente (se decía que tenía la costumbre de empinar el codo), en una decisión demagoga, puso plata para traer a los cracks de vuelta. Se beneficiaron tanto Alianza Lima, como Sporting Cristal (quienes le ganaron la mano al equipo crema que estaba en crisis financiera). Entonces comenzaron a darse partidos espectaculares. Cristal contaba con Percy Rojas, Oblitas, Chumpitaz, Carbonell, Cachito Ramírez, Ramón Mifflin, etc. Alianza tenía a: Cubillas, Sotil, La Rosa, Cueto, Velázquez, Duarte, etc. 

El único valor que descollaba en el exterior y no pudo ser repatriado era Juan José Muñante (los Pumas lo declararon intransferible).

TRES

Del 69 al 74 jugó en el equipo merengue. Ya era considerado uno de los mejores en su puesto. Y la “U” era el paso lógico. Chumpitaz, el capitán, salía de su área y cabeza levantada, daba un pase milimétrico al Jet, a quien los defensas solo le podían ver de espaldas. Siempre. Muñante, antes de llegar a la línea de cal, acomodaba el balón y centraba con efecto geométrico. El balón caía, como si fuera un paracaídas, a la testa de Cachito o Percy Rojas, quienes impulsaban el balón, con precisión suiza y una celeridad, que apabullaba al arquero de turno. Debió estar en el Mundial del 70, pero no fue posible. En el 71 el torneo peruano era uno de los mejores de Latinoamérica: Todos los grandes jugadores peruanos jugaban en el país y llegaron extranjeros de calidad intrínseca: Pedro Alexis González, Converti, Tojo, Ballesteros, Quiroga, Vinha de Souza, Rojitas, Francisco Ponce, Verderi, Gomez, Bastidas, etc. Si bien Universitario, Cristal, Alianza Lima eran los candidatos de siempre, había otros equipos como Defensor Lima, Deportivo Municipal y Melgar que tenían un gran nivel. 

Muñante y Cachito Ramírez corrían los 50 metros en 5,5 segundos. Fernando Acevedo, el campeón de los 100 metros en Sudamérica dijo: “Es imposible”. Entonces, los 2 jugadores, cremas, lo retaron a una carrera. Acevedo reculó, pero pidió jugar una pichanguita entre los 3. 

En el 72, jugó la Libertadores y sobresalió. Tal era su nivel que muchos periodistas extranjeros lo comparaban con Jairzinho, e incluso decían que lo superaba en velocidad. Coincido. Si bien, debo reconocer que había momentos en que Juan José desaparecía del partido. Lo acusaban de medroso en partidos donde se ponía pierna fuerte. El 73 la eliminación peruana, a manos de Chile, lo golpeó significativamente. En el partido en Santiago, ingresó por un incoloro Cubillas y ésto propició que Chile se vaya delante y nos ganara. Participó del partido definitorio en Montevideo, donde nos quedamos con las manos vacías. Fue señalado como uno de los culpables. 

CUATRO

El 74 se fue a México al Atlético Español y luego al Pumas, donde un jovencísimo Hugo Sánchez daba sus primeros pasos. Compartía la delantera con un brasileño Cabinho y eran la dupla perfecta: Muñante asistía y Cabinho la metía dentro. Ergo, Cabinho resultó goleador del campeonato.

Campeonó en 1977 y se consagró. El periodista/locutor Ángel Fernández, quien narraba lo acontecido en las canchas -con tintes barrocos e hipérbole- a flor de piel, lo bautizó como La Cobra. 

Los Millennials deben saber que, Jota Jota, era una especie de Paolo Guerrero para los jóvenes de mediados de los setenta. El partido ante Chile, en Santiago, era la revancha para él. Perú no podía perder. De ahí la importancia del partido. 

El 26 de marzo se jugó el partido de vuelta. La Cobra fue fundamental en los 2 goles. Sendos centros, paracaídas, para los goles de Sotil y Oblitas. Fue su desquite y les contestó, con actuaciones sobresalientes, a sus pocos detractores. 

El Mundial del 78 mostró el respeto que le tenían los escoceses, holandeses y brasileños. Lo marcaban de a 2. Ya tenía 30 años. Creo que había pasado su mejor momento. 

Luego de 5 años terminó jugando en Tampico. Se retiró en el 83 con 35 años.  

CINCO

Ante su fallecimiento, el Pumas de México hizo una remera de homenaje al delantero. Cuando se realizaba el minuto de silencio, se proyectó, en la pantalla del estadio, la imagen de ídolo. Los presentes aplaudieron respetuosamente. Diversos programas deportivos, entre ellos ESPN, lo recordaron con cariño. En Lima, Universitario y Sport Boys, donde es inobjetablemente el mejor en su puesto, ignoraron su deceso. Imperdonable. Dícese que una persona no muere con la muerte física, sino cuando es olvidada.

Con esa clase de dirigentes no me sorprende que el futbol peruano, a nivel de clubes, esté en crisis. Se dice que es necesario interpretar el pasado para encarar el futuro. De allí que la frase del vate argentino sea un axioma. 

Pasaron 3 años de su deceso.

Por mi parte, esos gritos ensordecedores de aquel marzo de 1977 permanecen en mi memoria, así como tu gol elíptico. 

Gracias, Juan José Muñante López, por las alegrías brindadas.

Tags:

sociedad

Mas artículos del autor:

"Vinicius, el racismo y un bocón"
"¿No era que el chino estaba a punto de morir?"
"Gareca, ¿Es el enemigo?"
x