El APRA nunca muere… pero algunos están haciendo todo lo posible

[OPINIÓN] Durante décadas, “El APRA nunca muere” fue mucho más que una consigna partidaria: era una afirmación de fuerza y jerarquía. Nadie hablaba en nombre del partido si no tenía con qué. La línea era clara: secretario general, parlamentario, autoridad o dirigente nacional. La vocería era un privilegio ganado, no una ocurrencia personal. ¡Disciplina, compañeros!

Hoy, esa estructura que antes imponía respeto se ha vuelto terreno de libre tránsito para personajes de poco peso, sin historia y, en algunos casos, tampoco  vergüenza. Basta con que alguien se tome una foto con un aprista reconocido o lleve un pin en la solapa para autoproclamarse portavoz nacional, anunciar posturas, definir alianzas y repartir simpatías o antipatías como si estuviera autorizado para hacerlo. No lo están.

Lo grave no es solo que lo hagan. Lo preocupante es que nadie les diga nada. Que los verdaderos líderes del partido observen en silencio cómo el nombre del APRA se presta hoy para monólogos sin sustento, para tonterías públicas y para espectáculos con osos, disfraces y discursos que hace solo unos pocos años no eran prohibidos… eran inimaginables.

El partido, que fue ejemplo de organización y orden, parece ahora tolerar la improvisación disfrazada de militancia. Y peor aún: tolera que se tome su nombre para hablar en plazas, medios o redes como si fuera un juego.

Porque sí, ser parte del APRA es estar en un coro, pero no cualquiera dirige. Se canta en bloque, con dirección. No se grita cualquier cosa en nombre propio creyendo representar a una historia que no se ha vivido o que no se conoce.

El APRA no ha muerto. Pero si algunos insisten en jugar al ridículo, y otros siguen permitiéndolo, quizá —después de cien años— logren desahuciarla.

Mas artículos del autor:

"¡Lima: Potencia mundial del despropósito!"
"El APRA nunca muere… pero algunos están haciendo todo lo posible"
"Eso es to, eso es to, eso es todo amigos!"
x