Francisco Tafur

Crecí viendo gigantes

"Yo, de niño, veía esa camiseta roja y me emocionaba. También estaban Rooney, Beckham, Tévez. Dije: ¿por qué no volverme fan de ese equipo? Poco sabía que años después solo traería decepciones, como vimos en la final de la Europa League. Parece otro equipo. Antes eran unas fieras hambrientas de gol que salían a matar."

[Migrante al paso] Regresando en la tarde, escuchando la Champions League en la radio, un miércoles de educación física. Una vez por semana nos íbamos a la sede de Pachacámac para jugar fútbol y otras actividades secundarias. Era una cancha 11 vs. 11 increíble, impecable, rodeada de cerros y con un cielo siempre despejado. El problema era que se encontraba a kilómetros de la sede normal del colegio. Todos entusiasmados, escuchando los partidos en el bus. Me acuerdo clarísimo de un partido: Manchester United vs. Barcelona. Messi vs. Cristiano Ronaldo en sus primeros años de futbolistas y ya eran los mejores. Dos jóvenes veinteañeros que habían roto todo lo que se conocía como fútbol y no paraban de ganar partidos y llevarse todos los trofeos. Yo, de niño, veía esa camiseta roja y me emocionaba. También estaban Rooney, Beckham, Tévez. Dije: ¿por qué no volverme fan de ese equipo? Poco sabía que años después solo traería decepciones, como vimos en la final de la Europa League. Parece otro equipo. Antes eran unas fieras hambrientas de gol que salían a matar. Aparte, los conocían como Red Devils, demonios rojos. Todo en ese equipo era alucinante. No soy de los que piensa que en el pasado las cosas eran mejores, pero en cuanto a este deporte, sí me gustaba más antes. Había una pasión más cruda, más directa.

En esa época —y anteriormente también— para ser un crack y una estrella del fútbol tenías que ser naturalmente bueno; ahora el deporte es mucho más atlético, todos están megaentrenados y con eso basta. Suena a que lo estoy minimizando, pero no, al contrario, el nivel de esfuerzo que ves en los jugadores es motivador. Y el más grande de todos en ese aspecto es Cristiano Ronaldo, sin lugar a dudas. Si me preguntas quién te parece el mejor de la historia, te respondo que Messi; pero si me preguntas cuál de los dos es tu favorito, sí pienso en Cristiano Ronaldo. Igual, por encima de los dos, siempre voy a tener a Ronaldo, el brasileño. Es increíble la cantidad de deportistas que inspiró. En todos los deportes ves a gente celebrando como él; son niños que en algún momento lo usaron como ejemplo para ser lo que son ahora. El fútbol es eso también: espejos y referentes. En general, creo que se aplica a todo: hagas lo que hagas, si le pones la dedicación que demuestra el jugador portugués a tu área, vas a ser un grande. Yo hasta ahora he demostrado mucha inspiración y poca transpiración. Recuerdo que esas palabras me las dijo el director de mi colegio el día de graduación. No ha cambiado mucho eso y no me siento bien al respecto. Sí me gustaría por lo menos acercarme lo más que pueda a la dedicación de estas personas. Veremos si lo logro. A veces lo intento, otras veces solo lo pienso.

Francisco Tafur

Tengo la suerte de haber ido a dos mundiales: el de Brasil 2014 y el de Rusia 2018. Los dos fueron mágicos. Todas las ciudades del país se contagian de la fiebre del fútbol y se vuelven festivales. Gente de todos los países con sus camisetas gritando y bailando en las calles. Hay una energía que no se puede describir del todo. Recuerdo en Brasil ver el partido España vs. Holanda, donde el segundo ganó 5-1, y vi de cerca uno de los mejores goles de la historia. Van Persie metió un gol de cabeza e hizo historia. También vi a Cristiano Ronaldo de cerca cuando Portugal jugó contra Alemania y perdió 4-0. A Messi ya lo había visto jugar porque es normal un partido de Perú vs. Argentina, pero ver a Cristiano Ronaldo era algo que en ese momento me parecía imposible, sobre todo para mí, que era un fan. Era como ver a un personaje de videojuego caminando frente a ti. En el Mundial de Rusia pudimos ver las semifinales y la final. Mi favorito de ese Mundial fue Hazard, sin lugar a dudas. El partido de Bélgica vs. Francia fue como una final adelantada. Ese Mundial fue especial. Perú se quedó en fase de grupos, pero no llegábamos a un Mundial hacía 36 años. Yo nunca lo había visto en un Mundial; ahora parece nuevamente un sueño lejano. También fue especial porque, como todos sabemos, conocer Rusia en estos momentos es algo inaudito. El mundo cambia demasiado rápido. Lo que hoy parece accesible, mañana puede ser imposible.

No lo llaman el deporte rey por las puras: despierta el lado más primitivo de las personas. Es por eso que puedes ver a gente vieja comportarse como niños. Es un deporte accesible para todos: solo necesitas una pelota de cualquier precio y con eso ya puedes comenzar a jugar. No discrimina por clases sociales ni color de piel, solo importa divertirse y ganar. A cualquier niño del mundo le das un balón y se va a divertir. Puede ser de trapo, de plástico o de cuero profesional, pero la emoción es la misma. Lo que sí es notorio es la diferencia en el apoyo del Estado a sus deportistas. En Perú no existe ese apoyo para nada. Da pena solo pensar en la cantidad de jugadores buenos que deben haber existido en nuestro país y nunca fueron vistos; la cantidad de promesas actuales que jamás serán vistas. Estamos en un país patas arriba y parece una locura darle importancia al deporte, pero la realidad es que es uno de los factores que más aumentan el potencial de un país y también de mejora social y cívica. Me gusta pensar que en algún momento se le dará la importancia que merece. Ojalá no tengamos que esperar toda una vida para verlo.

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