Luego de que el Congreso no aceptara el adelanto de elecciones al 2023, escuché diversos comentarios al respecto, pero leí uno en Twitter que me pareció el más sensato de todos. Eduardo Morón, profesor de economía de la Universidad del Pacífico, escribió lo siguiente: “No sé por qué el Congreso no entiende que un consenso es por definición el mínimo común. No se puede pedir incluir cosas que no todos quieren. Hacerlo es darle la espalda al país. El mínimo común es adelanto de elecciones. Sería genial incluir reformas. Pero no es el mínimo Común.”
Y es que tiene toda la razón. Muchos sectores se han dedicado a deslegitimizar las protestas, a generalizar que todo es terrorismo, dejando de lado que desde mucho antes del golpe de Estado de Castillo, un gran porcentaje de la población ya pedía adelanto de elecciones. En mayo de este año, según la encuesta realizada por el IEP, un 67% de encuestados quería adelanto de elecciones. Y 7 meses después, este número ha aumentado a 83%. Si bien gran parte de las protestas se han convertido en actos vandálicos, esto no quita que la población pide a gritos que se vayan todos.
Como escribió Morón, el adelanto de elecciones es el mínimo común, es el común denominador en las demandas de los ciudadanos peruanos. Soy consciente que en las protestas se ha pedido que renuncie Dina Boluarte, que se disuelva el Congreso, que haya una Asamblea Constituyente, así como la libertad de Castillo, pedidos con los que no concuerdo. No obstante, el Congreso solo tiene un 11% de aprobación, lo cual es una muestra clara del descontento de la población, y del mal desempeño que han tenido desde que iniciaron sus labores parlamentarias.
Desde hace más de una semana continúan las protestas, la violencia ha ido en aumento, así como las muertes, las pérdidas económicas ascienden a S/. 100 millones diarios, hay carreteras bloqueadas, aeropuertos cerrados, pero nuestro Congreso es incapaz de llegar a un consenso para solucionar esta crisis. Adriana Tudela escribió en su cuenta en Twitter “Ir a elecciones inmediatas sin reformas es dejar que la violencia triunfe, es entregar a nuestros compatriotas al caos y al chantaje que busca imponer la Constituyente.” Esto es una gran prueba de lo alejados de la realidad que están nuestros parlamentarios, de la manera en que omiten que el 83% de la población pide adelanto de elecciones, y de cómo se generaliza el pedido de Asamblea Constituyente de algunos manifestantes a todos los protestantes.
Sí, sería ideal tener adelanto de elecciones con reformas. Lamentablemente este proyecto de ley se presentó en mayo de este año, por la congresista Susel Paredes, donde se proponía que las elecciones fueran en el 2023 y alcanzaba el tiempo para hacer reformas, pero recién fue aprobado por la Comisión de Constitución del Congreso el 1ero de diciembre. Pasaron 9 meses para que se aprobara, y ahora en medio de una crisis que parece no tener solución, quieren hacerse “los responsables” y no aprobar un adelanto sin reformas.
La Defensoría del Pueblo ya ha alertado sobre la urgencia de que se abran corredores y vuelos humanitarios debido a la situación de miles de personas y al desabastecimiento. Las protestas continúan, y son millones de personas las que se ven afectadas. Decir que aprobar este adelanto de elecciones es que la violencia triunfe o entregar a los peruanos al chantaje de la Constituyente es una prueba más de la poca representatividad que tiene el Congreso, del poco sentido de urgencia que tienen nuestros congresistas y del nulo consenso que existe. Si esta crisis empeora, también será responsabilidad de ellos. Ojalá no sea muy tarde cuando reaccionen.