Juan Carlos Tafur

El escándalo Vizcarra

Ojalá el pueblo reaccione y castigue con severidad electoral a un candidato impresentable como es el exmandatario Martín Vizcarra. El incidente de la vacuna china que se hizo colocar junto a su cónyuge, en su calidad de gobernante, lo pinta de cuerpo entero: taimado e inescrupuloso.

Claramente no fue ningún voluntario, aprovechó su cargo y, lo que es más grave, si efectivamente quería sumar esfuerzos para que la vacuna se probase en el país, bien pudo hacerlo público y así animar a más compatriotas a hacerlo. El secretismo con que lo ha manejado demuestra claramente lo turbio de la decisión.

Lo único bueno que hizo Vizcarra durante su gobierno fue disolver el facineroso congreso fujiaprista, que de prosperar en sus propósitos hubiera llevado al país al abismo y provocado un incendio político de tal envergadura que hoy cosecharían electoralmente fuerzas radicales y disruptivas.

Fuera de eso su gestión ha sido un desastre, siendo el ejemplo más palmario el manejo de la pandemia. Condujo al país a una cuarentena irreflexiva, populachera e inútil, que no solo no contuvo el ciclo natural del virus sino que produjo un colapso de la economía. Y se desentendió por completo de la búsqueda de oxígeno, camas UCI y, por cierto, del aseguramiento de las vacunas.

La propia reforma política, que despertó tanto entusiasmo termino siendo mediatizada por su intervención demagógica de prohibir la reelección de los congresistas. No le interesaba la reforma sino tan solo confrontar con el Congreso, como recurso de popularidad.

No sorprende por eso creer que haya sido beneficiario de una jugarreta del Jurado Nacional de Elecciones para poder seguir en carrera, como ha sido denunciado por el periodista Ricardo Uceda, haciendo la salvedad de que nos parece bien que siga en la contienda, pero como también debieron seguir otros (APRA, listas del PPC y demás) que han sido apartados por un JNE allí sí riguroso e intransigente.

Vizcarra no merece entrar al Congreso para asegurarse cierta inmunidad que le permitiría blindarse de los serios procesos de corrupción que se le siguen, acusado de haber recibido millonarias coimas por obras públicas durante su gestión como gobernador regional de Moquegua. Merece sentarse en el banquillo de los acusados, no en una curul.

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