Juan Carlos Tafur

Castillo debe irse

“Si alguien podía albergar dudas, hoy debería tenerlo más que claro: Castillo debe salir de Palacio. Es claramente incapaz de gobernar un país complejo y precario como el Perú”

Castillo va a resultar más dañino para el país que la pandemia. Lo dijimos, irritados, cuando ganó las elecciones en la segunda vuelta, el mismo día en la noche. Muchos colegas me acusaron entonces de exagerado y de exasperado.

 

Hoy los hechos confirman el aserto. El gobierno de Castillo no solo está provocando un inmenso daño económico sino, además, político e institucional.

Si lo pretendiera hacer intencionalmente, con el objeto de generar el escenario propicio para un “momento constituyente” -como especulan algunos de la derecha- no lo podría hacer mejor, pero claramente nuestro presidente no piensa en derivadas. Es de reacciones muy simples, groseramente improvisadas, sin orden ni concierto, mucho menos con una lógica conspirativa detrás. Estamos, simplemente, ante un mediocre redomado, incurable, cuya impericia supina nos va a conducir a un desastre seguro.

El centro y la derecha tienen que actuar con inteligencia frente al desmadre que se avecina. El caos social que la torpeza de Castillo ha generado y va a seguir generando -porque nada va a hacer bien- no favorece opciones moderadas o pro establishment.

Al contrario, puede terminar sucediendo lo mismo que en 1990, cuando una bizarra reacción popular hizo que ganara Fujimori, a pesar de ser un candidato identificado con el populismo que Alan García había desplegado y que había conducido al país al descalabro. Lo racional hubiese sido que el pueblo, hastiado del desastre alanista, votase masivamente por Vargas Llosa, pero, paradójicamente, ese caos, terminó favoreciendo a un outsider (también, claro está, MVLl puso de su parte al no saber leer la calle y cometer todos los errores habidos y por haber).

 

 

 

 

Hoy, el centro y la derecha congresales parecen trabajar para el enemigo. Han provocado un desprestigio del Legislativo mayor que el que habitualmente acompaña a ese poder del Estado. Si tuvieran mayor autoridad moral y política, ya Castillo no estaría sentado en Palacio. Ni siquiera se muestran como opción de recambio.

En cualquier caso, si alguien podía albergar dudas, hoy debería tenerlo más que claro: Castillo debe salir de Palacio. Es claramente incapaz de gobernar un país complejo y precario como el Perú. Nunca va a aprender. Por el contrario, da permanentes muestras de persistir en los errores y de no actuar con respeto a la ética pública. El daño que le está haciendo a la democracia será inconmensurable si completa su mandato.

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Pedro Castillo, protestas, Vacancia

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