El Peruano

Martes en rojo para todos

Sudaca conversó con representantes de comercios textiles, restaurantes, bodegas y centros comerciales desde Las Malvinas hasta el Jockey Plaza. Todos reportan pérdidas millonarias (en ventas e insumos podridos) durante el día que Pedro Castillo decidió cerrar Lima y Callao. En Gamarra ya advierten que no le aguantarán una más. “No vamos a aceptar más medidas ilegítimas y sin sustento”, dice una lideresa gremial del emporio.
Por Alessandro Azurín y Cristian Rebosio

Acorralado por las protestas, ayer Pedro Castillo decidió encerrar a limeños y chalacos en sus casas. El anuncio, dado sobre la medianoche del lunes, fue un mazazo para pequeños, medianos y grandes empresarios. Sudaca conversó con representantes de bodegas, restobares, retaurantes, la industria textil, y centros comerciales como el Jockey Plaza y Las Malvinas. Todos reportan importantes (e innecesarias) pérdidas durante la jornada que pasó.

RESTAURANTES EN ROJO

“Esto ha traído una cantidad increíble de inconvenientes en todos los rubros. ¿Cuánto están perdiendo los negocios de la ciudad porque el gobierno no sabe negociar? Los platos rotos los paga la gente que está saliendo de dos años durísimos de pandemia. Ahora que las papas queman, cierran todo. No hay justificación”, asegura Francisco Belaúnde, vocero de la Unión de Gastrobares del Perú (UGP).

El gremio de Belaúnde agrupa a 5.000 restobares en Lima que dan trabajo aproximadamente a 25.000 personas. Asegura que ninguno de ellos laboró ayer. Y aunque los días fuertes del negocio son los fines de semana, eso no aminora las pérdidas. “Los gastrobares también venden menús. No sólo licor. Además, hay días de producción para el fin de semana. Por lo tanto, no sólo perjudica el día, sino la planificación semanal”, explica el vocero de este rubro.

En Lima, además, hay cerca de 100.000 restaurantes. La Unión de Gremios y Asociaciones de Restaurantes calcula que en todo su sector hubo una pérdida de US$50 millones de dólares por la jornada sin trabajar del martes. “El golpe ha sido duro. Nosotros estamos saliendo de una paralización. La cuarentena peruana fue de las más largas del planeta. Estábamos haciendo algo de caja para pagar los préstamos de Reactiva Perú, esa obligación se nos viene encima en mayo”, agrega, por ejemplo, Felipe Kikuchi, presidente de la Asociación Gastronómica Nikkei.

Ayer los más de 100 puntos de venta de comida nikkei –entre pequeños emprendimientos y grandes cadenas– se mantuvieron cerrados. Y a la pérdida de clientela se suma el desperdicio de sus productos. “Como insumos, usamos bastante pescado y mariscos que deben tener una temperatura controlada. Se ha perdido la venta completa. Tendremos que ver qué insumos se pueden usar, pero la mayoría se botará”, asegura Kikuchi.

Según el presidente del gremio, un restaurante nikkei puede perder hasta S/20.000 en ingredientes traídos desde el extranjero, los cuales están entre sus principales insumos. “Todo el conjunto de restaurantes nikkei puede perder un millón de soles entre insumos, costos operativos y ventas”, agrega.

En las bodegas se vivió algo similar. Andrés Choy, presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú, comenta a Sudaca que son 225.000 bodegas ubicadas en la capital “y que no solamente son negocios, sino sustento de familias”. El sector ya venía reportando menos ganancias por el alza de precios, asegura.

Choy señala, sin embargo, que desde su asociación rechazaron la medida e instaron a estos comerciantes a que “abran sus negocios con rejas». De cerrar por un día todas las bodegas, las pérdidas pueden llegar a los S/15 millones. El problema es que igual ha habido menos movimiento de personas y, por ende, menos clientes. 

LOS TEXTILEROS

El rubro textil también pasó las de Caín el día de ayer. Las fábricas de TopiTop, por ejemplo, estuvieron desiertas. Ni qué decir de sus 27 tiendas ubicadas en la capital. “Son más de 3.000 trabajadores en las tres fábricas de Lima. Nosotros producimos 50.000 prendas al día. Imagínese. Lo más crítico para nosotros es el incumplimiento con los clientes del exterior y la mala imagen de inestabilidad del país”, asegura Gustavo López, gerente general de la división industrial de esta compañía. 

Lo más complicado, asegura, es tener que explicarle los vaivenes políticos a sus clientes extranjeros. “Tratamos de no entrar mucho en detalle. Darles esperanza de que esto se va a resolver. Si esto se extiende, será complicado no sólo para los textiles, sino para todos los exportadores. En los próximos días empezarán las dudas de si seguir [invirtiendo] en un país con tanto conflicto político”, se lamenta López.

Gamarra-textiles
En Gamarra cerraron los ingresos al emporio comercial incluso desde el lunes por temor a saqueos. Foto: Twitter.

“Detenernos un día significa una pérdida de S/20 millones”, señala con preocupación Susana Saldaña, presidenta de la Asociación Empresarial Gamarra Perú. El inopinado anuncio del presidente Pedro Castillo decretando la inmovilización para Lima y Callao afectó la jornada laboral de las más de 100.000 familias que tienen a alguien trabajando en el emporio, y encima en pleno periodo de producción para la campaña otoño-invierno.

Saldaña advierte que en Gamarra no permanecerán sumisos ante otra decisión similar por parte del Ejecutivo. “Los empresarios de Gamarra no vamos a aceptar más medidas restrictivas que no son legítimas y que no tienen el mayor sustento. Somos respetuosos de las normas y las autoridades, pero no podemos permitir abusos”, remarca la empresaria.

 

DEL JOCKEY A LAS MALVINAS

A la Asociación de Centros Comerciales del Perú (ACCEP), la medida del gobierno también le generó un millonario dolor de cabeza. “Un día perdido representa el 12% de la venta semanal. Estamos perdiendo S/70 millones en ventas”, afirma Juan José Calle, presidente de esta asociación que incluye 50 centros comerciales, como el Jockey Plaza y Plaza Norte. 

Para Calle, decretar un toque de queda en estos momentos es un absurdo. “Nosotros generamos 180.000 empleos a nivel nacional e impedir que trabajen en una zona como Lima, en un momento donde la economía familiar es golpeada por todos los efectos que conocemos, es contraproducente”, señala.

Plaza Norte-Centros comerciales
Centros comerciales como Plaza Norte lucieron cerrados con rejas ante el desconcierto de la gente que pasaba por la zona. Foto: La República.

A las grandes galerías ubicadas en la capital, donde convive el comercio formal con el informal, la decisión del jefe de Estado también les pasó factura. César Vásquez, por ejemplo, es secretario de imagen institucional del Frente Empresarial Las Malvinas. “[El centro comercial] Las Malvinas genera alrededor de 150.000 puestos de trabajo de manera directa e indirecta”, señala. Las restricciones del martes, asegura, representan pérdidas de entre S/30 y S/35 millones.

“Es una medida espantosa. Es el colmo clausurar Lima por un día. La gente está buscando recuperar su economía, pero el gobierno no deja de generar inestabilidad. Justo ahora, que todo ha subido, se les priva de trabajar”, sostiene Juan Infante, director de la Escuela Fábrica de Empresarios.

El empresario también señala que la incertidumbre de este tipo de medidas no sólo influye en los inversionistas. “Los consumidores actúan de manera prudente, reprimen su gasto. Eso, que pasa en las familias, también ocurre en las empresas: se contrata e invierte menos. Eso genera escasez de productos. Es una espiral fatídica”, comenta. Una espiral en la que el gobierno del lápiz se enroló solo. Y que, en total, podría costarnos S/1500 millones del PBI por un día.

 

**Fotoportada por Darlen Leonardo

Tags:

Centros comerciales, Pedro Castillo, Toque de queda

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