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InDriver: el peligro de regatear una carrera

Intentos de secuestro, asaltos, maltratos. Esas son las denuncias que recogió Sudaca de cuatro usuarias de este aplicativo de origen ruso que opera en el Perú desde 2018. Las aparentes ventajas de esta aplicación esconden escandalosas brechas de seguridad que son un peligro para sus clientes, sobre todo mujeres. Mientras tanto, en el Congreso un proyecto de ley para regular los servicios de taxi por aplicativo está a la espera de ser debatido por el pleno. No es seguro que se apruebe: cinco iniciativas parecidas ya han sido engavetadas.

Lucero Hidalgo (29), estudiante de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), dice haber sido víctima de hasta dos intentos de secuestro en viajes realizados con InDriver, una aplicación de taxis que opera en nuestro país desde el 2018 y cuyo principal atractivo es la posibilidad de regatear el precio con el conductor, lo que la diferencia de su competencia. “Desde entonces, mi enamorado no me deja sola. Tengo miedo de que vuelva a ocurrir esa situación. Ellos esperan a que vayan mujeres y puedan hacerles algo”, dice a Sudaca.

El primero de estos ocurrió en agosto del año pasado. Lucero tenía que acompañar a una amiga suya a su casa, pues esta acababa de salir de una cirugía a la naríz. El viaje era de San Borja hasta El Agustino. “Era una ruta nueva para mí, no sabía cuánto me iba a cobrar ni la distancia. La persona me propuso S/13. No lo cuestioné y subí con mi amiga”, recuerda. Ahí comenzó su calvario.

A Hidalgo le llamó la atención que el conductor use Google Maps en vez de Waze, el aplicativo de geolocalización que InDriver y otros servicios similares recomiendan a sus choferes para los viajes. Cree que esto le permitió a la persona que manejaba el vehículo elegir unilateralmente su propia ruta. “Me di cuenta de que estaba yendo por una ruta totalmente desconocida. Nos llevó a la punta del Cerro San Pedro. Era una zona peligrosa donde al parecer se había puesto de acuerdo para que nos roben. Digo esto porque, antes de llegar a ese punto, me di cuenta que había puesto como destino final el cerro. No había marcado la dirección de mi amiga”, asegura Hidalgo.

Al llegar a San Pedro cuatro hombres aparecieron y empezaron a forzar las puertas del vehículo, pero terminaron espantándose por una situación fortuita. “No nos robaron porque mi amiga operada empezó a sangrar bastante. Se asustaron y escaparon. Le grité al taxista que nos deje en una avenida principal. Nos dejó cerca de una farmacia”, recuerda la estudiante de Derecho.

Después de este incidente Lucero siguió usando InDriver, pues era la única aplicación que le permitía negociar con los conductores y, por tanto, le salía más a cuenta. Esto no evitó que un mes después, en septiembre, sufriera otro intento de secuestro. Esta vez ocurrió cuando se dirigía a su casa en San Martín de Porres desde la Avenida Salaverry.

“Por seguridad le dije a mi enamorado que pida el taxi desde su cuenta para que piensen que lo abordaría un chico. Cuando subí, el taxista me preguntó si solo iría yo y le dije que sí. En ruta, empezó a evitar las avenidas principales, nuevamente vi que seguía [la ruta en] Google Maps. Con la experiencia anterior le pedí que, por favor, evitara las calles oscuras. Me estaba llevando a las calles paralelas a la Av. Alfonso Ugarte. Por ahí roban, no hay luz o a veces están vacías”, narra Hidalgo. 

Al solicitarle al conductor que cambiara de ruta, este le contestó de forma altanera, dice la usuaria. “Me estaba amenazando diciendo que me dejaría tirada en cualquier lado porque era su carro y él lo manejaba como quería. En un punto recordé que por la zona de Plaza Norte hay cámaras de vigilancia. En ese lugar no me aguanté, porque sabía que podía volver a meterse en una zona oscura, y grité pidiendo ayuda. Felizmente las lunas eran automáticas. El pata paró y salí como pude. El señor arrancó sin siquiera cerrar la puerta ni cobrarme”, asegura la joven.

Las carreras en InDriver se pagan en efectivo o a través de Yape y Plin. Antes de aceptar el servicio, el usuario puede sugerir una tarifa, al igual que como ocurre con un taxi de la calle. Los conductores pueden aceptar la propuesta o realizar una contraoferta mayor al precio ofrecido por el usuario.

Otro caso es el de la venezolana Anaí Domínguez Chacin. Ella publicó un vídeo en su cuenta de TikTok en el que relató la experiencia que vivieron una de sus hijas y el enamorado de esta luego de salir de un evento social la noche anterior.

En la publicación del pasado 28 de mayo, que ya cuenta con casi 3 millones de vistas, Domínguez cuenta cómo el vehículo de placa BDE248 –conducido por un hombre identificado como Edwin Porfirio– recogió a la pareja en Miraflores para llevarlos a su casa en San Miguel. “Cuando estaban llegando, a escasas cuatro cuadras de mi domicilio, el carro se detiene en una calle oscura y les exige a mi hija y su pareja bajarse del auto. Ya el servicio estaba pagado [con Yape]”, dice la mujer en el video.

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A través de su cuenta de TikTok, Anaí Domínguez hizo público el intento de secuestro sufrido por su hija en un taxi contratado por InDriver.

Luego de negarse en reiteradas oportunidades, la pareja decidió bajar del vehículo. Primero bajó el novio de la hija de Domínguez, hecho que fue aprovechado por el conductor del vehículo para arrancar con la chica dentro. “Gracias a Dios que la pareja de mi hija se quedó colgando en la puerta. El chofer lo arrastró. El carro no paraba. Mi hija comenzó a gritar, le daba golpes al asiento. Tal sería la desesperación de mi hija que este señor frenó repentinamente. Mi hija aprovechó y se lanzó del auto”, relata la migrante, autora de un libro donde relata sus experiencias desde que llegó a nuestro país.

Como pruebas en su TikTok, Domínguez muestra los detalles del viaje en la aplicación y las heridas que sufrió el enamorado de su hija, producto de mantenerse enganchado del vehículo. Según Sunarp, el dueño del carro es Macalupu Sullon Porfirio. No es seguro que se trate de la misma persona que conducía el carro. “Gracias a Dios pudimos obtener todo [las pruebas], ya que en la zona (Costanera), hay cámaras en la mayor parte. Mi hija está físicamente bien, sin embargo emocionalmente aún con algunas secuelas. Su pareja sigue en recuperación”, señala Domínguez a Sudaca. 

 

Los de Hidalgo y Domínguez no son los únicos casos que ponen en entredicho la seguridad de los viajes en InDriver. Un viaje rutinario desde su casa a la Universidad de Lima, el pasado 31 de mayo, se convirtió en una pesadilla para Anaís López (19). “El señor de la foto [en la app] no era quien me recogió, pero la placa sí coincidía. Me di cuenta a mitad de camino que me estaba llevando para otro lado. No le dije nada porque estaba más preocupada por lo que me iba a pasar que por su identidad real”, asegura a Sudaca la joven estudiante de Administración.

En la app, el conductor que le tocó estaba identificado solamente como “Jorge Alberto”. De acuerdo a Sunarp, el vehículo –de placa AHD339– le pertenece a Jorge Alberto Ramos Vega y Angelymar Ikdalith Pulido Castillo. Pero, según la joven, ninguno de ellos condujo dicho automóvil.

López dice que el taxista parecía “estar súper convencido de lo que hacía”. Había puesto seguro a las puertas y manejaba con demasiada prisa. Cuando ella le reclamó por el cambio de ruta, este no respondió, recuerda. Eso la alteró aún más.  “Me asusté peor. Pero creo que reaccioné de la mejor manera: le dije que mis padres eran policías y que estaban cerca. Si no lo decía, creo que no me hubiera dejado ir”, recuerda. El taxista terminó dejándola en la universidad. Está convencida de que fue por su advertencia.

ASALTANDO CUENTAS

Hay otras situaciones que revelan lo mal que funcionan los supuestos filtros de InDriver. Dulce Cabrera (28), por ejemplo, fue víctima de un hurto que escaló a mayores. “Todo pasó el 23 de abril, cuando me dirigí a La Molina para maquillar a una chica por su cumpleaños. Tomé un taxi desde mi casa en El Agustino acompañada de mi novio. Llegué a la casa normal. Al sacar mis cosas me doy cuenta de que no tenía mi celular”, recuerda esta profesora de educación primaria.

Luego de timbrar en más de diez oportunidades a su número sin respuesta, Cabrera decidió llamar a Jesús Alberto Salas Rodriguez, el dueño del vehículo de placa ANE-063 que los llevó hasta La Molina. “Me dijo que estaba por Magdalena haciendo otra carrera y que se iba a estacionar para fijarse. A los 10 minutos volvimos a llamar y nos dijo que no había nada. Enseguida volvimos a timbrar y ya estaba apagado”, asegura la también maquilladora. 

Cabrera dio el celular por perdido, pero ahí no terminaron los problemas. “Una experiencia de una noche arrastró un mes completo de malos momentos”, se lamenta. Y es que a tres semanas de ocurrido el hecho, la profesora se dio con la sorpresa de que alguien se estaba haciendo pasar por ella en redes sociales. 

“Mi hijo de 10 años tiene Facebook en su tablet. Es la forma de comunicarme con él cuando no estoy. Le escribieron desde mi cuenta. Habían conseguido desbloquear mi celular”, dice Cabrera. Y el asunto siguió. “El 18 de mayo me notificaron a mi correo que habían pagado un viaje en Beat de casi S/ 30 con mi tarjeta. Tenía miedo de que vaciaran mis cuentas bancarias”, agrega la profesora. Alarmada, comenzó a cambiar todas sus contraseñas. 

Cabrera logró comprobar que Jesús Salas, el hombre que le había hecho el servicio por InDriver, era la persona que había realizado ese viaje en Beat. “El viaje que hicieron desde Miraflores a El Agustino en Beat figura con la dirección que aparece en su Reniec”, afirma.

La mujer realizó una denuncia policial –a la que tuvo acceso Sudaca– de todo lo que vivió. Sin embargo, en la misma comisaría le recomendaron dejar el asunto ahí. “No le dieron mayor importancia. El comisario le indicó al agente que me estaba tomando la declaración que lo hiciera, pero que lo diera por perdido. Me dijeron que al día siguiente vuelva por la copia. Pero ya no fui, volví decepcionada”, recuerda. 

Soporte inDriver
Esta fue la ineficaz respuesta que recibió Lucero Hidalgo cuando reportó su primer intento de secuestro a InDriver

Al igual que Cabrera, el resto de casos aquí detallados por Sudaca fueron reportados a la aplicación a través de un nada amigable chat de atención al cliente. No recibieron ninguna solución, muchos menos les dijeron si iban a sancionar a los conductores señalados. 

 

 

¿VIAJAR SEGURO?

La aplicación de taxis InDriver nació el 2013. Es operada por una empresa rusa llamada Sinet Team, aunque su sede principal se encuentra en Mountain View, California. Su fundador y cabeza es Arsen Tomsky y su presencia en el mundo es impactante: el servicio está disponible en más de 600 ciudades en 42 países como Honduras, Uzbekistán o Kenya, según su propia web.

Al Perú, esta app llegó recién en 2018 y va ganando terreno gracias a sus “ventajas”. No sólo está el plus de poder regatear el precio de los viajes. Para los conductores, usar esta app sale más a cuenta, porque esta cobra una comisión promedio de 9.5% por viaje realizado, según su misma web. Esta tarifa la vuelve más cómoda que servicios similares como Uber o Beat, que cobran 25%, de acuerdo al diario El Tiempo de Colombia.

InDriver tiene filtros similares a los que manejan otras compañías para sus potenciales trabajadores: el taxista debe presentar sus antecedentes policiales, licencia de conducir vigente, cédula de ciudadanía y tarjeta de propiedad del auto, además de una foto y SOAT. En su web dicen que en solo 24 horas pueden aceptarte para generar ingresos con ellos. Pero Sudaca pudo corroborar que hay brechas de seguridad que son un peligro para el usuario. 

Por ejemplo, no es necesario inscribirse como chofer para ver en vivo y en directo los viajes solicitados en InDriver. Basta presionar un botón en el aplicativo para cambiar de “modo pasajero” a “conductor”. Así, diversos datos quedan a libre disposición de cualquier persona que no esté inscrita como taxista. Esto incluye, además de los puntos de origen y destino, el modo de pago y los nombres de los usuarios, sobre todo si están registrados con Facebook. Por si no fuese suficiente, también se puede acceder a los kilómetros de distancia entre la ubicación del pasajero y el posible conductor antes de abordar.

Datos InDriver
Basta presionar un botón en la app para poder visualizar todos los viajes solicitados en vivo dentro de InDriver. Una brecha de seguridad que expone a sus usuarios y conductores.

Para el abogado Erick Iriarte, este hecho no solo es peligroso, sino que transgrede normativas vigentes. “Puede entenderse como una brecha de seguridad tanto para usuarios pasajeros como conductores. La app debería explicar por qué tiene esa modalidad. La ley de protección de datos personales, vigente desde hace 11 años en el Perú, tiene que ser cumplida”, afirma el especialista en derecho digital. 

Opinión similar comparte el abogado Carlos Guerrero. “Es grave, me sorprende que sea así.  Otras como Uber, Cabify o Beat tienen interfaces diferentes dependiendo si te registras como usuario o conductor. Me parece evidente que un delincuente lo pueda explotar para cometer delitos”, asegura el también especialista en entornos digitales.

Nuestro país no es el único donde la inseguridad de InDriver ha sido puesta al descubierto. Basta una breve búsqueda en redes sociales como Twitter para encontrar experiencias similares en países como Colombia o México. Incluso, en febrero del 2020, el diario El Comercio de Ecuador denunció que conductores de este aplicativo expusieron datos de sus clientes –sobre todo mujeres– en páginas de Facebook. 

“Ofrece tu precio. Recupera tu libertad”, es el eslogan de InDriver. La frase suena a ironía para los casos que revelamos en este informe. Sudaca intentó comunicarse con la compañía para que respondan por estos hechos a través de su departamento de relaciones públicas. Al cierre de este reportaje no recibimos respuesta.

 

NORMA EN CAMINO

Regular este tipo de empresas es una deuda del Estado. Al igual que el caso de otros entornos digitales como las apuestas deportivas online, el camino ha sido infructuoso, pero no han faltado intentos. Desde el 2016 se han archivado cinco proyectos de ley.

A fines de noviembre del año pasado, el congresista José Elías, de Podemos Perú, presentó otra iniciativa legislativa –el proyecto 842/2021-CR– que busca regular a Indriver, Beat, Uber y compañía. El último 30 de mayo fue aprobado su dictamen. Con esto, solo falta que el Pleno del Congreso lo vote.

El proyecto del legislador Elías pretende crear el ‘Registro Nacional de Empresas Administradoras de Intermediación del Servicio Privado de Transporte Especial a través de Plataformas Tecnológicas’, que estará a cargo del MTC, entidad que también deberá fiscalizar el negocio y establecer sanciones. Esta lista incluirá a todas las empresas tecnológicas que brindan este tipo de servicios, estén o no localizadas en el Perú.

También estandariza los requisitos de admisión de nuevos conductores colocando algunos que no consideraban las aplicaciones, como exigir una constancia de revisión técnica aprobada y el récord de papeletas del conductor. El proyecto de Elías deja la puerta abierta para que el MTC agregue más filtros en el futuro reglamento de la ley. Además, ajusta los datos mínimos a los que los usuarios deben tener acceso en los aplicativos. 

Si bien la iniciativa ya cuenta con un dictamen favorable, su aprobación –más allá del voto del Pleno– no está garantizada. En el 2018, dos iniciativas similares de las comisiones de transportes y defensa del consumidor llegaron a ser aprobadas por el pleno, pero el presidente Martín Vizcarra observó su autógrafa el 28 de diciembre de ese año. Hasta hoy, las aplicaciones de taxis son tierra de nadie.

 

**Fotoportada por Darlen Leonardo

 

Tags:

Aplicaciones, Denuncias, InDrive

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