Juan Carlos Tafur

El problema no es solo Béjar

“La única manera de reconstruir puentes con el Legislativo y establecer una atmósfera de gobernabilidad pasa porque el Ejecutivo dé marcha atrás en los tres puntos señalados: gabinete, Cerrón y Constituyente”

No se trata de una cacería de brujas ni de una persecución política la que se aprecia respecto del gabinete Bellido, sino de una saludable práctica de vigilancia opositora debida a la falta de idoneidad de buena parte del consejo de ministros convocado por el Presidente y el Premier (y, por supuesto, por Vladimir Cerrón).

Nadie puede poner en cuestión que Castillo decida conformar un gabinete de personajes de izquierda, inclusive radicales. Una parte de su votación obedece a ese ánimo y otra a un sentimiento antiestablishment cuyo mandato está obligado a expresar y recoger.

Pero la ausencia de solvencia técnica o profesional de varios de los ministros convocados (se acaba de conocer en El Foco, por ejemplo, que el titular de Cultura, Ciro Gálvez, está denunciado hasta por sicariato), es un tema político inadmisible, sobre el cual el Congreso está obligado a ejercer control político, interpelando y eventualmente censurando a aquellos que no cumplan con los estándares éticos y laborales mínimos para ejercer el cargo para el que han sido designados.

La crisis política por la que pasa el régimen es obra y gracia de su propia torpeza. Nombrar un gabinete mediocre, admitir la preeminencia política de Vladimir Cerrón e insistir tercamente en una materia que no cuenta con aprobación ciudadana, como es el tema de la Asamblea Constituyente, es lo que explica que, por primera vez desde que las encuestas miden los niveles de aceptación de los gobiernos recién estrenados, éste muestre tan baja aprobación, inferior a su desaprobación.

A este paso, ni siquiera el plan moderado de izquierda que impulsa el sector tecnocrático del gobierno que encabeza Pedro Francke, va a poder ser desplegado (las nuevas reglas tributarias necesitan aprobación del Congreso). El encrespamiento de la oposición congresal ha hecho que el gobierno pierda aliados iniciales -como lo fueron los morados y Somos Perú- y la única manera de reconstruir puentes con el Legislativo y establecer una atmósfera de gobernabilidad pasa porque el Ejecutivo dé marcha atrás en los tres puntos señalados (gabinete, Cerrón y Constituyente).

Está a tiempo de hacerlo. Tiene que actuar rápidamente y sentar las bases de un horizonte de cinco años. Hoy, esa perspectiva está acotada a una relación inestable y tumultuosa con el Congreso, que promete más desencuentros que conciliación.

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Asamblea Constituyente, Héctor Bejar, Vladimir Cerrón

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