Es tan malo el manejo de la investidura presidencial que ni siquiera un megaevento como la APEC, que normalmente debería producirle réditos políticos al anfitrión, conllevará algún beneficio a la presidencia de Boluarte.
Las masacres de inicio de su mandato, sus mentiras escandalosas en casos como el de los Rólex, el “cofre”, Vladimir Cerrón, su silencio ante la prensa, su calamitoso manejo de Petroperú, etc., constituyen un combo que, sumado el pasmo gubernativo respecto de la inseguridad ciudadana, seguirán corroyendo la ya escuálida aprobación presidencial.
La mediocridad del gobierno en el nombramiento de funcionarios públicos cuestionados ya casi llega al nivel del periodo de Castillo y le suma como pasivo algo que el Atila chotano no tenía: un pacto infame con un Congreso tan desprestigiado como el gobierno mismo, en una suma que resta.
Boluarte no necesita de “niños” para conformar una mayoría congresal. La confluencia de intereses mezquinos y subalternos la hacen tener de la mano a las principales bancadas parlamentarias, que solo buscan mantenerse hasta julio del 2026 junto a la cuestionada mandataria.
Lo peor del caso -y por eso somos proclives a su vacancia y el adelanto de elecciones- es que cada día que este mediocre gobierno perdura, alimenta las posibilidades de candidatos radicales disruptivos, que ya aparecen algunos en las encuestas, pero que el 2026 serán un tsunami, que la derecha tonta no aprecia.
No se puede guardar silencio ni esquivar el bulto frente el caos gubernativo vigente. Si desde la centroderecha no se toma posición firme respecto del establishment, la izquierda radical se la llevará fácil y hasta podría hacer pasar a dos candidatos a la segunda vuelta.
La calle ya se está manifestando -lo vamos a ver en estos días de APEC- y eso implica el despertar de las candidaturas de izquierda. El escenario por venir está cantado; más protestas y más cosecha electoral de los candidatos de este sector del espectro ideológico. Mientras tanto, la centroderecha se debate entre definiciones internas, muy pocos viajan al interior del país y son mucho menos los que marcan distancia del régimen que nos gobierna. Cronograma de un desastre anunciado.