¿Se imaginan lo que pasaría si el 2026 llega al poder un candidato ubicado en el lugar ideológico correcto, pero que no ha preparado un plan de gobierno detallado sobre lo que debe hacer frente al sinfín de problemas que aquejan al país? Pues los problemas se lo tragarán en pocas semanas, la desilusión campeará, la oposición se encabritará y volveremos a la crisis política permanente en la que estamos embarcados en los últimos lustros.
Yo, como elector, exigiré un plan rápido de acción frente a la inseguridad ciudadana, lo que incluye desde política policial, fiscal, judicial y penitenciaria; reclamaré por una política económica que inmediatamente rompa las cadenas de la sobrerregulación económica que han destazado el modelo económico de los 90 (lo que incluye el arreglo de la trabazón minera existente y el arreglo de la informalidad, sobre todo la minera y la laboral); demandaré un plan anticorrupción inmediato, que acabe con este mal que destruye toda política pública que se pretenda desplegar y junto con ello exigiré que se reforme el sistema de regionalización, cuna del mayor antro de inmoralidad del país, como son los gobiernos regionales y locales.
Y todo esto y mucho más, no de uno en uno, paulatinamente, sino a la vez, en simultáneo, con una maquinaria tecnocrática y política capaz de reformar al país desde su raíz.
Si no se hace así, estamos reventados. Por más correcta que sea la ubicación ideológica del candidato ganador, los gravísimos problemas que afronta el país lo absorberán y lo conducirán al marasmo o a la impotencia. Y de ello se aprovecharán los beneficiarios del statu quo (la clase política tradicional, las economías ilegales, las mafias económicas, etc.).
El Perú transita por una situación en la que su potencial es enorme, las condiciones externas son favorables, así que si se hacen las cosas bien, los resultados positivos no tardarán en hacerse sentir y fortalecer el plan de gobierno referido, con el consecuente apoyo popular, generando el círculo virtuoso que todo gobierno desea: buenas políticas públicas y respaldo ciudadano.
–La del estribo: qué reconfortante y placentero releer los escritos periodísticos de Mario Vargas Llosa, compilados por Alfaguara. El país de las mil caras. Escritos sobre el Perú. Obra periodística II, es el título del libro en el que la buena prosa de nuestro Nóbel va acompañada de premonitoria lucidez sobre los grandes problemas nacionales.