Pie Derecho

La microobra como mecanismo de gobernabilidad

“Experiencias exitosas como la de Foncodes, la de los comedores populares, la de los caminos rurales, etc., deben ser replicadas a nivel nacional”

Por supuesto que el populismo vende. Lo demostró Fujimori y más recientemente Vizcarra. Arremeter contra la partidocracia rinde frutos políticos que se manifiestan en índices de aprobación ciudadana muy altos (hasta ahora Vizcarra, a pesar de sus tramposerías infames, conserva márgenes de popularidad que ya quisieran tener sus adversarios).

Pero la otra clave del éxito ciudadano estriba en una política pública que en el Perú no puede ser soslayada, que es la microobra popular. Fujimori mantiene recordación en los sitios más alejados del país porque construyó colegios, postas, puso luz, agua, desague, hizo caminos rurales (que, como ha demostrado Richard Webb, cambiaron la faz económica de las zonas agrarias históricamente abandonadas).

Cualquier gobierno que asuma las riendas del país el 2026 va a requerir contar con altos márgenes de aprobación si no quiere ser desbordado por una situación legislativa adversa (es tal la fragmentación electoral que difícilmente algún partido va a conseguir mayoría legislativa).

Experiencias exitosas como la de Foncodes, la de los comedores populares, la de los caminos rurales, etc., deben ser replicadas a nivel nacional y ello supone operadores políticos afiatados y conocedores de las necesidades locales (como lo era Absalón Vásquez para Fujimori). Eso no se improvisa y no pasa por regalar fondos -como hace Dina Boluarte- a los corruptos gobiernos regionales y locales.

Fujimori tuvo un plan específico que acompañaba la estrategia macroeconómica y la pacificación nacional. Sus visitas permanentes a las zonas donde estrenaba esas pequeñas obras a años luz de las megaobras, pero grandiosas para los poblados que las recibían, le han permitido conservar hasta ahora una memoria popular agradecida y en su momento un respaldo político masivo en los sectores más marginados de la sociedad.

La coyuntura del 2026 en adelante va a ser muy difícil porque el descrédito del establishment político es brutal y va a afectar al gobierno que asuma el poder desde el primer día. Si no acompaña la gestión de una narrativa anti statu quo con un despliegue extraordinario de recursos en este tramado de microobras populares, su futuro político se asoma sombrío.

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