Pie Derecho

Maquillaje ministerial es un engañabobos

“Mientras no haya políticas públicas de, por lo menos, mediana aplicación, un cambio ministerial es un simple engañabobos”

Se anuncia una vez más un presunto cambio de varios ministros. El objetivo es meridiano: refrescar un gabinete alicaído y de esa manera tratar de subir algunos puntos en las encuestas.

El problema es que el gobierno de Boluarte anda totalmente despistado, sin brújula, sin saber qué hacer, y malcree que el tema es cosmético, epidérmico, que basta con cambiar la superficie y asunto arreglado.

Mientras este régimen no sea capaz de remediar el problema de la inseguridad ciudadana, la crisis económica y el problema endémico de la corrupción (las tres principales preocupaciones ciudadanas, según todas las encuestadoras), no servirá de nada que cambie tres o seis ministros, o que fusione cuatro o seis ministerios.

Y el problema estriba justamente en que sobre los temas señalados, no hay un solo indicio que haga presumir que el Ejecutivo tiene idea de qué hacer. Ha tenido tres ministros del Interior, ninguno ha sido capaz de, siquiera, presentar un plan verosímil de lucha contra la delincuencia que se ha adueñado de las calles del Perú. Y tenemos al actual ministro enredado con audios comprometedores, más preocupado en salvar su imagen, que en capturar a las bandas criminales que hoy son dueñas del país.

En materia económica había muchas expectativas respecto de José Arista, hasta entonces considerado un correcto economista, pero que adolece de un gran defecto: falta de carácter. No tiene la fuerza suficiente ni los arrestos para enfrentar los arrebatos populistas del Congreso. Cede en todo, sin chistar. Y tampoco tiene peso al interior del propio gobierno. No es capaz, por ejemplo, de empujar la propuesta del directorio de Petroperú, al punto que el mismo ya advirtió, en boca de su presidente, de que si hasta este fin de semana el gobierno no da una respuesta clara al que ha sido el mejor planteamiento que se ha hecho sobre la quebrada empresa estatal, darán un paso al costado.

Y la corrupción, sistémica en el país -no ha surgido con este gobierno- se mancha indeleblemente con los andares de Nicanor Boluarte y lo que se va conociendo de su proceder. Y Dina Boluarte no hace nada por alejarlo de su entorno sino todo lo contrario.

Mientras no haya políticas públicas de, por lo menos, mediana aplicación, un cambio ministerial es un simple engañabobos, que algún desavisado consejero presidencial le debe haber hecho creer a la Presidenta que le va a ayudar en sus dramáticos niveles de desaprobación.

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