Daniel Parodi - Sudaca.Pe

La luna de miel recién comienza

"Los primeros 100 días de su gobierno, que en otros casos constituyen el lapso en el que el Presidente establece sus líneas maestras, a Castillo le han dado tiempo apenas para formar equipos y para establecer las alianzas -al día de hoy muy precarias- para gobernar."

Si en algo hay consenso entre los peruanos, es que este gobierno no es como los demás. Para empezar por su origen, el gobierno de Pedro Castillo no proviene de la clase política que nos ha gobernado los últimos veinte años y que podemos señalar, sin duda alguna, como la más mediocre de la historia de la República. 

Castillo no vino de esa argolla, donde, en realidad, daba lo mismo el partido, o vientre de alquiler, de gobierno. Castillo, mucho más que Vladimir Cerrón, venía tanto de las luchas sindicales, como de las rondas campesinas y del Perú andino rural, una combinación nunca vista en Palacio. 

Los primeros 100 días de su gobierno, que en otros casos constituyen el lapso en el que el Presidente establece sus líneas maestras, a Castillo le han dado tiempo apenas para formar equipos y para establecer las alianzas -al día de hoy muy precarias- para gobernar. 

Son 100 días en los que ha logrado zafarse de su secuestro por parte de Vladimir Cerrón y la izquierda radical cuyo partido -Perú Libre- lo llevó al poder, lo que, al mismo tiempo, le ha ganado el momentáneo apoyo congresal de Acción Popular, APP y Podemos, además de las sabidas de SP + PM y JP, con cuyos votos el gabinete de Mirtha Vásquez ha obtenido la confianza de la representación parlamentaria. Al mismo tiempo, ha mejorado sustancialmente la composición del gabinete, con la ya mencionada Vásquez en el premierato, acompañada de Pedro Francke, Aníbal Torres, Gisela Ortíz y el flamante Avelino Guillén.

La recomposición de las fuerzas políticas en el Perú admite otra lectura, de acuerdo a la coyuntura global: el espectro demoliberal -que abarca desde izquierdas hasta derechas- se ha consolidado frente a sus pares radicales y esencialistas, que se mueven en las fronteras de la democracia y que encontramos en los extremos de la derecha y la izquierda. De esta manera, Fuerza popular se afirma como la “Vox peruana” y votó en bloque contra la investidura de Vásquez, mientras que Renovación Popular y Avanza Perú también la balotaron, pero dividiendo sus votos. Por el lado izquierdo, se confirma la división de la bancada de Perú Libre y 16 congresistas seguidores del marxista Cerrón le han negado el respaldo a Vásquez, en una ruptura que, en realdad, le era exigida al Presidente por la mayoría del país. 

Lo que se viene

Criticar el caos de los cien días que hoy se cumplen es una perogrullada. Hay que ver un poco más allá de lo obvio, es posible que este gobierno acabe de obtener una victoria que se extienda mucho más allá de la propia investidura; podría haber obtenido las alianzas necesarias para gobernar y a las personalidades claves para formar el equipo requerido para la tarea. Sin embargo, hay que advertir la precariedad de la alianza de centro-izquierda que recién se ha logrado. César Acuña es una veleta que cambia como el viento y sus cambios de humor son los de la bancada de APP. Por otro lado, ha sorprendido gratamente el voto proinvestidura de AP, esperemos que signifique una vuelta por el camino de la institucionalidad luego del desastre del “gobierno de los 6 días”. 

Una conclusión se cae de madura: el Presidente Pedro Castillo se encuentra mejor posicionado que hace 100 días. Habrá que dejarlo trabajar y apoyarlo críticamente, eso hacemos quienes queremos al país. 

 

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100 días de gobierno, Congreso de la República, Presidente Castillo, Vladimir Cerrón

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