Juan Carlos Tafur

Un líder de oposición

“Se viene una batalla larga para contener cualquier eventual arresto radical y autoritario de un régimen que alberga en su seno esta variante”.

El Congreso viene cumpliendo hasta el momento de modo satisfactorio su rol de control y oposición del Ejecutivo. En base a la holgada mayoría del centro y la derecha han logrado hacerse de la Mesa Directiva y de las principales comisiones parlamentarias, y además, como corresponde, han empezado a ejercer control político del gobierno central citando a ministros a dar explicaciones.

De otro lado, la calle sigue movilizada. Hasta el momento, de un modo muy parcial, en base a la legítima y valiosa colaboración del empresario Erasmo Wong (lástima que se haya sumado a la estrategia golpista, pero, en fin, eso ya es hoja a la que se le debe dar vuelta, en términos de estrategia opositora), y deberá ampliarse a gremios que como el Sutep ya han expresado su malestar por la clara inconducta del régimen con los términos sindicales del magisterio.

Pero lo que falta es que surjan líderes políticos que galvanicen este estado de ánimo y lo conduzcan durante el periodo que dure este gobierno. No se entiende, por ejemplo, el silencio de Keiko Fujimori. Muy activa cuando se trataba de obstruir desde el saque al gobierno de PPK (cuando allí debió haberse promovido un pacto de derechas que hoy habría arrojado un desenlace inmensamente superior al que tenemos), y hoy silente y pasiva.

Ha hecho bien en abstenerse de aprovechar su número de parlamentarios para tener presencia en la Mesa Directiva. Aún tiene heridas que restañar ante la opinión pública por lo abominable que fue la conducta de su bancada en el periodo anterior. Pero fuera de las instancias congresales tendría mucho que decir y hacer.

Julio Guzmán salió muy mal parado en las elecciones. Puede perder, inclusive, la inscripción, pero no es un político muerto y más bien podría capitalizar la creciente decepción por la gestión de Castillo para recolocarse y retomar posiciones expectantes que antaño tuvo.

Y así por citar solo dos. Podrían surgir también nuevos liderazgos. La circunstancia lo amerita. Se viene una batalla larga para contener cualquier eventual arresto radical y autoritario de un régimen que alberga en su seno esta variante y que no se sabe, a ciencia cierta, cuánto tiempo convivirá con la tecnocracia del MEF (Francke) y del BCR (Velarde) sin patear el tablero populista.

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Julio Guzmán, Julio Velarde, Pedro Francke

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