Generación bicentenario

#GeneraciónBicentenario: Esta es la nueva forma de interesarse por la política

En una semana, ‘los jóvenes’ se trajeron abajo a un gobierno. Intentaron detenerlos, pero persistieron. Su logro fue masivo. Este movimiento, nacido y representado en las redes, advierte un nuevo despertar en el interés por la política. A pocos meses de las elecciones 2021, ¿quiénes son estos ‘nuevos ciudadanos’?

Hoy es el ministro de Educación del nuevo gobierno, pero antes de ayer, un día antes de asumir el cargo, el investigador Ricardo Cuenca escribió sobre Tik Tok. Si usted no sabe qué es esto o cómo funciona, debe tener claro que no pertenece a la Generación Bicentenario. “Abro esta red social y una voz surge desde un primerísimo primer plano, con un mensaje político corto, sin retóricas y directo”, dice Cuenca en su autodenominada primera vez en Tik Tok.

El ministro de Educación bien puede estarse refiriendo a Josi Martinez, un adolescente peruano creador de contenidos digitales. En su cuenta oficial de Tik Tok, Josi tuvo cerca de 10 millones de visualizaciones en cuatro videos publicados la semana que duró el gobierno de Manuel Merino. En los cortos videos, solo habla él frente a una cámara. Cualquier político envidiaría esa convocatoria. Él, que todavía no termina la secundaria, promovió el discurso en contra del régimen de Manuel Merino y la participación en los cacerolazos. Para muestra un botón:

@jmartineze_

MERINO NO ERES MI PRESIDENTE! ayúdenme compartiendo este video para que todo el mundo se entere lo que está pasando en mi país

♬ original sound – josi

Los seguidores de Martinez son jóvenes Centennials, como él. Personas que nacieron entre 1995 y el 2017. Su edad máxima es de 25 años, pero la masa del grupo es incluso inferior a los 18. Algo similar ocurre con Mateo Garrido Lecca, cuyo nicho en Instagram es de la misma edad. Durante la última semana y hasta hoy, Garrido Lecca ha informado a diario sobre los sucesos en la política peruana. A su estilo, entre risas, pero haciendo un sostenido activismo en favor de la protesta y con difusión de datos útiles.

Por si es necesario precisar, Tik Tok es una red social de origen chino que se basa en compartir videos cortos –de apenas segundos– y en formato vertical. A veces, los videos incluyen música o pistas de audio pregrabadas de fondo, que los usuarios interpretan . Otras, los usuarios simplemente mandan mensajes ellos mismos o editan videos parodia de personajes conocidos. El contenido está categorizado por temáticas, llamados trends o hashtags. Una de ellas fue #MerinoNoEsMiPresidente, que alcanzó 157.2 millones de vistas en todos los videos publicados bajo aquella tendencias o etiqueta en la red china.

https://twitter.com/ahivienelaprofe/status/1329200405495115776?s=21

En Instagram, la misma etiqueta generó 124 mil publicaciones fijas, entre videos, fotos y gráficas. Además, el apellido del ex presidente #Merino alcanza al día de hoy más de 691 mil posteos, y contando. La información publicada en redes sociales también sirvió para convocar y organizar las protestas. Como demuestra un informe de Sudaca, incluso fue útil para identificar la peligrosa infiltración de la policía entre los manifestantes durante las marchas del jueves y sábado.

Una encuesta reciente del IEP confirma el valor de los jóvenes en las marchas políticas: el 37% de peruanos afirman haber participado en las protestas contra el gobierno de Merino, sea de forma presencial o virtual. De ellos, más de la mitad son personas entre 18 y 24 años, el rango máximo de edad Centennial. La organización de jóvenes AIESEC Perú reconocida por la ONU, da a los Centennials peruanos cuatro características: visión global, compromiso social, innovación pragmática y el éxito por la pasión, no el dinero.

En el 2011, la investigadora británica Erica Chenoweth, tras analizar por una década más de cien años de protestas sociales pacíficas en el mundo, concluyó que solo se necesita al 3.5% de la población participando de manifestaciones para asegurar un cambio político serio. Si amplificamos por diez aquel porcentaje, el logro mayoritariamente juvenil de la semana pasada estaba garantizado.

Características de una generación masiva

Una foto describe la esencia de la ‘Generación Bicentenario’. Acuñados detrás de las barricadas policiales, generando líneas sucesivas de defensa, ahí están. Con bidones de agua para apagar las bombas, guantes y mascarillas. Con escudos improvisados por planchas de metal, defensa más que valiosa ante los perdigones; con cascos y bengalas. Encima, la bandera agujereada por la represión. Al fondo, como paradoja, la entrada de la antigua sede del Ministerio de Educación, el templo que en otra época albergó la educación del país. En concreto, más de diez jóvenes en un solo cuerpo, avanzando articulados hacia un objetivo.

La imagen hace recordar a la revolución francesa, le dicen unos economistas de ese país a su colega peruano Fredy Vargas, en una reunión en Bogotá. Él la enseña con orgullo, como explica en una entrevista a Sudaca. A pocos días de las protestas, la imagen capturada por Sebastián Castañeda ha dado la vuelta al mundo. El pintor revolucionario Eugène Delacroix no podría haber pintado un mejor retrato de un grupo de jóvenes que se enfrentó a las fuerzas policiales. En ella, se muestra el esfuerzo colectivo por terminar la marcha frente al símbolo de la protesta: el Congreso, una institución con 91% de desaprobación nacional, según el IEP.

Foto: Sebastián Casteñada/REUTERS

Vargas trabaja estrategias de planificación de políticas públicas para el gobierno colombiano, luego de haber dirigido planes de prospectiva dos años y medio para el gobierno de Humala. “Esta generación no va a tolerar a los políticos viejos. Quieren cosas concretas y tangibles. Sino, la calle”, le dice a los franceses. Ellos apenas entienden. ¿Cómo es posible renunciar a un presidente en una semana? En otros países, pueden pasar décadas y no lograr resultados.

Hackeado por la indignación de la inmensa mayoría de peruanos, el breve Manuel Merino se refirió a los protestantes como generadores de “caos y violencia” minutos antes de renunciar. En contraste, el nuevo presidente Francisco Sagasti enfatizó la necesidad de los jóvenes en la representación política. “El movimiento visto en todas las regiones del país le pertenece a la juventud, a la Generación del Bicentenario”, dijo en su primer mensaje a la nación. La desconexión tan grande con el corto gobierno anterior explica la rapidez del efecto de la protesta.

De entre todos los comentarios en redes sociales tras las marchas, destaca uno dicho en exclusiva a RPP por Mixael Paz, brigadista en las huelgas para desactivar bombas lacrimógenas. “Justificamos el amor hacia este país, pese a que nos dicen violentos. Es falso. De alguna manera te preguntas, si no lo hacemos nosotros, quién lo va a hacer. Cada bomba apagada deja de lastimar y herir a veinte o treinta compatriotas. Vale aguantar ese olor un rato”.

Los Centennials son personas más comprometidas con las causas. Buscan un significado y se involucran en resolver asuntos políticos a través de convocatorias digitales, concluye una investigación reciente de la Universidad Nacional de Piura. Son nativos digitales, y están adaptados a concebir la interacción en comunidades amplias. Vargas añade que estas características naturales del grupo etáreo le va a permitir entrar en mayor fiscalización del contrato social. La virtualización les permite un mayor (y mejor) ejercicio de su ciudadanía, y los incluye con mucha mayor naturalidad en el debate sobre la cosa pública. Así, exigirán mejor inversión del gobierno para entregar servicios de calidad a los ciudadanos. El interés central será garantizar la satisfacción con la vida, la justicia y la igualdad.

Una generación que toma la calle

Los jóvenes –Centennials y Millennials– lograron ejercer en las calles la presión suficiente para hacer tambalear a un Poder Ejecutivo improvisado y débil, como el de Merino. Pero las marchas no deberían ser, como han sido, una sorpresa. A quince años de establecido el inicio de la generación Centennial (1995), fueron testigos de intensas marchas. Estas fueron tres y por similares temas ambientales: Bagua (2009), Conga (2011) y Espinar (2012). Incluso, participaron miembros de la generación anterior, los Millennials.

Como informó el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la PUCP, en el 2013 ocurrió una movilización de más de tres mil jóvenes para denunciar la repartija de instituciones que ocurría desde el fujimorismo, quizás la primera que pudo incluir Centennials. Otras grandes multitudes se juntaron al final del 2013 e inicios del 2014, por dos meses, contra la nefasta “Ley Pulpín”.

La protesta en esta generación de entre Milennials y Centennials ha cogido peso desde el 2016 con el reclamo de derechos sociales como la igualdad de género, el matrimonio igualitario y la despenalización del aborto. “Tienen una agenda de intereses muy progresistas, promueven equidad y reformas estructurales. Son temas incomprendidos o rechazados por los conservadores y viejos políticos”, indica la socióloga Noelia Chávez.

Otro  evento significativo fue el ‘No a Keiko’ durante las elecciones del 2016. Se trató de la bandera más firme por el antifujimorismo. A ello se suman las marchas masivas contra del indulto humanitario a Fujimori en el 2018, que terminó anulándose. Y así, en poco más de una década, la calle peruana ha hablado. No debería sorprender entonces que el país ostente el segundo lugar de América Latina en protestas y movilizaciones para el Barómetro de las Américas (2019).

Foto: Difusión

En la historia del país existe un paralelo respecto a las marchas sociales. Hay que irse cien años para atrás. Alrededor de 1920, se hizo escuchar el Grito de Córdoba. Fue el estallido de una clase de estudiantes –primero argentinos– para democratizar la educación superior y enfocar la enseñanza en las ciencias. Las protestas alcanzaron a la mayoría de países de América Latina, desde México hasta Chile.

En el Perú, la reforma universitaria de aquella época trascendió la esfera estudiantil. En ella, se iniciaron líderes como Victor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariategui. A partir de las movilizaciones, fundaron a la postre partidos políticos o sentaron la base de nuevas ideologías políticas en el país. También participaron en las huelgas los historiadores Jorge Basadre y Rául Porras Barrenechea.

Para Steven Levitsky, politólogo estadounidense con veinte años de estudios sobre la política del Perú, harán falta partidos políticos que consoliden las protestas. El objetivo debería ser la institucionalización de los reclamos en organizaciones que se atrevan a liderar procesos electorales, asumir roles entre los poderes del Estado y defender la democracia desde adentro.

Coincide con aquella visión Iván Lanegra, secretario general de la Asociación Civil Transparencia, al recordar la generación del 2000 y los Cuatro Suyos, “donde las buenas voluntades no bastaron al no volverse políticos y partidos al servicio del bien común”. También concuerda Noelia Chávez. La socióloga peruana afirma haber participado en las marchas como protestante y como investigadora –e intérprete– de estos fenómenos sociales. “Las marchas deberían decantar en diversas propuestas políticas. No creo que sea inexistente el vínculo entre los jóvenes y la política”, indica a Sudaca.

De hecho, el vínculo existe. Lo demuestra el Barómetro de las Américas en el 2019 (ver gráfica), donde los más jóvenes son los más interesados en la política. Además, entre peruanos de 18 a 25 el apoyo a la democracia es de 50%, similar al de peruanos entre 56 a 65, con 51%. Incluso, los peruanos del primer grupo de jóvenes encuestados presentan una satisfacción por la democracia de 33.6%, mayor a los 24.8% del grupo etáreo de mayor edad.

El grupo etáreo con mayor interés en la política son los más jóvenes. (Fuente: Barómetro de las Américas por LAPOP, 2019).

Ya se vive la renovación política

“Se metieron con la generación equivocada” fue el lema central de las marchas durante el gobierno de siete días de Merino. Se dio un grito de lucha entre las masas –principalmente digitales– para lograr convocatoria al sentir la vulneración de derechos democráticos. Pero señalar al grupo solo como una ‘generación’ no era suficiente. “Los procesos hay que nombrarlos para que tengan sentido”, dice la socióloga Chávez. Vía Twitter, ella le acuñó la generación la pertenencia del Bicentenario del país, que se conmemora el próximo 28 de julio.

Sin un simbolismo adoptado por la gente, el Bicentenario sería una simple celebración de logros y el recuerdo de fallas. Quizás con eventos y algunos protocolos gubernamentales. Por ejemplo, el saliente gobierno de Vizcarra invirtió más de S/4 millones de soles en el Proyecto Bicentenario, un programa del Ministerio de Cultura, entre el 2018 y 2019. A la fecha, tienen una página web, un logo y una agenda impresa de actividades que realizarán los ministerios. “Está muerta esa iniciativa, no ha conectado en nada con la gente”, indica Fredy Vargas.

El Estado no tiene la capacidad –dentro de su estrategia de comunicación política– de establecer mitos entre la población, señala Chávez. Ya es costumbre la carencia de ideas programáticas en los últimos gobiernos, el de PPK y de Vizcarra, sin establecer consensos de proyectos país. “El Perú Primero” buscaba poner a la ciudadanía por encima de la clase política tradicional, pero solo fue reconocido como la identidad individual de un presidente, su eslogan y motivo de liderazgo.

Pero el Bicentenario va más allá de una marca personal. “Esta es una generación crítica contra la clase política, pero no están esperando un salvador”, advierte Santiago Mariani, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Pacífico. Lo que quieren, coinciden los expertos consultados, es que funcione mejor el sistema, y esto genera una mayor población dispuesta a defender la democracia. Y ojo: las dos generaciones que marcharon la semana pasada ya casi son mayoría. Más del 40% de la población peruana sería o Millennial o Centennial, según IPSOS al 2019.

El futuro de la participación de estos ciudadanos dependerá también de un gobierno o una clase política generadores de espacios digitales. Según la encuesta del IEP, existe una mayor participación en protestas de quienes tienen acceso a internet. Noelia Chávez afirma que el reclamo popular buscará tener dos consecuencias clave: partidos políticos con proyectos reales, no cascarones; y políticos con oídos puestos en la ciudadanía sin imponer sus acciones o leyes. Y todo ello a la vuelta de la esquina –porque ya empezó– en las próximas elecciones generales.

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