“Este cambio de mando es el más peligroso de todos”, asegura un alto oficial de la Policía Nacional a Sudaca. Los cambios en el comando policial no solo se perciben internamente como un golpe a la institución. Además de esto, hay fundadas sospechas de que se trata de una estrategia de Pedro Castillo para blindarse de las investigaciones contra él y su entorno.
La mañana del último miércoles, en conversación con Sudaca, una fuente cercana al general Luis Vera Llerena –hasta el sábado pasado, director general de la Policía– confirmó que este sí recibió llamadas “en más de una ocasión” de parte de personas que se presentaban como asesores del mandatario. En estas se le pedía “obtener información” del equipo de policías que lidera el coronel Harvey Colchado.
La primera de estas “consultas” se produjo apenas creado el equipo policial; la segunda, durante el allanamiento en Palacio de Gobierno, el día en el que policías y fiscales fueron a capturar a Yenifer Paredes. En ambas ocasiones Vera se negó, aduciendo que era respetuoso del trabajo que lidera Colchado y que no podía meterse.
Vera –dice la fuente– siente que su abrupto cambio (él mismo ha contado a El Comercio que se enteró por su secretario) responde a esas presiones y a que “algo no gustó en Palacio de la operación ‘Patriota’”, la reciente intervención en la que fuerzas armadas y policiales actuaron coordinadamente para golpear el campamento del camarada ‘José’, en Vizcatán del Ene (Vraem).
Como fuese, quien le seguía al mando era el general Raúl del Castillo, un investigador con recorrido exitoso en varias unidades especializadas importantes, como la Dirandro y la Dirección contra la Trata de Personas. Del Castillo era el número dos de la PNP y estaba a cargo del Estado Mayor, la instancia que asesora a la comandancia general en temas como el cambio de oficiales de menor rango o estrategias de seguridad. Desde Palacio decidieron pasarlo al retiro sin ningún fundamento.
“Sí, la ley dice que el presidente puede elegir al comandante hasta dentro de los cuatro primeros en la PNP, pero Del Castillo cumplía con el perfil. No había ninguna razón para retirarlo”, dice una fuente policial que trabajó hasta hace poco en la institución.
Otro oficial lo explica así: “Desde que empezó este gobierno eligen al que más le convenga. Y no hablo de Alfaro, que es un buen oficial”. La fuente se refiere a Raúl Alfaro Alvarado, flamante director general de la Policía y, hasta antes del retiro de Vera, jefe de Inspectoría. Era el número tres en el escalafón.
Alfaro es uno de los generales más respetados por sus colegas. El ahora jefe máximo de la PNP ingresó y egresó como primer puesto de su promoción en la Escuela de Oficiales. El propio coronel Harvey Colchado –hoy en la mira de Palacio– se ha mostrado conforme con su nombramiento.
“Lo más triste es que en el número 1 [se refiere a Alfaro] tenemos a un gran hombre, un líder natural, pero él tiene la ingrata realidad de estar acompañado por el 2 y el 3 que, bueno, ya los habrás investigado”, dice un oficial a Sudaca.
En efecto, a Alfaro le respirará en la nuca el ahora segundo en la línea de mando, Vicente Álvarez Moreno, quien ha asumido la jefatura del Estado Mayor. Como hemos explicado en Twitter, Álvarez ha sido acusado de pertenecer al ‘Escuadrón de la Muerte’, una organización criminal conformada por policías que simulaba enfrentamientos armados y ejecutaba a supuestos delincuentes (no siempre estaba probado que lo eran) ya rendidos, a quienes luego se les sembraba armas.
La acusación del fiscal Álvaro Rodas, autor de un prolijo trabajo de investigación en este caso, señala que Álvarez fue un «impulsor» y un «protector» de los agentes asesinos, entre los cuales destaca Raúl Prado Ravines, quien está condenado por estos hechos y se encuentra prófugo de la justicia.
La fiscalía señala en su acusación que lo que motivó a Álvarez a ser cómplice de esta mafia era el dinero que venía de los gastos de inteligencia. Un colaborador eficaz le contó al fiscal, por ejemplo, que en un punto de la organización Álvarez “tenía temor de que [Prado Ravines] lo deje de lado ante los beneficios que obtenía”.
Como antecedente de esta organización, además, el fiscal señala que Álvarez también habría participado de una extorsión al empresario Néstor Quispez Asín. Para protegerlo, le habría pedido US$5,000. El general también ha sido implicado en el robo de gasolina de su institución.
El 2018 la fiscalía acusó a Vicente Álvarez, hoy nombrado jefe del Estado Mayor de la PNP, de ser uno de los líderes del Escuadrón de la Muerte, organización de policías que simulaba enfrentamientos armados con delincuentes y los ejecutaba a traición, sembrándoles armas luego 1/9 pic.twitter.com/Mge5Prb731
— Julio Rospigliosi (@jrospigliosi_a) August 27, 2022
Álvarez fue retirado de la PNP el 2016, en medio de las primeras acusaciones de asesinatos extrajudiciales. Hasta el año pasado se había desempeñado como gerente de seguridad ciudadana en Comas. Sin embargo, fue reincorporado a la institución a inicios de este año. Al parecer, ha forjado buenas conexiones en el Ejecutivo. En octubre del año pasado, Caretas informó que el general y su esposa, Liliana Beraun, se habían reunido con el entonces ministro del Interior Luis Barranzuela. Al despacho del cuestionadísimo Barranzuela también llegó por esas horas Ronad Atencio, abogado del congresista Guillermo Bermejo.
El nombramiento de Álvarez en la jefatura del Estado Mayor también es una afrenta contra el coronel Franco Moreno Panta, jefe de la Diviac e integrante del equipo especial que ayuda a la fiscalía en las pesquisas contra Palacio. Moreno, denunciante del caso Escuadrón de la Muerte y hermano de una de las víctimas de esta mafia policial, ha sido perseguido y desprestigiado por Prado Ravines, protegido de Álvarez.
Según un colaborador eficaz del caso, querían “traerse abajo su carrera”. “Se hizo seguimiento al comandante Moreno Panta, a quien le intentaron hacer caer en una trampa con una fémina, de tal forma que se la acuse de violación sexual, pero dicha persona [Moreno] no cayó en la misma”, se lee en el testimonio que revisó Sudaca.
Moreno Panta fue colocado en la cabeza de la Diviac en febrero pasado, luego de recibir el llamado de Vicente Tiburcio, entonces director general. Tiburcio, que participó hace 30 años de la captura del terrorista Abimael Guzmán, fue el primero en conformar un equipo al interior de la PNP para dar con los prófugos del régimen. Este grupo estaba conformado por agentes de la Dircote y la Diviac. Dos fuentes consultadas por Sudaca señalan que la salida de Tiburcio, en mayo, respondió a la fuerte presión del Ejecutivo.
Durante la gestión de Tiburcio también se capturó a ‘Pinturita’, Arturo Cárdenas Tovar, quien es acusado de pertenecer a ‘Los Dinámicos del Centro’. El operativo que dio con su paradero fue realizado por la Diviac.
Varios oficiales consultados ven el nombramiento de Álvarez como una amenaza para la reserva de los operativos y para hostigar policías que no sean de su agrado. Un detalle para nada menor es que, como parte del alto comando, también podrá influir en la etapa de selección y revisión de los ascensos del próximo año.
OBJETIVO: COLCHADO
Las cosas no pintan bien tampoco en la Inspectoría de la PNP. Allí fue asignado el chotano Segundo Mejía Montenegro. Su nombramiento ocurre pocos días después de que el presidente Pedro Castillo presentara una denuncia contra el coronel Harvey Colchado por supuestas irregularidades al momento de la búsqueda y captura de Yenifer Paredes, metida hasta el cogollo en la repartija de obras del Ministerio de Vivienda.
Mejía siempre fue considerado por este gobierno para cargos claves en la PNP. Cuando Avelino Guillén renunció como ministro del Interior lo hizo, entre otras cosas, porque el comandante general de entonces, Javier Gallardo, quería hacer designaciones de ciertos oficiales con las que el exfiscal y sus asesores no estaban de acuerdo.
Según una nota de Epicentro de inicios de año, en la lista de Gallardo figuraba Mejía, a quien quería asignar a la Dirección contra la Corrupción o a la Dirección de Lavado de Activos. Nada menos. Con la salida de Gallardo, aquellos cambios no se dieron. Mejía pasó a la Dirección de Medio Ambiente y luego a la Dirección Nacional de Investigación Criminal. Hoy, sin embargo, es inspector general y número 3 de la PNP.
Mejía –ha recordado el periodista Daniel Yovera– fungió de “sheriff” del cuestionado exrector de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Luis Cervanes Liñán. Según el informe periodístico, Mejía realizaba acciones de supervisión, vigilancia y control a los alumnos de la universidad, desde su cargo de jefe de Seguridad y Protección Interna.
Pedro Castillo ha realizado los cambios más peligrosos en la institución, no solo por el elenco, sino por la oportunidad: en medio de las acusaciones por corrupción contra el mandatario, lo que temen los oficiales es que se copen las plazas con el objetivo de controlar la institución al antojo del jefe de Estado y su camarilla.
Varios oficiales entrevistados para este informe coinciden en señalar que los siguientes objetivos, además de Colchado, serán el general Óscar Arriola, jefe de la Dircote, y el coronel Franco Moreno. “Alfaro tiene la personalidad para oponerse, pero ahí se van a producir las fricciones. Sabemos que van a hacer todo lo posible para sacarlo”, dice un alto mando de la Policía. “Los que están atrás de la cadena de mando son los que están empujando para promover todos estos cambios”, asegura a Sudaca otro oficial.
Hay quienes advierten otras influencias. La de Guillermo Bermejo, por ejemplo. No solo por aquella reunión en el despacho de Barranzuela donde su abogado coincidió con Vicente Álvarez, en octubre del año pasado. Bermejo se reunió con el presidente Pedro Castillo también el 26 de agosto, un día antes de los últimos cambios en el alto mando. La cita se dio entre las 4:50 pm y las 7:18 pm.
El último martes, en RPP, el periodista Omar Mariluz señaló que fue Bermejo quien sugirió no solo cambiar al alto mando policial, sino al ministro Willy Huerta porque “no se estaba protegiendo a la familia del presidente”. En comunicación con Sudaca, el congresista de la bancada Perú Democrático negó esta versión. Descartó, en cambio, que en la reunión con el jefe de Estado se haya hablado de cambios en la PNP y aseguró que no tiene idea de qué temas se trataron en la reunión de octubre entre su entonces abogado, el entonces ministro Barranzuela y el general Vicente Álvarez. De momento, y a la espera de que se desarrollen los acontecimientos, el ambiente dentro de la Policía Nacional está marcado por la incertidumbre y la sospecha.
**Fotoportada por Darlen Leonardo