Por los próximos tres años, Liz Patricia Benavides Vargas asumirá como Fiscal de la Nación, después de que la Junta de Fiscales Supremos (JFS), en sesión extraordinaria, la eligiera como sucesora de Pablo Sánchez Velarde, quien ocupaba el cargo de manera interina. En una reunión que se llevó a cabo el lunes por la mañana y duró cerca de hora y media, la JFS determinó que Benavides se ponga al frente del Ministerio Público. Desde su nuevo puesto, su mayor responsabilidad será asegurar la continuidad de las investigaciones abiertas contra el presidente Pedro Castillo.
Según pudo conocer Sudaca, la fiscal Benavides respalda la postura de Pablo Sánchez de proseguir con la indagación al jefe de Estado por presuntos delitos de corrupción. El caso Puente Tarata, entonces, seguiría adelante. Sin embargo, también es probable que la nueva Fiscal de la Nación realice importantes cambios, por ejemplo, en las coordinaciones de las fiscalías especializadas, que son cargos de confianza y cuya continuidad depende directamente de la decisión de la máxima autoridad del Ministerio Público.
Benavides fue elegida como fiscal suprema semanas atrás, después de haber ocupado el primer puesto en el cuadro de méritos del concurso de selección y nombramiento realizado por la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Fue seleccionada junto con Juan Carlos Villena Campana, y ambos se integraron a la JFS el viernes pasado. Allí se sumaron a Zoraida Ávalos y Pablo Sánchez. Con estas incorporaciones, la JFS pudo finalmente realizar la postergada elección de un nuevo Fiscal de la Nación. Aún falta, no obstante, que la JNJ nombre a otros dos fiscales supremos.
Benavides cuenta con una trayectoria de 27 años en el Ministerio Público. Se desempeñó como fiscal provincial penal titular de la 48° Fiscalía Provincial Penal de Lima y como fiscal adjunta suprema titular adscrita al despacho de la Fiscalía de la Nación. Ha trabajado en los distritos fiscales de Huancavelica, Ica y Lima. Fue nombrada como fiscal provincial titular en el 2002.
Intentos de boicot
La llegada de Patricia Benavides a la Junta de Fiscales Supremos no estuvo libre de controversia. Días días antes de que su designación como fiscal suprema, Sudaca informó que se había puesto en marcha una estrategia para boicotear su nombramiento. Varios periodistas recibieron copias de un audio en el que Ruth Benavides Vargas, hermana de la ahora Fiscal de la Nación, y jueza en la Corte Superior de Justicia del Callao, charlaba con Walter Ríos, el infame ex presidente de dicha Corte, ahora procesado por el caso Cuellos Blancos del Puerto. La conversación data de 2018 y, aunque solo aborda cuestiones administrativas sin importancia y carentes de relevancia penal, se buscaba con ella establecer un supuesto nexo entre Patricia Benavides y Ríos, con la finalidad de bloquear su elección.
Por esos días, también se difundió información sobre Enma Benavides Vargas, otra hermana de la nueva titular del Ministerio Público que se desempeña como jueza superior en el distrito judicial de Lima, y actualmente enfrenta una investigación por corrupción de funcionarios. A Enma Benavides se le acusa de integrar una red que habría solicitado y recibido dinero de procesados de narcotráfico.
Patricia Benavides tomó una fuerte posición contra Pedro Chávarry a fines de 2019, cuando el ahora destituido Fiscal de la Nación dispuso la salida de los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, cabezas más visibles del equipo especial Lava Jato.
A través de un comunicado, Benavides se dirigió a Chavarry y dijo que su renuncia podría permitir “una salida democrática” a la crisis que atravesaba esa institución.
“Frente a los riesgos de anomia generalizada, invocamos al actual Fiscal de la Nación, tome conciencia del impacto de sus decisiones y, anteponiendo los intereses institucionales, por el progreso de nuestro país y la tranquilidad de nuestros compatriotas, dé un paso al costado y de esta manera permita una salida democrática, siempre dentro de los cánones de la constitucionalidad y legalidad”, expresó en aquella oportunidad.
Tres años después, ahora desde el puesto más alto del Ministerio Público, Benavides enfrenta el reto de asegurar que las indagaciones prosigan y se conviertan en sólidas acusaciones.