Carla-Sagastegui

Nos quitan el futuro

El Congreso, el Ejecutivo y el Poder Judicial nos han sumido en una crisis de corrupción que no sería ajena a la historia del Perú, si no fuera porque es el momento menos adecuado. A diferencia de crisis anteriores como las vividas durante los gobiernos de Belaúnde o Alan García y en plena guerra interna, el acceso a la educación fue creciendo. No hay quien haya olvidado la forma improvisada en que se resolvió la falta de profesores, pues costó bastante problemas a los siguientes gobiernos replantear y revalorar la carrera magisterial, pero poco a poco conseguimos dar, al menos en la educación primaria, cobertura total. También se construyó una gran cantidad de colegios, es cierto que buena parte de mala calidad, pero con los años se vio la inversión en la refacción de los edificios más grandes y antiguos, aumentaron diseños más adecuados a sus territorios y se produjo el boom de la educación particular. 

No es el momento más adecuado porque si sabíamos que la mayoría de nuestras niñas, niños y adolescentes, no culminaban la primaria comprendiendo lo que leían, tras dos años sin clases se espera que en seis meses o a antes de terminar el año, logren nivelarse. Después de haberse acostumbrado a combinar las tareas del hogar con algunas pocas de las escolares, ahora tendrán que adaptarse a estar doblemente concentrados en clases de su grado y en clases de nivelación dentro de módulos prefabricados, porque la escuela aún no ha sido construida o no hay fondos para su reparación. 

Hoy, cuando la deserción ha aumentado gravemente, de aquellos pocos que se encuentran terminando la secundaria, en quienes opten por la educación superior, porque quieren ser maestros como el actual presidente de la República, obstetras, policías, ingenieros, periodistas o abogadas, la ausencia de esos dos años pronto se dejará ver en su adaptación a la comprensión de las clases. El último episodio ocurrido con el examen de admisión de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la mejor universidad nacional del Perú, nos anuncia que la compra de evaluaciones y títulos se expandirá como salida a la precariedad de la formación recibida, en lugar de habérsele permitido a esta generación escolar, como sería justo, prolongar al menos un año su formación educativa.

Esta crisis de los tres poderes, resultado de las reglas de juego que ha facilitado la corrupción fujimorista desde hace treinta años, llega en el peor momento porque como país nos están quitando el futuro: han permitido que se retiren los fondos de pensión y compensación, dejando en el abandono económico a la próxima generación de ancianos; han dejado que el narcotráfico triplique su producción para abastecer al nuevo mercado brasileño; han sacado a la luz su indiferencia por nuestros problemas ambientales y recursos hídricos. 

Con la educación de nuestros escolares y la presión para que retornen las universidades fachada, nos están asegurando que no unos pocos, sino la mayoría de nuestra próxima generación de funcionarios públicos no cuente con el nivel profesional necesario para gobernar el país. Este problema nos conducirá a un grave deterioro de los servicios del Estado y a las aterradoras condiciones de pobreza que sufrimos a mediados del siglo pasado en las regiones más alejadas de la capital, sólo superables gracias a las mafias y a la delincuencia que hoy ya incluyen buena parte de las fuerzas del orden, que se hace de la vista gorda ante la informalidad y la ilegalidad. 

La posibilidad de que unas nuevas elecciones puedan traer esperanza, nos encuentra con grupos políticos divididos, venidos a menos, con acusados de corrupción envalentonados. Si realmente queremos rescatar nuestro país y si hay un tema que sí debiera unirnos, que debiera ser el primer gran acuerdo que tomemos todos juntos es proteger a nuestra actual generación de escolares. Son nuestro futuro, merecen ser acogidos con cariño y respeto, debemos cuidarlos como nunca antes se ha hecho, y en lugar de ofrecerles módulos prefabricados, que gane las siguientes elecciones un gobierno que los escuche, los respete y haga de ellos los mejores profesionales que hayan podido soñar ser cuando sean grandes. 

23 de marzo de 2022

Tags:

Educación, sociedad

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