“Te pido que abras la mente, porque lo que te voy a contar esta noche no se escucha todos los días”. Este es el mensaje con el que uno de los voceros de Decentra Perú, identificado como “Gabriel Reyes”, abre una conferencia Zoom para presentar su negocio de criptomonedas.
“Decentra” es el nuevo nombre de Xifra, una entidad financiera informal que no tiene aval de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) para captar dinero del público. En mayo, Xifra anunció su cierre y dejó en el aire a los clientes que confiaron en sus promesas de inversión.
Ahora, con una identidad renovada, la empresa hace lo mismo de siempre: garantiza recompensas exorbitantes en un mercado digital que se caracteriza por una volatilidad extrema. Sudaca se infiltró en sus operaciones y comprobó lo que la SBS ya advertía: lo único seguro de invertir en Decentra es que se trata de una estafa.
Promesas sin sustento
Xifra era una empresa de origen mexicano nacida en 2020 que se dedicaba al intercambio de bitcoins, la criptomoneda más famosa. Su líder es el empresario Jonathan Sifuentes, un personaje que carga acusaciones de estafa mediante sistemas piramidales digitales en lugares como Arizona, Estados Unidos.
El 6 de septiembre del año pasado, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México alertó que Xifra no contaba con autorización en su país para captar dinero del público. En noviembre del 2020, la Comisión Nacional del Mercado de Valores española había hecho algo similar. Y el lunes de la semana pasada emitió otra advertencia.
La SBS siguió los pasos de sus homónimos extranjeros el año pasado, y Xifra figura en la lista de entidades financieras informales por vulnerar la Ley General del Sistema Financiero desde el 23 de septiembre. Pero hoy opera con otra identidad.
La SBS puso la mira en la empresa a partir de 11 denuncias ciudadanas recibidas. “Se tomó conocimiento que el esquema de negocio denominado XIFRA o GRUPO XIFRA ofrecía inversiones con un retorno del doble de lo invertido, en un plazo de 18 meses, y con la condición de hacer ingresar a más personas al negocio”, detalló el área de prensa de la entidad a Sudaca.
Vetados por diversos gobiernos, los principales promotores de la empresa empezaron a anunciar el cierre de sus operaciones en mayo, aunque con la promesa de regresar pronto. “Xifra está cerrando las puertas a la captación de nuevas usuarios, pero eso no significa que los existentes no recibirán sus recompensas, pero el tiempo no lo sabemos porque los mercados han sido volátiles”, dijo Mauricio Cuevas, uno de sus voceros en Puebla, según reportó el portal mexicano Central, que también recogió quejas de usuarios en dicha ciudad.
Solo al mes siguiente apareció Decentra, que a todas luces es Xifra con otro nombre. Sudaca pudo comprobar que el negocio sigue siendo el mismo. A través de redes sociales capta nuevos clientes con jugosas promesas financieras.
Para adentrarse en este mundo, cada persona debe obtener una cuenta en una billetera digital. Luego, debe cargar un mínimo de US$120 equivalentes en bitcoin. Una vez hecha esa inversión, debe adquirir una membresía que ofrece la empresa, que tiene un valor de US$34.95 dólares.
La membresía da acceso a servicios como “Decentra University” donde supuestamente se ofrecen cursos especializados de inversión en criptomonedas y bienes raíces. De esta forma, su clientela queda lista para escoger un paquete de staking, un término que en el argot de las criptomonedas implica adquirir criptomonedas, retenerlas y recibir a cambio más criptoactivos.
Decentra ofrece 3 opciones de staking. Una “flexible”, que garantiza un 66% estimado de recompensas anuales; el “bloqueado” que promete un 88% aproximado de recompensas en un año; y el “anual”, que ofrece, nada más y nada menos, la tentadora cifra de un 120% de recompensas en 12 meses.
Para el economista Enrique Castellanos las altas tasas de ganancia que ofrece Decentra son irreales. “Es una estafa. Digamos que yo tengo plata, desarrolladores, compro ‘criptos’ y las ofrezco. Hasta ahí es un negocio informal, pero si ya empiezo a ofrecerte 100% al año eso no existe. No se puede convertir dinero en oro garantizado y sin riesgo”, dice el especialista que ha invertido en bitcoin a través de fondos de inversión en Canadá y Estados Unidos.
Uno de los promotores peruanos de Decentra es el joven empresario Fernando Angulo Sánchez. La página de Facebook de la empresa tiene como contacto su número de teléfono y su WhatsApp, que resulta ser también la cuenta de otra empresa: “Confecciones Fans”, una compañía textil que vende indumentaria industrial. Sudaca constató que este emprendimiento funciona en el stand A-220 de la Galería “La Reyna” en Gamarra y no cuenta con RUC, al igual que el mismo Decentra.
Este medio chateó con Angulo, quien nos invitó a una videoconferencia inaugural realizada el pasado miércoles 29 de junio. Allí otro vocero, identificado como “Gabriel Reyes”, dio más detalles del funcionamiento del negocio.
El gancho con el que la empresa mantiene a sus clientes es su plan de referidos, que lo asemeja mucho a un modelo de estafa piramidal. A través de él, se ofrecen ‘bonos’ derivados de la convocatoria de nuevos adeptos. “Una forma de obtener esto sin pagar [la membresía] es traer a 2 personas que compren la membresía y ese mes tú igual mantendrás los beneficios. Te ahorras esos 35 dólares mensuales”, explicó Reyes en su presentación. Eso es exactamente lo que Angulo hizo al compartirnos el enlace a la conferencia virtual.
El atraer nuevas personas al negocio y adquirir las membresías te permite ascender en la escala multinivel que sigue Decentra para posicionar a sus miembros de manera jerárquica. Estos niveles van desde “senior” hasta el “royal president”. En cada rango se ofrecen exorbitantes recompensas –aparte de las promesas de retorno de inversión– como una MacBook o, incluso, un auto marca Aston Martin, cuyo precio normalmente no baja de US$100,000.
En la SBS no estaban al tanto de la nueva careta de Xifra, según informaron a Sudaca. Sin embargo, precisaron que buscan medios probatorios de la captación habitual de dinero del público para formular denuncias penales contra quienes resulten responsables, aunque el hecho de que actúen en redes sociales dificulta esta tarea.
Cuestión de fe
El problema con Decentra no son solo sus tentadoras recompensas. La empresa trabaja en uno de los mercados financieros más inestables actualmente, lo que aumenta los riesgos de pérdida que sus promotores parecen ignorar.
Se trata de un mercado donde lo que impera es la especulación. Las criptomonedas son divisas digitales que no cuentan con el respaldo de los bancos centrales estatales, lo que afecta directamente su precio. “Lo que se genera con las criptomonedas son burbujas. Algo que vale 100, te lo venden a 500. Todo el mundo se mete, hacen plata, salen y te tiran el precio abajo, luego vuelve a subir. Similar ocurre en el sector inmobiliario. Es parte del desarrollo de un mercado no tan claro y transparente. Es como una timba”, explica el economista Enrique Castellanos.
Aunque no es solo su falta de aval lo que complica las cosas con estas monedas digitales. “El dinero no necesita un valor intrínseco. Solo debe manejar ciertas características: ser de fácil manipulación, ser divisible, tener un valor constante y ser aceptado por todos. No todo eso lo tienen las criptomonedas, aunque son fáciles de manejar, no tienen un valor constante o aceptación total”, asegura Castellanos.
La ‘cripto’ más conocida es el bitcoin, que circula desde el 2009 y es la divisa que comercializa Decentra. Desde que salió el primer BTC (moneda de bitcoin), su precio ha sufrido cambios bruscos. El año pasado la moneda alcanzó un valor cercano a los 70 mil dólares. Hoy, sin embargo, bordea los 19 mil, lo que implica que una persona que compró bitcoins cuando estaba cerca de su máximo histórico habría visto su inversión reducida en dos tercios. Otras criptomonedas han perdido 90% de su valor respecto a sus máximos históricos. A este último descenso se le conoce como el ‘criptoinvierno’.
La alta volatilidad es lo que convierte a las criptomonedas en un negocio de alto riesgo. Aún así, su mayor atractivo es que usan la tecnología blockchain para sus transacciones. Básicamente, se trata de una estructura matemática descentralizada y encriptada que registra operaciones financieras en un gran libro contable que reside en la red. Las transacciones se registran en la cadena de bloques, pero no pasan por ninguna institución financiera, y por lo tanto no dejan registros que puedan ser utilizados por algún gobierno o ente regulador. Las criptomonedas ofrecen la posibilidad de realizar transacciones anónimas y por eso son muy utilizadas en actividades ilícitas.
Otra peculiaridad de las ‘cripto’ es que muchas tienen una cantidad máxima de monedas circulantes. Es decir, un tope de producción que, en teoría al menos, asegura que su valor en el tiempo tenderá a subir, puesto que su oferta es finita. En el caso del bitcoin, actualmente existen 19,084.318 BTC disponibles y su cantidad total es de 21 millones BTC, de acuerdo a CoinGecko, empresa que brinda información procesable sobre el mercado de criptomonedas.
Al ser un mundo sin garantías es crucial confiar en el método de adquisición de ‘criptos’ y quién te las ofrece, variables que no encajan con el modelo ofrecido por Decentra. Existen actualmente muchos servicios internacionales que ofrecen la posibilidad de invertir en criptoactivos, pero antes de poner un sol o un dólar en ellos es importante saber si son operaciones serias y están sometidas a algún tipo de regulación. “El costo operativo es enorme. Lo más importante es saber dónde se guardan, el storage en inglés. Se supone que está en la nube, pero puede llegar un hacker y robárselo. ¿Quién reconoce después esa criptomoneda? El gran riesgo, más allá del valor de mercado, es que el vendedor desaparezca”, remarca Enrique Castellanos.
En Xifra son expertos en desapariciones. Al anunciar su cierre, remarcaron que los usuarios a los que aún les debían dinero podrían retirarlo únicamente cuando su nueva identidad, Decentra, estuviese operando al 100%. Un nivel de seguridad muy precario, si se le compara, por ejemplo, con Bank Leumi, un banco israelí que permite transacciones en ‘criptos’ desde el pasado mes marzo.
A escala global, la aceptación de las criptomonedas todavía está en una etapa incipiente. El Salvador es un país pionero en convertir el bitcoin en moneda de curso legal, desde septiembre del año pasado, contraviniendo todas las alertas del mundo financiero y de entidades multilaterales como el Fondo Monetario Internacional. En el Perú no hay entidades financieras formales que operen con ‘criptos’. Lo que sí hay –y de lo que hay que cuidarse– es de inescrupulosos supuestos gurús, que ofrecen rentabilidades garantizadas en un mercado donde es imposible garantizar cualquier cosa.
**Fotoportada por Darlen Leonardo