mediocridad y conformismo

Entre la mediocridad y el conformismo

"No hemos, aún, creado una conciencia cívica, aquella que genera madurez en el pensamiento ciudadano y que logra girar las prioridades de la banalidad a la necesidad, de la farándula a la solidaridad, de la eternidad a la inmediatez."

[AGENDA PAÍS] Hace pocos días, los peruanos celebramos con mucho regocijo, el primer despegue de un avión de la flamante segunda pista del aeropuerto internacional “Jorge Chávez”.

Inaugurado oficialmente en 1965, el “Jorge Chávez” entró en funcionamiento a principios de la década de los 60’s para reemplazar al aeropuerto de Limatambo (cuyo terminal es el actual Ministerio del Interior en Corpac) que sí contaba con dos pistas desde su inauguración en 1935.

Desde que tengo uso de razón, vi la construcción de la Panamericana Sur, primero a las playas cercanas y poco a poco, bien poquito a poco, se fue ampliando, metro a metro, a ritmo de tortuga lenta, hasta llegar a Ica y no con pocas críticas, como que 50 años no es nada, recordando a Gardel.

Nuestra trocha llamada Carretera Central, antigua ruta de traslado de Lima a Huancayo donde transitaban hombres a pie y sus burros, fue asfaltada con el modernismo y las exigencias de los vehículos motorizados. Pero se mantuvo el mismo diseño ancestral, curvo, interminable, peligrosamente angosto, de una vía por lado, a la que Ramiro Prialé mira desde Huachipa con nostalgia, aquella señora de las cuatro décadas en la que Arjona, seguramente, no se inspiró.

No hay nada más caprichoso que un niño malcriado, aquel que de improviso arranca en llanto y que, con diluvio bíblico, esparce su furia sobre las costas peruanas causando catastróficas inundaciones por el desbordamiento de nuestros ríos no encausados, por nuestras ciudades sin drenajes, por nuestras casas construidas en zonas de huaicos, porque la inercia del tiempo no perdona la inacción.

Perú país futbolero, campeones del fulbito en cancha grande, “que bonito juega Perú que pierde 6-0 frente a Argentina” diría el finado gran cómico Néstor Quinteros. Y si de autogoles se trata, no hay mejor ejemplo que el fracasado mundial Sub-17, cuya sede, se mandó mudar a ya sabremos dónde, por la desidia de nuestras autoridades y del revendedor de entradas que funge de presidente de la Federación Peruana de Fútbol.

Celebramos la mediocridad, nos conformamos hasta con nada. Nos interesa más el ampay de Magaly que velar por que se encauce los ríos, como ciudadanos vigilantes que deberíamos ser.

No hemos, aún, creado una conciencia cívica, aquella que genera madurez en el pensamiento ciudadano y que logra girar las prioridades de la banalidad a la necesidad, de la farándula a la solidaridad, de la eternidad a la inmediatez.

El gobierno anunció hace poco la inclusión del curso de Educación Cívica en la currícula escolar. Es un buen inicio que debemos apoyar y colaborar con nuestros aportes, para que el contenido de este curso ayude a formar ciudadanos que respeten al prójimo, que sean solidarios, que sepan priorizar sus acciones hacia el bien común y que puedan formar una sociedad de bienestar, que muchos no veremos, pero que todos soñamos.

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Aeropuerto Jorge Chávez, Perú

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