Alonso-Rabi-Do-Carmo

Frescas (y necesarias) palabras

"La poesía peruana parece estar viviendo un momento de máxima, extrema heterogeneidad. Las vertientes en escena son múltiples y aquí conviven la apuesta por el neobarroco con el más depurado conceptualismo teórico".

La poesía peruana parece estar viviendo un momento de máxima, extrema heterogeneidad. Las vertientes en escena son múltiples y aquí conviven la apuesta por el neobarroco con el más depurado conceptualismo teórico, la inserción de formas ensayísticas e históricas en el tejido del poema con la autopercepción y sus distintas problemáticas (una de ellas el género), los espejos de la meta escritura y el dramatismo de la individualidad contemporánea.

La relación de temas y asuntos podría ser larga y agotaría al más ducho lector. Sin embargo, quisiera hacer notar que e cuando en cuando, en medio de este mar proceloso de escrituras y poéticas, el verso recupera cíclicamente su rol de juego, esa frescura entre ingenua e insolente que desacraliza al poema y le devuelve una calidez comunicativa que no implica, en absoluto, sacrificar la capacidad crítica del discurso.

Y ya que hablamos de estas cosas, ludismo, ironía y desparpajo, son tres elementos que abundan en Quince minutos de receso, poemario de Cayre Alfaro Fonseca (Lima, 1997). Al pasar sus páginas no debemos caer en el error de pensar que el humor termina disolviéndose como arena entre los dedos: es el humor, unas veces fino, otras, negro y descarnado, presente en estos versos el paracaídas que nos conduce a tierra, que nos invita a ver la realidad lejos de cualquier mito.

No menos interesante resultan las distintas operaciones autorreferenciales que sostienen el universo de Alfaro Fonseca. De ahí la insistencia con la que los textos aluden a su condición de poemas o artefactos. En otros momentos, como en el notable “Poema epistolar” se deja sentir un manejo acabado de la expectativa frustrada: “Este poema es una consigna. // La consigna es escribir una carta. // Escribir una carta es tan difícil como amar. // Escribir una carta es más difícil que amar. // Escribir una carta es agarrar a alguien de la mano, abandonar la casa, / recorrer la vereda esquivando las grietas, buscando las sombras, hasta / llegar al mar. // La consigan es llegar al mar. // Llegar al mar es tan difícil” (p.15).

El humor y el ludismo tienen en la poesía peruana referentes ineludibles, como Carlos Oquendo de Amat, cuyo Cinco metros de poemas (1927) incluye un “Intermedio” que resuena en Alfaro Fonseca a través del poema cartel “Poema publicitario”; o Luis Hernández, muy presente en “Diálogo” (p.40) o “Joven de cuarenta años dirige videoclip” (pp. 41). Lecciones que el joven autor de estos poemas, por lo que se ve, ha aprovechado bastante bien. 

A estos elementos hay que sumar el poema “Palabras falsas (ensayo por corregir)” y la sección (o libro inserto) Bonus Track: ambos apelan a modales aforísticos y a una fragmentación intencional para internarse en temáticas apenas insinuadas antes, entre ellas una puesta a prueba del lenguaje (de su propio lenguaje) y un examen autocrítico de las posibilidades de los propios textos para internarse en la realidad y juzgarla. Aquí nos quedamos, esperando (tarde o temprano) más de Alfaro Fonseca. 

Quince minutos de receso. Cayre Alfaro Fonseca. Lima: Personaje Secundario / El Laboratorio. Lima, 2022. 

Quince-AlonsoRabí

Tags:

Literatura, poesía

Mas artículos del autor:

"Independientes en feria"
"Escritura y tormento: los diarios de José Donoso"
"Bienvenido el odio"
x