Eduardo Scerpella

El Perú no necesita un presidente. Necesita un Fundador

“Que no se adelanten los anarquistas: la refundación que necesitamos no es desde las cenizas, sino desde lo que ya existe”

Por Eduardo Scerpella

La crisis del Perú ya no es un problema de derecha o de izquierda. No es ideológica. Es una lucha por el poder económico desde el manejo del Estado. Y en esa lucha se han destruido las reglas básicas de la política. Ya no hay debate, no hay acuerdos, no hay diálogo. Todo se resuelve en los juzgados.

Hoy la justicia se ha convertido en el único campo donde se define el futuro del país. Y eso no está bien. No es sano para una democracia. Así no se puede gobernar. Las instituciones del Estado están paralizadas por el miedo. Nadie quiere firmar, decidir o actuar, porque todos temen ser denunciados. No se hace política, se hace guerra judicial.

Además, la corrupción está presente en todos los aspectos de la vida de los peruanos. Desde lo más alto del poder hasta lo más cotidiano. Se ha vuelto parte del sistema, parte de la cultura, parte de lo que ya no se cuestiona. Y así, es imposible emprender nuevos esfuerzos o construir algo sólido. Sin una verdadera refundación de la República, no hay salida.

Por eso, elegir un nuevo presidente ya no basta. No necesitamos otro candidato con promesas que sabemos que no se van a cumplir. Lo que el Perú necesita es un Fundador. Pero no me refiero a una persona iluminada ni a un nuevo caudillo. Cuando hablo de un Fundador, hablo de una propuesta. De un equipo. De un proyecto colectivo con visión, con legitimidad y con el tiempo suficiente para poner orden, reconstruir las bases del Estado y asegurarse de que no volvamos a caer en este caos.

Un Fundador que no esté pensando en ganar la próxima elección, sino en dejar un país funcional. Un Perú que no viva paralizado por el miedo, sino que pueda mirar hacia el futuro con esperanza.

Y no, esto no se trata de destruir lo que tenemos. No se trata de incendiarlo todo para empezar de cero. Que no se adelanten los anarquistas: la refundación que necesitamos no es desde las cenizas, sino desde lo que ya existe, con sus errores, pero también con su gente, su historia y su potencial.

Podemos ser el Singapur de América. Pero para eso, primero hay que atreverse a empezar de nuevo. No a reformar lo que ya no sirve, sino a construir algo distinto. Y eso solo lo puede hacer un Fundador —un equipo, una visión, una propuesta de país.

Y como más de uno me preguntará: ¿y cómo se hace eso?
Solo se me ocurre una fórmula: que nos pongamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo.
Desde esa sinceridad, tal vez podamos empezar algo nuevo.

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