Tatiana Bejar

El caos es una escalera

"El pueblo sabe que el juego de tronos no es más que la lucha de clases. Mientras la izquierda esté dividida, será la derecha quien suba primero en la escalera del poder."

Tenemos nuestra propia versión de Juego de Tronos de la popular serie de novelas Canción de Hielo y Fuego del escritor estadounidense George R.R. Martin en nuestra igualmente épica, pero no tan mágica política peruana. El presidente Pedro Castillo, Perú Libre (PL), los aliados (JPP/NP) y la derecha juegan por el poder, moviendo sus piezas, creando caos, y usando las oportunidades que se presentan para posicionarse mejor y sacar del juego a sus rivales más peligrosos. Como dice Lord Baelish “el caos no es un pozo, el caos es una escalera”. 

“Un hombre sin motivo es un hombre del que nadie sospecha”— Lord Baelish

Al finalizar la primera vuelta electoral, un profesor rural casi desconocido para la élite política nacional, Pedro Castillo, emerge en las encuestas con un partido de origen provinciano que hasta entonces tenía solo un alcance regional, Perú Libre (PL) de V. Cerrón. Esa arremetida se da en buena parte por la identificación cultural con el “hijo del campesino” y un programa político que levanta el entusiasmo de la población excluida por el modelo neoliberal y traicionada por los gobiernos anteriores.

Inmediatamente JPP/NP, que se arrogaba la representación progresista de la élite política criolla, se apresuró en demandar la renuncia de Castillo a favor de la candidatura de Mendoza. Ante la negativa de Castillo, los ataques en las redes sociales y otros medios expusieron el carácter elitista de los “progres» de creerse la única opción de izquierda capaz de gobernar.

El invierno viene

Cuando Mendoza intenta “radicalizarse”, ya su suerte está echada. Obtiene un 6% de los votos a nivel nacional con su mejor resultado en las clases acomodadas: un honroso tercer lugar en Miraflores y Jesús María, pero sexto a nivel nacional. 

El triunfo de PL es categórico en los sectores populares. Obtiene el 19% a nivel nacional con alta votación en la clase trabajadora y campesinado en el sur y centro del país, y gana en casi todas las provincias de Lima región llevando la delantera a JPP en los distritos populosos limeños. Para las clases dominantes, incluida la élite «progre», los del “otro lado de la muralla” arremeten en la cancha política para cuestionar el orden establecido. 

“Los miedos cortan más profundo que una espada” — Arya Stark

Desde el triunfo en primera vuelta Castillo fue terruqueado y discriminado, cuestionando su origen y capacidad para gobernar. La derecha implementó la campaña más difamatoria y millonaria en la historia del país utilizando paneles luminosos, medios de prensa y operadores en redes sociales que encienden el miedo al comunismo, chavismo y retorno del terrorismo. Ni la siniestra Cersei Lannister hubiera sido capaz de hacer tan burda campaña.

Paralelamente se ejecuta una estrategia para separar a Castillo de PL y su líder V. Cerrón, acusando a éste de “sectario” y “abominable”, a la que se suma una persecución judicial para apresarlo y desaparecer a PL de la escena política. 

En medio de esos miedos, la segunda vuelta cumple su función como mecanismo creado para moderar programas de izquierda y garantizar el sistema dominante. El 6% presiona a Castillo para “acomodar” su programa de gobierno y exige la separación de Cerrón. 

“El poder reside donde la gente cree que reside— Lord Varys

A pesar de las visibles tensiones, se piensa que el primer gabinete abre la posibilidad de una coalición unida, multicultural y plurinacional para enfrentarse a la derecha golpista, pero los ministros que representan la izquierda popular van cayendo. La unidad es una ilusión.

En este juego político se le ha hecho creer al pueblo que no tiene poder ni capacidad para gobernar, y que mas bien, el poder reside en una élite “educada”. 

La larga noche

Poco a poco el pueblo es excluido y algunas promesas electorales se sacan de la agenda. Francke, el “blanco salvador”, calma a las élites enardecidas con un discurso moderado oponiéndose a una nueva constitución y manteniendo a Velarde en el Banco Central de Reserva.

V. Cerrón sigue denunciando un viraje, pero es apanado mediáticamente por los sectores elitistas y “progres”. Salen Bellido, Maraví y Galvéz, el odiado ministro por la “Lima culturosa”. Dina Boluarte y Betssy Chávez se alinean con la narrativa moderada y los aliados suben en la escalera del poder copando el gobierno. La acción de JPP/NP acelera la tensión con Cerrón y los ministros que salieron, pero irónicamente hacen un llamado de unidad. El ‘hermanón” Belmont entra en escena para enredar más este juego.

El Norte Recuerda

El pueblo sabe que el juego de tronos no es más que la lucha de clases. Mientras la izquierda esté dividida, será la derecha quien suba primero en la escalera del poder. 

Tal vez estamos aún esperando “el príncipe o princesa prometida” como en la serie, un Jon Snow, o una lideresa que unifique las fuerzas campesinas y obreras para romper la dinámica dominante dentro de la izquierda, esa que subordina un programa popular a uno moderado y elitista, y que desde las organizaciones sociales desmonte el poder de la derecha. No más escaleras de poder ni tronos para ninguna élite.

 

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Canción de Hielo y Fuego, Pedro Castillo, Perú Libre

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