El trágico feminicidio de Sheyla Condor, evidencia que tenemos un Estado indolente, que no cumple con la debida diligencia en los casos de violencia contra las mujeres. A esto se suma un gobierno indiferente frente a los graves problemas que tiene el país.
En medio de la APEC, el encierro de estudiantes y la declaratoria de emergencia en Comas, una joven fue desaparecida. Mientras la Presidenta y sus Ministros se codeaban con los presidentes del mundo y presentaban un país inexistente, una madre desesperada rogaba a llantos que le reciban la denuncia por desaparición en una Comisaría.
La familia de Sheyla sufrió lo que muchos familiares de desaparecidas padecen; la indolencia, la indiferencia, la burla y la repetición de estereotipos por parte de las autoridades que con información falsa se niegan a recibir denuncias e iniciar los procesos de búsqueda.
La misma policía que persigue a ciudadanos en protestas no atiende las denuncias de familiares que temen lo peor. Los ven sufrir, los ven rogar y no hacen nada. ¿Es este un caso aislado? Lamentablemente, no. El accionar de los efectivos policiales en este caso refleja un patrón recurrente de negligencia en situaciones similares.
Además, el agresor de Sheyla era un suboficial de la PNP. Esto plantea una grave sospecha de complicidad de otros agentes, lo cual debe ser investigado a fondo.
La muerte del agresor, aparentemente por suicidio, cierra el proceso penal contra él, pero no repara el daño ni debe significar el fin de las investigaciones. El Ministerio Público, está en la obligación de investigar a todos los posibles involucrados, así como determinar la responsabilidad de las autoridades que se negaron a recibir la denuncia y no actuaron conforme a los protocolos actuales para los casos de mujeres desaparecidas.
Además, el agresor tenía denuncias previas por violencia sexual. ¿Qué hacía un denunciado por tres mujeres por un crimen atroz, vistiendo el uniforme y en funciones? ¿Cuáles son los protocolos de actuación de la PNP frente a estos casos?.
Un agresor en la impunidad, es un riesgo para otras mujeres. Y esto ha quedado demostrado un sin fin de veces. Antes violó, ahora asesinó.
El caso de Sheyla, deja muchas reflexiones en torno a la violencia contra las mujeres y la negligencia de las autoridades. ¿Hasta cuándo?
Los estándares internacionales en materia de desapariciones de mujeres por particulares, señalan que el Estado, a través de sus autoridades, en este caso, la PNP, debe actuar con inmediatez en la búsqueda. Dado que las primeras horas son fundamentales. Es decir, se tienen que desplegar todos los esfuerzos para ubicar a la persona con vida, dado que debido al contexto conocido de violencia, la víctima se encuentra en grave riesgo.
Esta disposición es conocida por la autoridades , así como saben que para recibir una denuncia no se tiene que esperar, esta debe ser tramitada de inmediato para proceder a emitir las alertas que determina el Sistema de búsqueda de personas desaparecidas.
Negligencia, indolencia, machismo, racismo, clasismo e indiferencia. Una combinación mortal para las mujeres, sobre todo para las más vulnerables. ¿Hasta cuándo?