Silencio, impunidad y muerte: la otra cara del Estado.

Silencio, impunidad y muerte: la otra cara del Estado.

“Al gobierno le interesa salir del momento, apagar el escándalo actual, no los problemas estructurales del país. El populismo y el negacionismo cínico son parte de todo gobierno autoritario. Recordemos las lamentables afirmaciones del primer ministro respecto al secuestro de los trabajadores, que días después fueron encontrados cruelmente asesinados”.

[Entre Brujas] Lo sucedido en Pataz, la tortura y asesinato de 13 trabajadores vinculados a la minera empresa R&R, contratista de la minera Poderosa, es una de las expresiones más crueles del nivel de criminalidad que atraviesa el país y de la indolencia de un Estado cómplice por acción y omisión.

Culpables, todos. No solo el gobierno que lamentablemente tenemos —por indiferente, superficial e incompetente—, sino también el Congreso, por generar normas que limitan los controles y favorecen a la minería ilegal. Esta actividad está asociada y facilita otros crímenes como el lavado de dinero, el narcotráfico y la trata de mujeres y niñas. Dramas álgidos en nuestro país.

La ciudadanía está indignada y tiene miedo. No es para menos. Pero el cinismo de las autoridades actuales llega a tal nivel que las salidas —populistas y absurdas siempre— no se concentran en el problema real, porque no les interesa. Es más importante calmar el fuego del momento con aparentes medidas drásticas y tardías (como el toque de queda, la instalación de una base militar y la suspensión de la actividad minera), que atender los problemas de fondo.

Al gobierno le interesa salir del momento, apagar el escándalo actual, no los problemas estructurales del país. El populismo y el negacionismo cínico son parte de todo gobierno autoritario. Recordemos las lamentables afirmaciones del primer ministro respecto al secuestro de los trabajadores, que días después fueron encontrados cruelmente asesinados.

Los esfuerzos del gobierno, junto a sus aliados en el Congreso, están enfocados en traerse abajo a la oposición, así como toda posibilidad de vigilancia y de crítica. No es casual que se arremeta contra el Ministerio Público, como tampoco es coincidencia que, justamente en este escenario de impunidad y abandono, se apruebe una norma para perseguir y hostigar a las organizaciones de la sociedad civil, buscando acallar sus denuncias y su actuación (Ley que modifica a la APCI).

Todo lo bueno va para atrás. A esto se suman los retrocesos en el Congreso en materia de garantías para el ejercicio de derechos de poblaciones vulnerables, ataques diarios, con tantas propuestas normativas regresivas que se hace imposible darles seguimiento a todas.

El autoritarismo solo es funcional para la criminalidad, la impunidad y la corrupción. Por ello, defender las libertades, la democracia y la pluralidad es tan importante. Se trata de paz, de poder vivir en un entorno con garantías. Todo esto que estábamos débilmente construyendo, se nos está arrebatando. 

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Es parte del balance que deberían hacer todas las fuerzas políticas, o donde aún subsistan personas o políticos responsables, de cara al próximo proceso electoral.

Por ahora, es la ciudadanía responsable la que debe alzar su voz, y la que, dentro de un año, tiene la posibilidad de volver a elegir. 

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Indolencia Estatal

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