los hipócritas caviares

Los hipócritas caviares

“No necesitamos nuevas definiciones; caviar significa hipócrita. Pero si exploramos algunos asuntos importantes, podemos ver que la percepción de hipocresía está más en la mente de los extremos que en las posturas del caviar.”

Cada día vemos más políticos y opinólogos bautizar a algún personaje nuevo de caviar. Ya estábamos acostumbrados a ver a la derecha tildar de caviar a todo el que no fuera de derechas. Pero recientemente, apareció en el poder una nueva izquierda conservadora, y descubrimos que caviar no significa ser de izquierda. Estos nuevos políticos de izquierda conservadora también tildan de caviar a un grupo específico de políticos, periodistas y tecnócratas; y muchos han ensayado algunas nuevas definiciones de la palabra.

Pero la verdad es que nada ha cambiado; caviar significa hipócrita. Aprovechemos este espacio para explorar algunas ideas que estos políticos conservadores, de ambos extremos, consideran como hipocresías.

1. Que te importen los pobres, pero ser rico: Esta es una forma de ver el mundo cimentada en la lucha de clases, en todo caso, es un esquema de izquierdas usado para entender las dinámicas sociales. Es, en principio, una traición de clase. Sin embargo, para un buen grupo de conservadores, esta es una hipocresía inadmisible solo digna de un caviar; pues uno no puede cuestionar el sistema capitalista cuando a la vez se beneficia de él. Pero es importante tener clara la diferencia entre crecimiento y desarrollo. Pues invertir en el desarrollo, entendido como la reducción de desigualdades, no tiene porqué detener el crecimiento de una nación. Más bien, podríamos argumentar que el desarrollo es imposible en ausencia del crecimiento. Si algo, para los caviares, las sociedades necesitan de más personas ricas y privilegiadas con consciencia social para reducir brechas y tensiones sociales. Quizás, esta solo es una hipocresía para los extremos.

2. Estar a favor del aborto, pero tener hijos: Es inconcebible para los grupos conservadores que existan personas que crean que un embrión no sea una persona, pero que a la vez puedan tener algún tipo amor por sus propios hijos. Es, pues, una hipocresía flagrante cuando se concibe el problema de manera que “la vida vale cuando es suya, pero no cuando es de otros”. Sin embargo, hay una imagen muy linda de una mujer embarazada con la frase “pro choice” en su vientre de nueve meses. Verá usted, los grupos en oposición no son los “pro-vida” vs. los “pro-aborto”, sino los “anti-aborto” vs. los “pro-elección”. Para las personas a favor de las libertades reproductivas, una gestación deseada es motivo de celebración; decidir traer una vida nueva a este mundo (y lograrlo) es una alegría enorme. Lo que buscan es que se pueda tomar esa decisión con total libertad. Es posible, entonces, que esta solo es una hipocresía para los extremos.

3. Estar a favor del matrimonio igualitario, pero ser heterosexual: Para muchos conservadores el matrimonio entre personas del mismo sexo es una degradación de la familia tradicional y una vulneración del derecho al matrimonio como lo conocemos. Si eso se permite, cualquier cosa puede ser permitida en el futuro. No necesariamente se requiere sentir un rechazo irracional (fobia) a la homosexualidad para estar en contra; pero desde el “equipo” de los heteros, uno no debería querer vulnerar sus propios derechos. Sin embargo, hay algo importante que entender sobre los derechos; estos son siempre más sólidos cuando todos los comparten. Por ejemplo, si imaginamos un mundo donde solo los blancos pueden votar, este también es un problema para los blancos; pues inevitablemente habría una medida de “blancura” para poder votar. Y cabe la posibilidad que alguien que se considere blanco a sí mismo, no lo sea para los que deciden quien puede votar y quien no. Así, la mejor manera de asegurar un derecho, es que todas las personas lo compartan por igual. Entonces, lejos de ser una vulneración de la familia y el derecho al matrimonio heterosexual, promover los derechos LGBT+ fortalece los derechos de todos. Entonces, quizás esta también solo es una hipocresía para los extremos.

4. Reconocer las injusticias del machismo, pero ser hombre: Un hombre feminista es una traición de género; dirían estos grupos conservadores. ¿Cómo puede un macho hecho y derecho estar del lado de un grupo que odia a los hombres? Definitivamente hay espacio para discutir ciertos excesos de algunos colectivos feministas, pero para los caviares el feminismo es la búsqueda de la igualdad entre los géneros. No se trata del odio a los hombres, sino de oponerse a un sistema machista. Y es importante resaltar que una sociedad machista también hace daño a los hombres. Sin dejar de lado la agencia femenina en la lucha por la igualdad, quiero agregar que no tiene nada de hipócrita ser hombre y luchar contra un sistema donde un hombre con sentimientos, o en búsqueda de ayuda psicológica, es mal visto. O donde las empresas se pierden innecesariamente de talentos femeninos por las cuotas de género implícitas de una sociedad machista. O donde un hombre que no está dispuesto a solucionar un problema con violencia física es visto como menos hombre. Pero, de repente es natural que una persona machista se sienta amenazada frente a un movimiento anti-machista. O quizás, esta solo es una hipocresía para los extremos.

5. Tomar acciones contra la corrupción, pero ser político: No hay político honesto; hemos repetido (con mucha evidencia para sostenerlo) durante todas nuestras vidas. ¿Cómo podría un político querer luchar contra una práctica que le da de comer? ¿Quién le cree a un político que no tiene un interés personal en, por ejemplo, intentar pasar reformas que prevengan la postulación de corruptos? Sin embargo, si bien son pocos, existen algunas personas que encuentran la necesidad de involucrarse en la política para “evitar ser gobernados por las peores personas”. Usted mismo podría ser uno de ellos. Y como uno no puede observar a ciencia cierta los sentimientos y motivaciones de otra persona, no le queda más que basarse en las acciones que un político toma. Y sí vemos a algunos de ellos proponer cambios razonables y bien pensados, los vemos defender instituciones más que a personas, los vemos defender propuestas buenas porque son buenas y no porque son suyas, y los vemos defender causas en las que no tienen beneficio personal. Caviares pues. En todo caso, deberíamos pedir más de estos. Pero, por otro lado, es natural que un corrupto se sienta amenazado por una propuesta anticorrupción; quizás por eso, esta solo sea una hipocresía para los extremos.

Y es que, sin duda, estas posiciones deben ser hipócritas en los ojos de los que no ven la política como el ejercicio de desarrollar políticas públicas basándose en las posibles consecuencias de las decisiones que se toman; sino que ven la política como una hinchada, un equipo que defender a ultranza, con fe absoluta y sin cuestionamientos. Para ellos, el resto son hipócritas caviares; ricos que dicen importarle los pobres, padres a favor del aborto, heterosexuales por los derechos LGBT+, hombres feministas y políticos consecuentes. Es que deben ser hipócritas aquellos que no juegan el mismo juego de los extremos.

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caviares, Perú

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