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Alonso-Rabi-Do-Carmo

A volar

"Ribeyro emplea aquí una idea fundamental de su cuentística: dar voz a quienes no la tienen, a esos personajes grises y pequeños que a pesar de estar fuera de los radares del poder no están impedidos de tener, a su modo, un perfil heroico. "

Una reciente edición de Revuelta Editores nos devuelve a un entrañable texto de Julio Ramón Ribeyro: Santiago, el pajarero, drama en seis cuadros que aborda las peripecias de Santiago de Cárdenas, soñador irredento y ornitólogo autodidacta. De Cárdenas fue un personaje real, nacido en Lima en 1726, apasionado por el vuelo de las aves (se le debe el primer estudio moderno sobre el cóndor) y obsesionado con la idea de trasladar el don de las aves a los hombres. 

El intertexto central de esta obra es una tradición de Ricardo Palma, “Santiago Volador”. Émulo indudable de Leonardo da Vinci, nuestro personaje se empeña en enfrentarse a todo para lograr que el hombre remonte los cielos y para ello, pasa incontables y afiebrados días en el estudio de los pájaros, primero, y luego en el diseño una máquina que permita realizar tal hazaña. Además, escribe una extensa memoria donde detalla con puntillosidad su portento volador, incluidos complejos cálculos matemáticos que daban sustento a su teoría. 

Dichos manuscritos son presentados ante el Virrey Amat, quien a su vez apela al erudito sanmarquino Cosme Bueno para que los examine y sentencie el valor o la inutilidad del proyecto. En una audiencia pública celebrada en la universidad, Cosme Bueno emite su veredicto sobre las ideas de De Cárdenas y las desestima, con una refutación, como es esperable en esos casos, abundosa en requiebros retóricos. La consecuencia es doble: Rosaluz deja al pajarero por el Duque y se hace acreedor a las crueles burlas del auditorio y los vecinos de la ciudad, con la excepción de algunos amigos leales.

 

Entre el fracaso (en la ficción) y la mala interpretación (en la realidad), los manuscritos de De Cárdenas han sido conservados (se sabe que obran en la Biblioteca Nacional del Perú) y parcialmente examinados por los hermanos Luciano y Marcelo Stucchi en el libro Navegar por los aires (Universidad del Pacífico, 2019) y todo indica que el proyecto volador de Santiago de Cárdenas tiene más razones para ser atendido que desechado.

Tanto el texto de Palma como el drama de Ribeyro respetan algunas líneas centrales en el diseño del personaje, en especial dos: una que se centra en el efecto de burla y menosprecio que menoscaba al personaje; otra, más importante diría yo, que consiste resaltar su carácter soñador y encantadoramente quijotesco, su idealismo a prueba de balas, como se puede notar en la respuesta que da Santiago a Cosme Bueno:

“¡Una locura! ¡También decían que Colón estaba loco cuando se lanzó en tres carabelas a conquistar las Indias! ¡Y ahora ustedes viven, lucran, digieren, discuten y mueren en estas Indias inventadas por Colón! (el cuerpo docente comienza a abandonar la escena por la izquierda. El público abandona la galería abucheando a Santiago). ¿Una locura porque arriesgo mi vida? También es locura lidiar a los toros, bañarse en la mar, jugar a los dados, batirse en duelo. Y todo ello está consentido y autorizado por las leyes. ¡Locura es la de ustedes, señores doctores! ¡No hay locura más incurable que la prudencia!” (p.81).

Solemos pensar en Ribeyro fundamentalmente como cuentista. No debemos olvidar que en otros géneros ha dejado huellas muy perdurables, como el teatro en el caso que nos ocupa. Ribeyro emplea aquí una idea fundamental de su cuentística: dar voz a quienes no la tienen, a esos personajes grises y pequeños que a pesar de estar fuera de los radares del poder no están impedidos de tener, a su modo, un perfil heroico. Santiago, el pajarero es un texto atesorable porque, entre otras cosas, nos regala a un personaje que pertenece a la estirpe maravillosa de los hacedores de quimeras, de esos que nos dejan inimitables lecciones de vida. Y eso se agradece.

Mención aparte para las ilustraciones de Julio Granados, que dan al texto no solo un adecuado ritmo visual al pasar las páginas, sino también un espíritu lúdico que acompaña a la perfección el carácter soñador de De Cárdenas. Recomendado sin reservas.

Alonso-RabíJulio Ramón Ribeyro. Santiago, el pajarero. Ilustraciones de Julio Granados. Lima: Revuelta Editores, 2022. 

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Literatura

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