Carla Sagastegui

Leer y votar

"La manera en la que nuevas elecciones podrían aportar un cambio requeriría que contemos con una población electoral que no se deja asustar por las campañas de miedo o que se mantiene firme ante cualquier soborno para conseguir su voto."

Sin duda ya podemos hablar de una fijación en la clase política por el proceso de vacancia y la prisión preventiva, acciones que cada vez se presentan más compulsivas y que nos traen a la memoria la manera en la que la Reina de Corazones, el personaje de Lewis Carroll, eliminaba a quienes se interponían en la consecución de sus caprichos. Es que ambas medidas son demasiado elementales para funcionar. La prisión preventiva no sirve para todo delito y produce un temible y perverso hacinamiento de la población en los centros penitenciarios. Y como sabemos sobre la vacancia, requisito para nuevas elecciones, estas no cambiarán mucho el panorama; en otras palabras: como los congresistas y el equipo presidencial tienen que ser elegidos entre los partidos políticos que hoy están vigentes, dedicados ya abiertamente al clientelaje y la corrupción, resultará casi imposible para los electores obtener nuevos perfiles, con campañas electorales que son una fiesta de malas consignas e insoportables promesas. La manera en la que nuevas elecciones podrían aportar un cambio requeriría que contemos con una población electoral que no se deja asustar por las campañas de miedo o que se mantiene firme ante cualquier soborno para conseguir su voto. Una población electoral que lee concienzudamente las propuestas electorales y tiene la capacidad para identificar a las mujeres y hombres honestos y sensatos que necesita nuestro país.

Algo difícil para un país en el que el 70% de sus adultos está debajo del nivel mínimo de comprensión lectora y 75% del nivel mínimo de matemáticas, según la Evaluación de Competencias de Adultos de la OCDE (2021).  Ante esta condición, sería la juventud la que debiera ser el centro de nuestra esperanza, pues conforman la quinta parte de la población electoral. Al respecto, dos meses atrás, el Ministerio de Educación compartió los resultados del Estudio Virtual de Aprendizajes (EVA) 2021, prueba que, debido a que los estudiantes no fueron a la escuela por la pandemia de la COVID-19, reemplazó a las evaluaciones presenciales. Restringida la prueba a quienes contaban con los dispositivos electrónicos necesarios y el acceso a internet, se comparó los resultados de promociones anteriores de estudiantes sólo con grupos con características similares. Y en estas y estos adolescentes, incluso con mayores ventajas, el rendimiento promedio disminuyó 16 puntos respecto del que se había mantenido desde el año 2015. Cayó de 603 a 587 puntos. Casi al nivel de rendimiento “en inicio” a la comprensión lectora, siendo estudiantes que cursan segundo año de secundaria. Muy lejos del nivel satisfactorio que supera 640 puntos. En matemáticas la comparación mostró una caída similar (13 puntos) en un nivel equivalente.

Consciente el Ministro de Educación de que se tenía que tomar cartas en el asunto, y que había que recuperar los aprendizajes y el desarrollo de competencias, el ministerio emitió las “Disposiciones sobre la Estrategia Nacional de Refuerzo Escolar para estudiantes de los niveles de Educación Primaria y Secundaria de Educación Básica Regular” en abril de este año. Su propuesta es iniciar una movilización nacional para el progreso de los aprendizajes. Un proyecto nacional ambicioso que abarca desde gobiernos regionales hasta empresas privadas y la sociedad civil. Presidido por un equipo central de especialistas que trabajará con equipos técnicos regionales y locales, los colegios contarán con un sistema de refuerzo después del horario de clases. Eso implica que el colegio ofrecerá no sólo docentes que tendrán que mantenerse más tiempo (cuando muchas veces implicará quedar separados de su familia porque viven en una comunidad vecina), sino también el tener que contar con servicios básicos de luz y agua porque el almuerzo forma parte de la estrategia. Según una publicación del mes de marzo de El Peruano el 60% de los colegios carece de ellos. Planificar y organizar tamaña movilización requerirá que se contraten profesores que asesorarán a los colegios en esta ardua tarea. También el ministro de Educación ha señalado que habrá clases en los meses de enero y febrero (época de lluvias). De esa juventud así formada, saldrán las nuevas electoras y electores. Mientras tanto, la pelea entre el Gobierno y los medios comerciales de comunicación impide visibilizar una implementación que implicará un nuevo cambio en las rutinas y horarios de la vida cotidiana de las familias, en su trabajo y para las tareas domésticas, después de haberse reacomodado al retorno presencial tradicional. Ojalá que cuando se evalúen los resultados de la estrategia se descubra que nuestros jóvenes se han recuperado, que han aprendido a leer mejor y que esta vez votarán con prudencia y reflexión.

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Elecciones, población electoral

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