El Cancerbrero

El fin de una era

Estamos viviendo el fin de la era post guerra fría que se inició en 1989 con la caída del muro de Berlín y se caracterizó por el dominio indiscutido de los EE. UU. tanto en lo económico como en lo militar. Esta era se termina y con la invasión rusa a Ucrania comienza una nueva.

El crecimiento de China como superpotencia y la recuperación de Rusia después de la debacle de la Unión Soviética abren un nuevo escenario de conflicto entre potencias.

Putin quiere recuperar el territorio e influencia perdidos con la desaparición de la Unión Soviética. El hecho de que haya tomado la decisión de invadir Ucrania y que China lo apoye, marca claramente una nueva correlación de fuerzas mundial con un EE. UU. debilitado en términos relativos.

El debilitamiento estadounidense ha tenido varios factores.

El ataque a las torres gemelas podría considerarse como un ataque con consecuencias limitadas, pero fue el inicio del desmoronamiento estadounidense. Este ataque genero la arbitraria invasión de Irak por parte de EE. UU., una guerra basada en acusaciones falsas respecto a la existencia de armas de destrucción masiva. A su vez esa guerra desestabilizo el Medio Oriente y desencadeno una crisis de refugiados hacia Europa que a su vez resulto en una reacción anti migratoria y el crecimiento de movimientos de derecha autoritarios. También genero la guerra en Afganistán, que fue un rotundo fracaso que termino con la retirada de las fuerzas americanas. Mientras que la guerra en Siria fue un triunfo ruso que permitió su fortalecimiento.

El capitalismo neoliberal en EE. UU. y otros países ricos genero un debilitamiento de sus sistemas democráticos y fomento la polarización. El énfasis ciego en la eficiencia implico la transferencia de puestos de trabajo a países en desarrollo (como China y otros), mientras que sus propias comunidades trabajadoras se veían perjudicadas. La reducción del gasto social y las protecciones a los más vulnerables, causaron sufrimiento y desigualdad que genero tierra fértil para el populismo de Trump y otros.

En los últimos 16 años los países libres se han reducido y los autoritarios han aumentado de acuerdo con un estudio de Freedom House. La democracia está en declive. Sin embargo, en esta nueva era los EE. UU. van a tener que aliarse con naciones autoritarias pero útiles estratégicamente, regresando al pragmatismo que los caracterizo en la guerra fría. Polonia, Hungría y Turquía son crecientemente autoritarios, pero forman parte del frente anti ruso que apoya a Ucrania. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes son dictaduras, pero producen el petróleo que necesita EE. UU. para estabilizar los precios de energía. El acercamiento más sorprendente ha sido con Venezuela donde una reciente visita de diplomáticos estadounidenses ha buscado retomar las compras de petróleo.

Pero el factor principal del declive relativo de los EE. UU. es el crecimiento de China como potencia económica y militar. Es irónico que este crecimiento se haya dado en gran parte gracias al acercamiento que tuvo EE. UU. a China en el inicio de los setenta (liderado por Nixon y Kissinger) en un esfuerzo por alejarla de la Unión Soviética. Lo que terminaron logrando fue que China se fortalezca tremendamente y finalmente retome su alianza con Rusia.

Sin embargo, China está haciendo una apuesta arriesgada. Si bien su alianza con Rusia cumple con debilitar el poder estadounidense, las sanciones económicas a Rusia muestran el poder que tiene un Occidente unido y el costo que ella misma podría asumir si se muestra claramente que forma parte de un frente antioccidental sinoruso.

Es importante no perder perspectiva y recordar que tanto la invasión de Israel a Palestina como la invasión de EE. UU. a Irak y ahora la invasión de Rusia a Ucrania han sido arbitrarias. La reacción de Occidente en cada caso no ha sido uniforme ni principista sino proporcional a como sus intereses se veían afectados.

A pesar de esto, está claro que toca estar del lado de las fuerzas democráticas, aun cuando estas no sean perfectas, la alternativa es mucho peor.

El riesgo más grande sigue siendo que una decisión mal calculada de cualquiera de las partes termine convirtiendo este conflicto en una tercera guerra mundial.

 

 

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EEUU, Mundo, Rusia

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