Tatiana Bejar

Disculpen que no le crea tan rápido a Patricia Chirinos

"En su caso Chirinos consigue la inmediata solidaridad feminista para justificar la salida del premier. El objetivo es convertir a Bellido en el dolor de cabeza de Castillo como lo fue ante el ex-canciller Héctor Béjar."

Desde el 28 de julio hemos presenciado un linchamiento mediático esencialmente racista y clasista contra un partido político que emerge de las regiones y llega al gobierno con Castillo y Bellido a la cabeza del gabinete. Se les ha terruqueado, llamado “incapaces” e “inmorales” porque en la cultura dominante no cuadra que un premier no sea un hombre blanco, limeño, «educado» y anti-comunista.

En este contexto, una congresista de la oposición golpista acusa de acoso verbal al premier Bellido exacerbando el rechazo legítimo de mujeres contra esa violencia machista. La violencia contra la mujer en Perú es alarmante y eliminar el feminicidio, con alrededor de 150 mujeres asesinadas al año, debe ser una prioridad para el gobierno. A la vez, las feministas no debemos extraer este incidente y sacarlo del actual contexto golpista. No sería la primera vez que el uso del poder femenino de clase o racial ha servido para activar o profundizar el sistema opresor. En su caso Chirinos consigue la inmediata solidaridad feminista para justificar la salida del premier. El objetivo es convertir a Bellido en el dolor de cabeza de Castillo como lo fue antes el ex-canciller. Recordemos que fue otra mujer, familiar de gamonales, quien empezó con las injurias en su caso. Existe pues un poder ejercido específicamente por mujeres blancas o privilegiadas victimizándose con fines políticos.

El Perú es un país racista y clasista con una clase blanca dominante similar a EEUU. En el 2020 en plena pandemia, una mujer blanca en el Central Park llamó a la policia diciendo que un hombre negro la estaba amenazando. Ella sabía lo que hacía y las consecuencias que podría conllevar, como la muerte de ese hombre por la policía racista de NY. Era mentira y el hombre pudo grabarla con su celular para defenderse. Felizmente esa historia tuvo un buen final.

Veamos como se ha instrumentalizado el poder de mujeres blancas para ejercer violencia contra hombres negros en los ultimos 100 años en EEUU. Miles de hombres negros han sido linchados, ejecutados, asesinados, etc. porque mujeres blancas dijeron que fueron violadas o acosadas. Estos son algunos casos más emblemáticos y terriblemente injustos:
La masacre de Tulsa en Oklahoma en 1921 un barrio de clase media negro fue atacado y bombardeado por blancos porque una mujer blanca operadora de un elevador dijo que un hombre negro le pisó el dedo. Como consecuencia cerca de 300 personas fueron asesinadas, 70% de ellas de la comunidad negra y más de 1,200 viviendas y negocios destruidos.

En 1944 George Stinney Jr. de 14 años fue acusado de asesinar a dos niñas blancas y electrocutado en la silla eléctrica en Carolina del Sur. Su juicio duró solo dos horas. No se llamó a ningún testigo del acusado, y al jurado de hombres blancos le tomó sólo 10 minutos sentenciarlo a muerte. Debido a que George era muy bajito, 1.50m, tuvo que sentarse en una biblia en la silla eléctrica. No se encontraron pruebas de su culpabilidad.

En 1949 en Florida una adolescente blanca acusó a 4 jovenes negros Walter Irvin, Samuel Shepherd, Charles Greenleede y Ernest Thomas de haberla violado. Este último escapó y fue asesinado por una turba de blancos con más de 400 balazos. Dos fueron condenados a cadena perpetua y otro sentenciado a muerte, sin embargo la policía blanca disparó a dos de ellos, matando a uno. Después de casi 60 años se confirma que la adolescente nunca fue violada.

La tortura y linchamiento de Emmet Till de 14 años en 1955 en Mississipi ocurrió porque una mujer blanca dijo que Emmet la agarró amenazante y fue “sexualmente crudo”. Sus torturadores le pegaron, le dispararon en el rostro y tiraron su cuerpo en el río. Años después la mujer admitió que había mentido.

Mientras no sabemos si Chirinos dice la verdad, Bellido ya fue “sentenciado” por la narrativa feminista dominante. Bellido como la gran parte de hombres peruanos son sexistas, pero no debemos creer inmediatamente en alguien sin comprender el contexto y el peligro que las consecuencias que conlleva. Chirinos estaría usando su victimización como un instrumento de poder con un fin político e incluso profundiza prejuicios racistas sobre el “serrano machista y violador”. El tema es bastante complejo y las reacciones sin cuestionar a la acusadora no ayudan a construir un feminismo de clase y anti-racista. Si el feminismo no es interseccional y decolonial no es feminismo.

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Patricia Chirinos

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