Vivienda social urgente

Vivienda social urgente

La vivienda cumple un rol fundamental en la calidad de vida de las personas. Es donde uno duerme, comparte con su familia, estudia, y en general donde pasa mucho tiempo. Una casa segura, cómoda, y visualmente agradable, impacta directamente en el bienestar de las personas, y atender este tema ayudaría a reducir enormemente brechas de todo tipo, atacando directamente la desigualdad. ¿Qué mejor que comenzar- literalmente- por casa?

[TIEMPO DE MILLENIALS] En el Perú, el 80% de las casas se construyen a través de la autoconstrucción, y en la mayoría de casos, sin asistencia técnica. Uno podría decir que esto va de la mano con un factor cultural, y que es- finalmente- una manera de que ningún peruano se quede sin tener dónde vivir.

La falta de políticas estatales de vivienda, sin embargo, nos traen muchísimos problemas: viviendas precarias, poco óptimas para que las familias peruanas tengan calidad de vida, la ocupación de terrenos en zonas de riesgo en caso de desastres naturales, tráfico de terrenos, entre otros. Además, generan también un impacto visual en nuestras ciudades: incluso lugares con un alto atractivo turístico como el lago Titicaca, la ciudad del Cusco, o distintas comunas del Valle Sagrado, pierden atractivo cuando se encuentran rodeados por construcciones sin ningún parámetro arquitectónico, y muchas veces sin terminar.

Es evidente que la gente no vive en viviendas precarias porque quiere, sino porque no tiene otra opción. Las políticas de vivienda social en el Perú, como «Techo Propio» o «Mi Vivienda», han beneficiado principalmente a la clase media formal, pero evidentemente no ha logrado satisfacer la demanda de la mayoría de las familias peruanas.

Existen varias políticas de vivienda social en otros países que podríamos mirar: desde viviendas para alquiler construidas con presupuesto estatal (Países nórdicos, Inglaterra, entre otros), incentivos para que el sector privado invierta en viviendas para alquiler (Inglaterra, Suiza), préstamos con garantía estatal para primera vivienda a bajas tasas de interés, o incluso, programas de mejoramiento de la vivienda ya construida. Evidencia empírica existe, pero falta priorización y voluntad política de un tema que impacta directamente la calidad de vida de los peruanos.

Un ejemplo de esto es el caso de Suecia- país que luego de quedar muy golpeado por la primera guerra mundial- y ante el creciente riesgo de las ideas marxistas, decidió apostar por un Estado de bienestar, evitando caer en políticas radicales. Y una de las primeras políticas que implementó fue la de la vivienda social, pues su racional fue que, si los suecos tenían un lugar digno donde vivir, tendrían un mínimo de calidad de vida asegurada. Así fue como el parlamento sueco aprobó que las municipalidades puedan construir casas a través de empresas públicas para alquiler. Esta política no fue solo para los más vulnerables sino para todos los ciudadanos en general.

Este fue por muchos años un sistema único en Europa, que aseguró a los ciudadanos no solo casas dignas sino comunidades planificadas con áreas verdes, guarderías para los niños, entre otros servicios públicos básicos.

La vivienda es algo que cumple un rol fundamental en la calidad de vida de las personas. Es donde uno duerme, comparte con su familia, estudia, y en general pasa mucho tiempo. Una casa segura, cómoda, y por qué no, bonita, impacta directamente en el bienestar de los peruanos, y atender este tema en particular ayudaría a reducir enormemente brechas de todo tipo, atacando directamente la desigualdad. ¿Qué mejor que comenzar- literal- por casa?

Hoy la naturaleza nos golpea, y vemos con tristeza que- como siempre- son los más pobres los que lo pierden todo. Esto se suma a los muchos motivos por los cuales nos urge una política de vivienda social.

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