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Mauricio-Saravia

Castillo tiene las de ganar

"Hoy tenemos un Congreso con un vicepresidente vacado por condena judicial y un violador que sigue votando bien peinado."

Se abre el segundo año de gobierno con un presidente reloaded. Es el Castillo II, el que nadie tenía en la agenda, el presidente encarador, que no deja que le pisen el poncho, el chotano pero que ya no te da la mano. Parao y sin polo te espera junto a Aníbal y a Alejandro, el trío fantástico. Con Montoya y Chero rogando por tener una chance.

¿Qué es lo que motivó el cambio tan grande en el presidente? Seguimos con esa interrogante, que es importante, pero avanzamos en el descubrimiento de lo que estaría significando. Ya ha dado varios pasos en esa dirección. Entonces, pensemos hacia dónde va.

Creemos que Castillo y su entorno de asesores han comprendido que siguiendo la ruta de la negociación y de los votos en el Congreso van a perder inexorablemente. No solo porque los votos son volátiles e inconstantes, sino porque el acoso judicial puede alcanzar también adherentes actuales. Al ser la política nacional un asunto individual y no partidario, mucho menos ideológico, entonces las voluntades son más frágiles. Ergo, primer punto, los votos de una potencial vacancia no se consiguen… por ahora. Mañana quién sabe.

En segundo lugar, pero con la lógica del punto anterior sobre la mesa, el presidente y su equipo necesitan un espacio social, una franja de respaldo, un soporte que se encuentre dispuesto a servirle de resistencia cuando vengan por él. Allí el objetivo no es polarizar, el objetivo es más bien resistir. Tener una franja movilizada que pueda servir de barricada, pero que además no pase por el sistema “oficial” es una salida que puede ser importante en el momento en el que la negociación termine. De allí el nuevo “aló Presidente” de reciente lanzamiento, donde el Premier ha recordado una oratoria inflamada y se lleva las palmas contratadas cada noche.

Por ello el espacio de “democracia directa” que el presidente quiere imponer desde la semana pasada no solo busca dar recursos a una parte de las organizaciones sociales -desde luego las que son afines a él- sino generar un discurso que las empodere y por lo tanto le sirvan de escudo popular cuando todo reviente.

Para eso, no solo cuenta con la billetera que desde el gobierno puede desplegar con generosidad, sino también con una red aliada que puede funcionar de manera importante en caso de necesidad. Las continuas reuniones y adhesiones de gobiernos locales incluso a nivel municipal le pueden dar una línea de defensa relevante. Recordemos que la campaña de Perú Libre no se hizo de manera tradicional, sino que fue de aglutinación directa. Pueblo por pueblo, caserío por caserío. Castillo está apelando a lo mismo, saltando la gran mesa de concertación y negociación. De hecho, no le interesa. Es claro que el Congreso y el Poder Judicial son instituciones prescindibles para él. Que además no entienden que mientras más polaricen con él más lo benefician.

Además, parece que Castillo ha entendido que una parte de la izquierda -y la parte del movimiento social que representa- morirán con él. Más que un acompañamiento crítico, lo que parece haberse establecido es una relación simbiótica entre Castillo y esa izquierda, que le acepta desde las sospechas de corrupción hasta el maltrato de los principios de la misma izquierda. Ya no es decepción lo que provoca, es más una sensación de molestia extrema que existan quienes se denominan de izquierda y están dispuestos a barrer la basura del presidente y guardarla en su alfombra.

Entonces Castillo apela a ese 20% que le es fiel y que aún considera que es una alternativa de cambio y popular. A la movilización social que puede generar. A lo que soporte una política de cemento sin control (ya anunció colegios y hospitales por doquier). Está construyendo frente a todos el argumento perfecto de la insurrección. Lo que llama la atención es que es la insurrección a su gobierno. En términos psiquiátricos, Castillo se desdobla y plantea su propio derrocamiento por ser parte del sistema que no funciona y a la vez el ascenso de un Castillo que gobierna de forma directa, sin intermediarios. Desde luego sin Poder Judicial, ni Legislativo, ni nada.

Esta estrategia requiere un poco más de lo que tiene para ser efectiva. Es imprescindible contar con una oposición inmóvil, sin ningún tipo de capacidad de acción y sin representación alguna. Esperen un poco… Es exactamente lo que tiene. Con al menos cuatro casos de sospechas severas de corrupción, la oposición prefiere aglutinarse en torno a declaraciones que le dio a un periodista extranjero que son tan torpes como inocuas, que a estas fundadas sospechas.

Resulta hasta ridículo que el Congreso haya gastado recursos y tiempo en investigar un fraude terraplanista que a lo realmente preocupante de esta situación. La hipótesis que se maneja es que Castillo no está solo en esto. Que la fuga de Silva no solo le conviene a él. ¿Qué podría decir el exministro sobre los congresistas y sectores favorecidos con su acción? Poco conversamos sobre eso. Durante la semana que pasó escuchábamos a Lourdes Flores gentilmente invitada por América TV pontificar sobre la solidez de la acusación por traición a la patria porque ofrecer mar a Bolivia es parte de los objetivos de la “patria grande”. Da pena ver cómo la antigua inquisidora de Alan García y congresista ejemplar se haya convertido en un ejemplo vivo de humor político. Lo que hacen las malas juntas y la necesidad de status quo. No aparece una posición consistente en el panorama y más bien todos parecen orientados a extender la temporada de circo.

El rol que Lady Camones jugará es tan importante como preocupante. Le ha bastado una semana de legislatura para demostrar que el cargo no solo le queda muy grande sino que no tiene una sola característica que permita pensar que será una gestión diferente a la de Alva. Detrás, desde luego Fuerza Popular y su efectiva labor en la sombra. Hay mucho de inteligente en la labor parlamentaria de los fujimoristas. Son la mano que mueve los hilos, pero sin apenas figurar. Solo el lapsus vacacionis de Nano y cada entrevista de la “tendera” Ramírez hacen cuestionar esa inteligencia en la acción.

Hoy tenemos un Congreso con un vicepresidente vacado por condena judicial y un violador que sigue votando bien peinado. Acá no pasó nada y el tiempo todo lo cura son sus canciones favoritas. Que las baila sin problemas en el Palacio Legislativo.

Quien decidió meterse de cabeza al juego político fue la Fiscal Benavides. Al más puro estilo de Harvey Dent se inflamó de valor para impulsar la investigación judicial al presidente mediante un, hay que señalarlo, equipo muy eficiente que desde la fiscalía y la PNP trabajan de la mano. Objetivo Castillo se llama la película. Pero también como el fiscal Dent, parece que la moneda da cruz cuando se trata de otros casos. La salida de al menos cinco fiscales de casos complejos, varios de ellos dejando testimonios muy preocupantes, manchan por completo su intención moral. Lo peor, el blindaje descarado, deshonesto, impune, que está dando al caso de su propia hermana. Que ella misma disculpa diciendo que no se relaciona con el caso Cuellos Blancos. ¡Pero es su hermana, fiscal Benavides! ¡se le acusa de cobrar 100 mil dólares a acusados de delitos muy graves por limpiar sus casos! Silencio de la prensa grande. Silencio asqueante de la prensa grande. Silencio convenido de la prensa grande.

Por otro lado, desde algunas neo-organizaciones sociedad civil se prefiere plegarse a la validación de la acción de la Fiscal de la Nación con tal de sacar a Castillo. Preocupa por ejemplo que se salude la acción de apoyo a Benavides del sábado, pese a que ya se tiene pleno conocimiento de lo turbio de su acción. Preocupa que organizaciones como Transparencia, a través de algún miembro de su Comité Consultivo, esté apoyando iniciativas de esta naturaleza. La corrupción es una. No sirve relativizarla.

En este nuevo período, Castillo ha decidido jugar el todo por el todo por una estrategia que anule a los actores tradicionales de la acción política. Se siente más cómodo yendo a una estrategia más horizontal. Allí tiene todas las de ganar. Pero con adversarios que demuestran que la sinapsis es una palabra aún desconocida, no sólo tiene todas las de ganar, sino que lo dejan tener una ventaja de varios cuerpos.

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Congreso de la República, Pedro Castillo

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