Liz Meléndez - Sudaca.Pe

Presidente Castillo, la igualdad de género es una agenda urgente.

Estamos viviendo un momento histórico, el 28 de julio juramentará como presidente Pedro Castillo Terrones; un líder del Perú profundo, un profesor de escuela, hombre andino y rural. Que esta sea la figura del Bicentenario, tras un proceso plagado de racismo, clasismo y actitudes antidemocráticas, es simbólico y significativo, representa una gran oportunidad a la vez que implica una gran responsabilidad.

Al presidente electo no le vienen tiempos fáciles, eso lo sabemos todos/as; sus opositores/as no dudarán en ponerle cientos de obstáculos en el día a día, lo cual no sólo es mezquino, sino que abonará a la crisis que ya vive el país a nivel económico, político, sanitario y social. Por ello, Pedro Castillo, debe tener claridad que su tarea es promover cambios y sacar adelante al país en democracia, haciéndole frente al enojo de sectores autoritarios que han visto amenazados sus intereses y cuya rabia, plagada de violencia racial, ya no se oculta.

En este contexto, debe concentrarse en tejer alianzas con sectores democráticos, dialogar con los movimientos sociales y no dejar ni un atisbo de duda sobre su honestidad y buenas intenciones separándose de figuras vinculadas a hechos de corrupción, de esta forma podrá dar mayor sostenibilidad a su mandato.

Parte de la agenda urgente que debe atender y que es constantemente recordada por el movimiento feminista y de mujeres es la lucha contra la discriminación y la violencia de género.  Una democracia real se construye promoviendo los derechos humanos y los derechos de las mujeres y de la población LGBTIQ+ son derechos humanos.

Es fundamental que, en el corto periodo de transición, que ya se ha iniciado, tome especial interés en conocer no sólo la problemática sino además los avances que tiene el Estado para promover la igualdad de género y una vida libre de violencia.

Son muchas las acciones pendientes, pero, para empezar y durante sus primeros días puede: garantizar la continuidad del Ministerio de la Mujer, fortaleciendo su rectoría en materia de igualdad de género; comprometerse con la mejora de los servicios de atención a la violencia de género para que las víctimas y sus familiares del área urbana, rural y amazónica encuentren una adecuada respuesta del Estado; pero, además,  debe promover la implementación de los lineamientos estratégicos para la prevención de la violencia de género, como medida para avanzar hacia un cambio sociocultural a largo plazo.

De otro lado, debe promover la paridad en el Estado, empezando por designar un gabinete paritario, con profesionales comprometidos con la democracia, los derechos humanos y la igualdad.

Muchas feministas y defensoras de los derechos de las mujeres le dieron un voto crítico y vigilante, por lo que estaremos atentas para no permitir retrocesos, convencidas que una democracia real debe tener como uno de sus pilares la igualdad.

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igualdad de género, Pedro Castillo

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